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La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.

Frases de dictadura.

Frases de dictadura.
"Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”. Marqués de Lafayette.

Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014

jueves, 10 de junio de 2010

La segunda vuelta- Fernando Londoño Hoyos


Dicen que nunca fueron buenas las segundas partes y a propósito cabe sostener que tampoco serán buenas las segundas vueltas. Sobre todo como cuando ahora se va perfilando la peligrosa idea de que no servirán para nada. Juan Manuel Santos se ve elegido Presidente, Mockus y sus verdes irremisiblemente derrotados. Entonces, ¿para qué tanto ajetreo?

Sabiendo que remamos contra la corriente, intentaremos demostrar que esta segunda vuelta tiene trascendental importancia y que restársela al debate hará muy difícil la situación de Santos, precario su mandato y frágil desde el inicio la coalición que se está formando a su alrededor.

La teoría del Mandato Claro fue diseñada por un candidato que no lo obtuvo nunca, y tal vez por eso, entre muchas otras cosas, su Gobierno fue de los más grises que el país recuerde. Alfonso López Michelsen pidió que votaran por él clamorosamente, para que su Gobierno gozara de inequívoco respaldo popular y de un gran prestigio moral. Que no lo obtuviera López, nada dice contra la tesis, sino que la confirma. Porque esos cuatro años fueron tan desabridos como la votación que les abrió camino. En lugar de entusiasmo, disciplina partidista a regañadientes, en lugar de fe, conformismo y a cambio de abrumadoras mayorías, apenas las suficientes para que nadie protestara la elección.

A Juan Manuel Santos hay que darle un Mandato Claro, entre otras cosas para que no quepa la disculpa de que fueron difíciles sus obras por las limitaciones del voto popular a su favor. Votar mucho equivale a comprometer mucho y eso hay que hacerlo con cualquiera que pretenda gobernar. Nada menos inteligente que cumplir el requisito de conformar una mayoría sin definir su magnitud. No importa por cuánto gane Santos. Lo que importa es que voten por él no menos de diez millones de colombianos. Ese respaldo, que no habrá otro momento para manifestarlo, es la medida de la autoridad que Santos tendrá y una referencia clara sobre el poder que ejercerá sobre los intereses políticos que se acercan a su campamento.

Santos no puede ser elegido apenas como forma de respaldo a Uribe. Desde luego que ello va implícito en el favoritismo de que goza. Pero si a eso se limita, habremos cerrado cuentas con el pasado, pero no le habremos abierto las puertas al porvenir. Y eso sería desastroso. Santos no será Presidente por los ocho años que quedaron atrás, sino para los cuatro venideros. Y la tarea por ejecutar será inmensa, como las esperanzas de los colombianos, y también como el tamaño de sus apremios y necesidades. Consolidar la paz, devolvernos al crecimiento del 7% anual, explotar la inmensa oportunidad que tenemos para convertirnos en potencia agrícola, pagar la vieja deuda de Colombia con su infraestructura e insertarla en la modernidad, no son asuntos menores. Y todos quedan en manos de Santos. Sin concesiones. Sin evasivas. Sin dilaciones.

Nos preocupa que la debilidad de los verdes sea disculpa para una votación mediocre. Mockus tiene el destino de todos los que no son capaces de definirse. Y esa es la triste condición de todos los de centro. Donde generalmente habita la mayoría y no desde ahora, sino desde el momento en que el pueblo fue capaz de reflexionar sobre política, esto es, desde la Revolución Francesa. El centro estuvo con la Gironda y por lo mismo con la Monarquía Constitucional. Luego lo empujó el jacobinismo hacia la izquierda, y votó por la muerte del Rey. Después se quedó con Robespierre y mandó a los jacobinos al cadalso. Y terminó guillotinando a Robespierre. Entonces, ya estaba lista para lo que vendría. Y lo que vendría fue Napoleón. El Centro es un pobre diablo que se va con cualquiera, que es el que define, el que manda, el que impera.

Vamos a votar por Santos. Pero no en la medida en que necesita para ganar. Vamos a votar por Santos para consolidar una formidable mayoría política que le abra a Colombia la senda de su grandeza. Nada menos que eso. Y ese enorme desafío, bien vale para sacrificar una hora del domingo 20.

Fernando Londoño Hoyos
Junio 8 de 2010
Lapatria.com

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