Chávez ha mantenido un perfil relativamente bajo en los últimos tiempos - no ha habido grandes giras mundiales, no hay discursos incendiarios en las Naciones Unidas. La administración Obama, que una vez prometió "comprometer" el caudillo venezolano, está más bien tranquila ignorándolo.
Hay una razón simple para esto: la implosión del autodenominado por Chávez "socialismo bolivariano" se está acelerando.
Las cifras presentadas durante el martes por el Banco Central controlado por Chávez presentan una economía en total divergencia con el resto de la región - y tal vez única en el mundo en el grado de malestar actual. El producto nacional bruto cayó un 5,8 por ciento en el primer trimestre, mientras que la inflación se mantuvo en 30 por ciento. La inversión privada se desplomó un 27,9 por ciento mientras el capital sigue huyendo del país.
Los economistas privados sospechan que la contracción económica es aún peor que lo que las cifras oficiales reconocen. Pero vamos a suponer que son correctas. El colapso de Venezuela se compara con las tasas de crecimiento trimestral del 8 por ciento de Brasil, Argentina y México. Supera con comodidad el colapso de Grecia, que se contrajo un 3 por ciento en el primer trimestre.
La inflación en Caracas es el triple de la tasa próxima más alta de la América Latina (Argentina) y es más del doble que el de la economía mundial más próxima (Pakistán) entre los 56 seguidos por el sitio Web del Economist. Incluso Zimbabwe, que solía ser examinado como el peor caso económico del mundo, se ve bien en comparación con Venezuela: que espera un crecimiento del 6 por ciento este año, mientras que la inflación es inferior al 5 por ciento.
En resumen, la recuperación económica se está afianzando en todo el mundo - excepto en la Venezuela de Chávez.
Cuando señalé en enero que la revolución de Chávez se derrumbaba, un coro de bloggers de izquierda se alzó en protesta.
Los extremistas entre ellos afirman que Venezuela está haciendolo mejor que el resto del mundo, porque Chávez (versión loca) está destruyendo al malvado capitalismo o porque (versión un poco menos loca) la implosión de Venezuela es irrelevante para el resto de la región.
Pero, por supuesto, Venezuela es en realidad el proveedor de la comida - y las medidas desesperadas de Chávez para detener la caída libre sólo están empeorando las cosas. Por ejemplo, hace un par de semanas, abolió abruptamente el mercado de divisas privadas, que suministraba los dólares al 30 a 40 por ciento de las importaciones de Venezuela. La tasa de cambio dólar estaba en alza, por lo que el gobierno arrestó a un grupo de operadores de divisas y anunció que las ventas de dólares a partir de ahora serian controladas exclusivamente por el Banco Central. El resultado es que casi seguro será otra drástica disminución de las importaciones, el agravamiento de la ya generalizada escasez de los alimentos y bienes de consumo básico, y la creación de un nuevo mercado negro de dólares.
Y, por supuesto, la implosión del socialismo enlatado de Chávez es importante para el resto de América Latina. No es sólo que la administración Obama ya no necesita preocuparse por el hombre fuerte, ya que él está haciendo un excelente trabajo de auto-destrucción. Es que los clientes e imitadores de Venezuela - especialmente Bolivia y Nicaragua - podrían perder ambos los subsidios y el sustento ideológico de Caracas. El intento de una década de Chávez para crear un bloque de países de ideas afines en la región está por el suelo.
La evaluación de la popularidad del caudillo en toda América Latina está ahora por debajo del 40 por ciento, y su apoyo en Venezuela ha caído por debajo del 50 por ciento. Con unas elecciones a la Asamblea Nacional que vienen este otoño, se ha recurrido a la táctica iraní de descalificar a destacados opositores. El tratará de robar la elección, y si eso no funciona, intentará despojar a la legislatura de su poder.
No importa: Chávez parece incapaz de detener la desintegración de la economía de Venezuela - y con él, su "revolución." Él quedará con una opción: entregarse a un creciente descontento de su país, o gobernar totalmente con la fuerza.
By Jackson Diehl
"The Washington Post
Traducción libre
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