Notificación de la muerte del Libertador. Por: Eumenes Fuguet Borregales

*Eumenes Fuguet Borregales (*)*
El 8 de mayo de 1830 el Libertador se dirige desde Bogotá hacia Cartagena,
para concluir su último desplazamiento terrenal en Santa Marta, adonde
llega el 1ro de diciembre, recibirá las gentiles atenciones del español
Joaquín de Mier y Benítez, dueño del buque "*Manuel"* que lo trasladó desde
Barranquilla hasta Santa Marta, alojándolo el 1ro de diciembre en *la Casa
de la Aduana, *también de su propiedad, luego el 6 de diciembre en la
hacienda- ingenio *San Pedro Alejandrino*. El día 10, en horas de la noche,
con cierta lucidez, nuestro agobiado paisano, dicta su *Testamento* y
su *Última
Proclama*. El 17 de diciembre, a la una y siete minutos de la tarde exhala
su último aliento, elevándose a la posteridad *cual "Caballero Andante de
la historia*" la dimensión de su obra y de su pensamiento se hace doctrina
y desde entonces no tendrá fronteras, se hará universal y cada vez más
vigente. A través de su gloriosa vida en sus acciones y escritos, Bolívar
manifestaba un axioma*: el hombre superior se distingue por el valor para
arrostrar el peligro, la inteligencia para vencer, el amor a la Patria y el
repudio a la tiranía.* Cuántos caminos cuántos senderos cuántos horizontes
nos ofrecen la vida de nuestro egregio caraqueño, a quien Cecilio Acosta
llegara a resumir en diez palabras: *"La cabeza de los milagros, la lengua
de las maravillas*". La obediencia y la disciplina eran otros de los
principales pilares de su pensamiento y acción; de su enseñanza y de sus
actos de comando. Predicaba "*tener una conducta recta y dejar al tiempo
hacer prodigios*". En otra oportunidad sostenía: *"Mi país se ha libertado
porque ha habido unidad y obediencia, no siempre voluntarias, pero siempre
constantes*". Tenía el don de la persuasión y sabía inspirar confianza; a
esas cualidades se deben en gran parte los asombrosos triunfos que obtuvo
en circunstancias tan difíciles, que otro hombre sin esas dotes y sin su
temple de alma se habría desalentado; unos capitanes salían a conquistar,
en cambio Bolívar atravesaba fronteras para llevar el pan de la libertad y
nunca los negros pendones de la tiranía ni de la esclavitud; abandonando
todo por ser útil a la América, nos dejó como una orden permanente*: "El
que lo abandona todo por ser útil a su país no pierde nada y gana todo
cuanto le consagra*". Su preocupación por la problemática educativa fue su
afán. Nos indica en el Congreso de Angostura que*: "Moral y Luces son
nuestras primeras necesidades"*. El más grande de los venezolanos contaba
cuarenta y siete años, pesaba a la hora de su muerte treinta y siete
kilogramos, al momento de enterrarlo hubo que ponerle una camisa prestada
del ilustre general José Laurencio Silva; la tumba la facilitó la familia
Díaz Granados en la Catedral de Santa Marta, frente al altar de San José;
el sencillo féretro obra del carpintero Diego Soto, elaborado con seis
tablas y quinientos clavos; la lápida colocada meses después, donada por el
capitán Joaquín Márquez. Juan Francisco Martín, prefecto de Cartagena de
Indias, "La Heroica", emitió sentido documento para dar a conocer la
infausta noticia.
PUEBLOS DEL MAGDALENA
*Penetrado del más acerbo dolor, lleno hoy el más triste deber, el "Padre
de la Patria" ya no existe... ¡Las calamidades públicas y la horrible
ingratitud de sus enemigos, le han conducido al sepulcro el 17 del
corriente. Él ha muerto víctima de su consagración a la Patria; un fin
prematuro ha sido el premio de sus heroicos sacrificios, y las lágrimas de
sus fieles amigos y el tardío arrepentimiento de sus gratuitos enemigos no
podrían ya volver a la vida, al que tantas veces la dio a Colombia. La
lápida que cubre sus restos venerables lo separa para siempre de nosotros,
en los momentos que el grito nacional le vindicaba, llamándolo como la
única esperanza de la Patria. La muerte nos lo arrebata y el cielo ha
recibido ya al benefactor de un mundo ¡CIUDADANOS! El Libertador os ha
consagrado hasta los últimos instantes de su preciosa existencia, oíd su
voz y respetemos con santo recogimiento sus postreros deseos que deben ser
una ley sagrada para nosotros y desgraciados si llegamos a violarla: la
ruina nacional sería el más infalible resultado y Colombia terminaría su
existencia con la de su ilustre fundador. *
*CIUDADANOS: El Libertador, al dejarnos para siempre, nos encarga que nos
unamos, que trabajemos todos por el bien inestimable de la unión y
obedezcamos al actual gobierno para libertarnos de la anarquía.
Correspondamos pues a su encargo, marchemos unidos y juremos sobre su
tumba, ser fieles a los deseos que le inspiraron sus últimos votos por la
felicidad de la Patria; así honraremos su memoria y satisfaremos una
inmensa deuda de gratitud. *
El escritor y pensador uruguayo José Enrique Rodó nos sintetiza la vida y
obra del Libertador de seis naciones*: "Grande en el pensamiento, grande en
la acción, grande en la gloria, grande en el infortunio, grande para
magnificar la parte impura que cabe en el alma de los grandes, y grande
para sobrellevar en el abandono y en la muerte la trágica expiación de la
grandeza. *
*(*) Gral. de Bgda. eumenes7*