A Cecilia García Arocha
"Chávez debe dejar la presidencia. Y Venezuela liberarse para siempre de sus lacras. Nunca jamás pervertidos como Chirinos o Fuenmayor Toro – chavistas de la primera hora - deben llegar a los más altos cargos de nuestra vida académica. Es hora de devolverle la moralidad, la grandeza, la honra y el orgullo a una Nación ultrajada por la barbarie."
Antonio Sánchez García
Noticiero Digital
Chirinos y Fuenmayor:
La militancia del filósofo alemán Martín Heidegger en el Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), el partido de Adolf Hitler, al que perteneciera hasta el fin de la guerra, en 1945, y el rectorado de la Universidad de Marburg que asumiera desde abril de 1933 a abril de 1934, han pesado como una loza sobre su figura y su obra filosófica. Sin ninguna duda, una de las más grandes y trascendentales construcciones teóricas del siglo XX, del que bien puede ser calificado como el más grande pensador.
Recuerdo su caso, particularmente doloroso pues testimonia del fracaso de la moral y la razón ante la barbarie nazi, al enterarme del encarcelamiento del historiador Luis Fuenmayor Toro, ex rector de la principal universidad del país. Los motivos no alcanzan la monstruosidad de las causas que mantienen en prisión a Edmundo Chirinos, a quien sucediera en el ejercicio de su cargo, pero contienen los mismos ingredientes de perversidad, inmoralidad e indecencia propios de seres marginados de la educación y la cultura: la violación de menores, incluso de un propio hijo, de mujeres indefensas sometidas a la lujuria del delincuente y el asesinato. Son casos de criminales pervertidos, que hicieran del abuso sexual norma de conducta y motivara a uno de ellos a cometer el máximo de los delitos condenados desde nuestra milenaria tradición bíblica.
Edmundo Chirinos ocupa entre los años 1984 y 1988 el mismo cargo de la misma universidad que ocupara en 1827 uno de nuestros más honorables y distinguidos académicos, el doctor José María Vargas, presidente de la república. Cargo que Chirinos obtuviera con el respaldo del Partido Comunista de Venezuela. Partido con el que también contara quien le sucede, Luis Fuenmayor Toro, quien ejerce el rectorado desde 1988 hasta 1992. Ambos rectores fueron fichas del PCV y la ultraizquierda venezolana. Hoy en el Poder.
¿Es casual que ambos personajes, culpables de delitos de similar naturaleza y asociados al mismo partido político, ocupen el más alto cargo de la vida intelectual y académica del país mientras éste sufre el más grave quebranto de su institucionalidad, se ve sacudido por un motín sangriento que arrastra al país por el despeñadero y culmina el primer embate hacia la toma del Poder de quienes hacen realidad sus aspiraciones ideológicas y políticas con un golpe de Estado que hiere para siempre la institucionalidad democrática y abre las compuertas al asalto de la barbarie?
¿Es casual que Chirinos, Fuenmayor Toro y el tercer rector de la serie de personajes vinculados al Partido Comunista de Venezuela que asume el rectorado entre 1996 y el año 2000, Trino Alcides Díaz, acompañen la irrupción del deslave social del 27F, la emergencia del golpismo el 4F, el rompimiento del hilo constitucional con el derrocamiento de CAP y el triunfo electoral del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías?
Sin duda de ninguna especie, estos tres rectores, puestos en el cargo gracias al PCV y el conjunto de la izquierda venezolana y sus compañeros de ruta, si es que no tienen personal incidencia en los hechos mencionados, los avalaron, los respaldaron, los justificaron y, muchísimo más importante, crearon las condiciones ideológicas que ahondaron la crisis social del país y profundizaron la decadencia ética y moral que permitieron la destrucción de la democracia venezolana.
Muchos de quienes los acompañaron en los consejos rectorales y en el cuerpo de profesores correspondientes han provisto de cuadros al régimen en su avance totalitario. Giordani es el arquetipo perfecto de esta pervertida dialéctica de la colaboración de la vieja UCV con el castrismo imperante. Esa UCV fue la consentida del golpismo marxista mientras incubó la barbarie. Hoy, recuperada por la integridad nacional y foco de la contestación libertaria y de la reconstrucción moral del país, se ha convertido en la principal enemiga del régimen. Sufre el mismo castigo que las gobernaciones y alcaldías que no se someten a la humillación de la barbarie. El asesinato por inanición.
Chávez debe dejar la presidencia. Y Venezuela liberarse para siempre de sus lacras. Nunca jamás pervertidos como Chirinos o Fuenmayor Toro, – chavistas de la primera hora - deben llegar a los más altos cargos de nuestra vida académica. Es hora de devolverle la moralidad, la grandeza, la honra y el orgullo a una Nación ultrajada por la barbarie.
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