SOBRE COLOMBIA Y VENEZUELA
Somos una misma nación aunque contenida en dos repúblicas
independientes, cada una con sus particulares características. Como ha sido
dicho, se puede ir de Caracas a Bogotá sin salir de la patria de Bolívar.
Lo ideal es que las relaciones sean siempre armónicas y los intereses
complementarios. Trabajar en esa dirección es lo correcto, sin sacrificar
asuntos fundamentales de las partes. La historia marca momentos difíciles
y contradicciones serias, enfrentamientos graves y menores, resentimientos
y recelos que deben ser definitivamente superados. Pero, hay asuntos
pendientes de enorme trascendencia.
El embajador Rafael Monsalve Castilla, nos recuerda la necesidad de
precisar lo relativo al Golfo de Venezuela. En el año 2009 se filtró un
memorando de Nieves-Croes, integrante de las Comisiones Presidenciales
sobre el tema, denunciando una suerte de pre-acuerdo sin mayores
precisiones. El punto no aparece en la agenda de las nuevas Comisiones
designadas, pero el 2 de noviembre de 2010, en declaraciones de los
presidentes Santos y Chávez, se habla de acciones conjuntas de exploración
y explotación en el Golfo y la Guajira “…de los campos maduros de
occidente” que incluyen además la cuenca Apure-Barinas y la Faja
del Orinoco. Según el criterio de Alfredo Michelena (Revista ZETA),
exsecretario ejecutivo de la Comisión Presidencial de Asuntos Fronterizos,
se estaría resucitando la tesis del condominio propuesta por el presidente
López Michelsen, rechazado a mediados de los setenta. Nadie explica, pero
las interrogantes crecen.
Muchos nos preguntamos si esta actitud del gobierno venezolano tiene
que ver con el tema de la seguridad fronteriza y las actividades en
nuestro territorio de la narcoguerrilla de las FARC y de algunos de sus
protagonistas. El punto fue denunciado con indicios y evidencias de suma
gravedad por el presidente Uribe. Sin embargo, ha sido silenciado por
los “nuevos mejores amigos”, en un marco extraño de relaciones cuyo
desarrollo no conocemos bien, ni en lo político, ni en lo económico, ni en
lo relativo a lo del Golfo y otros asuntos pendientes. Por ello planteamos
el tema con ánimo de recibir respuesta clara y definitiva. Esto no es juego.
Civiles y militares estamos pendientes. Ante el silencio las dudas se
multiplican y las sospechas pueden convertirse en convicciones terribles.
Buena parte del problema está en que el régimen no es confiable para la
Venezuela decente. Es chantajeable. Jamás había sido más precaria la
defensa tanto de la soberanía nacional, hoy interferida desde distintos
frentes, como la integridad territorial de la República. Los hechos están a la
vista. Son públicos, notorios y comunicacionales.
Lo más probable es que las autoridades callen. Pero la representación
democrática en la Asamblea Nacional debería tomar las banderas de la
dignidad y plantear un debate a fondo sobre la naturaleza y situación de las
actuales relaciones con Colombia. Sin prejuicios, pero con la firmeza que
las circunstancias exigen.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 14 de marzo de 2011
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