CRONICA DE UNA HUELGA HISTORICA
Hace exactamente un mes, tres estudiantes de la Universidad de Los Andes se acostaron en pleno piso a las afueras de la sede del PNUD en Caracas, anunciando el inicio de una huelga de hambre que según dijeron en ese momento, no terminaría hasta que sus exigencias relativas a la situación presupuestaria de las universitarias, no fueran cumplidas en su totalidad por el Gobierno.
Ese día se inició una guerra de nervios para los jóvenes liderizados por Vilca Fernández, secretario general de FCU-ULA, estudiante de Ciencias Políticas, de padres peruanos nacido en Venezuela no exactamente en clase oligarca y cuya delgada contextura física, propia de su dieta vegetariana, no auguraba éxito a la proeza. El trío lo completaban Alirio Arroyo estudiante de Economía y César Rojas, de Humanidades.
Como vocera desde el primer día, se presentó Gabriela Arellano, estudiante de Historia, nacida en el Táchira dentro de una familia muy humilde. Los cuatro jóvenes gestores de la huelga, pertenecen al Movimiento 13 de Marzo.
Las presiones para los huelguistas comenzaron la misma noche en que iniciaron la protesta y provenían de los abogados que sirvieron de negociadores en la huelga de la OEA que se realizó por la libertad de los presos políticos. Sus argumentos se basaban en que el ministro del Interior, Tarek El Aissami les había advertido que si no se levantaba la huelga del PNUD el Gobierno no cumpliría con las liberaciones que había prometido.
Fueron días difíciles para estos universitarios de la ULA enfrentados históricamente con El Aissami y lo que él representa, desde sus tiempos de dirigente estudiantil. Las presiones aumentaron en intensidad y diversidad, pero los jóvenes resistieron a pesar de que no contaban con logística y los primeros días fueron a la intemperie.
Los medios radioeléctricos, a diferencia de la prensa escrita, no le dieron cobertura a la huelga durante la primera semana. Ese incluso fue uno de los argumentos de sectores políticos de oposición para convencerlos de declinar la protesta, pero la respuesta contundente de los estudiantes fue: “No estamos aquí para salir en televisión. Ese no es nuestro objetivo. Esta lucha no es mediática. Es en la calle. No queremos show”.
El miércoles 2 de marzo se incorpora a la huelga el primer estudiante de la UCV, Jesús Alberto Busaín y con esto se da inicio a la alianza de toda la comunidad universitaria nacional: ULA, UCV, UPEL, LUZ, Universidad de Carabobo, UDO, Unillez, IUTE Los Andes y otras.
El martes 15 de marzo, se convocó a una marcha hasta la Asamblea Nacional para entregar el pliego de peticiones de los universitarios y eso dio paso a otro de los momentos difíciles de rebasar para los huelguistas cuando el propio Hugo Chávez en combinación con el Ministro Andrés Izarra, promueven un debate entre estudiantes oficialistas y opositores, para de esta manera restarle atención y fuerza a la marcha. La presión sobre los huelguistas para que aceptaran el debate provino de todos los sectores pero se mantuvieron firmes en que lo acordado era una marcha hasta la AN. Y punto. El Gobierno hizo una cadena con un debate en el que las sillas previstas para los representantes de los huelguistas quedaron vacías y la marcha se dio con éxito.
Pasaban los días y el Gobierno no daba respuesta. Voceros del Régimen atacaban la huelga dando a entender que no cederían pero enviaban mensajeros a la sede del PNUD para intentar ablandar a los jóvenes, pero éstos no cedían insistiendo que sólo conversarían cara a cara con la Ministro Yadira Córdoba.
En privado los jóvenes recibían llamadas permanentemente instándolos a levantar la protesta que según algunos “no llegaría a nada porque el Gobierno había decidido dejar morir la huelga como hizo con la Plaza Altamira”. Pero la consigna era seguir hasta el final, aunque éste fuera adverso a sus propias vidas.
Los mecanismos de inteligencia cubanos no estuvieron ausentes durante el mes de huelga. Un equipo de apoyo logístico de los huelguistas fue grabado en un hotel “sin estrellas” de Caracas dónde se alojaban, y el video fue difundido en Venezolana de Televisión como forma de amedrentamiento sicológico. También grabaron a uno de los jóvenes que no estaba en huelga comiéndose un cachito de jamón detrás de la carpa y lo difundieron como si fuera uno de los huelguistas rompiendo la protesta a escondidas. Cientos de cuentas twitter fueron creadas especialmente para desacreditar a los huelguistas. Pero nada de esto los sacó de su objetivo.
Hubo muchos días que pasaron sin novedad y que daban a entender que el Gobierno estaba dispuesto a dejar morir de mengua la huelga.
El día que Vilca Fernández se cosió los labios el país entendió que los jóvenes iban en serio y para este momento ya había medio centenar sumado a la huelga de hambre.
Los jóvenes demostraron que no creerían en palabras sino en compromisos firmados, cuando a pesar de que Hugo Chávez en cadena prometió -sin mencionarlos- todo lo que ellos exigían, no levantaron la huelga. El lema desde un comienzo y hasta el final fue “Nuestra dignidad no se negocia”.
Esto trajo nuevas presiones al grupo pues sectores opositores los conminaban a levantar la huelga pues Chávez ya había hablado. La respuesta a esto, fue que el líder Vilca Fernández se cosió los labios en señal de radicalización de la protesta: “O hay acuerdo firmado o no levantamos la huelga”.
A pesar de que parte de las peticiones se referían a los beneficios contractuales de los profesores, sólo dos de ellos se sumaron físicamente a la huelga: Laura Toro Luciani y Alba Avila.
Del lado oficialista también se sintió la presión al punto de que la Ministra Yadira Córdoba cayó enferma y la responsabilidad quedó en manos de la OPSU.
Entró entonces en acción la Fiscal General Luisa Ortega Díaz amenazando cárcel al médico que le habría hecho la sutura a Vilca. La respuesta a esto fue que dos jóvenes mas se suturaron los labios.
Una vez desbordado el conflicto, Chávez le exige al Ministro del Interior que entre a discutir con los estudiantes. Tarek se niega a sentarse con sus enemigos históricos, los militantes del Movimiento 13 por lo que diputados de la MUD que se iniciaron en la política como dirigentes estudiantiles, sirvieron de mensajeros de éstos, con la línea estricta de que debía firmarse el acuerdo con todas las exigencias incluídas. Ni mas ni menos.
Mientras los diputados Stalin González, Miguel Pizarro, Ricardo Sánchez, Angel Medina y Andrés Avellino sostenían la posición de los huelguistas frente al Régimen, los jóvenes avanzaban en la protesta y resistían. Una infeliz declaración de Nicolás Maduro contra los huelguistas coincidió con el día en que una jovencita de apenas 18 años, Gabriela Torrijos se cosió sus labios y su madre le hizo un llamado valiente a Hugo Chávez. Ese día, el viernes, el Gobierno envió un borrador del acuerdo final a los huelguistas que pelearon hasta el último punto que el Régimen se negaba a firmar, referido a los beneficios de los profesores.
Gabriela Arellano, vocero de los huelguistas anunció pasada la medianoche del viernes para el sábado el levantamiento de la huelga, tras la firma de compromiso del Gobierno de todos los puntos exigidos durante un mes. La joven dejó claro entre otras cosas que al firmar el convenio el Gobierno reconoció que había fallado en todos los puntos y que a pesar de ello, casi deja morir a los huelguistas que exigían lo justo. Los calificó de fascistas e incapaces. Arellano advirtió que seguirán en la calle y la huelga del PNUD no sólo logró lo obvio, sino la unificación de la comunidad universitaria a nivel nacional, que ha rebasado la mas dura prueba en 12 años de un Gobierno que vuelve a ser derrotado por las universidades
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