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Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.

Frases de dictadura.

Frases de dictadura.
"Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”. Marqués de Lafayette.

Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014

viernes, 9 de diciembre de 2011

DOCUMENTAL DE UNIVISIÓN La amenaza Iraní - La conexión mexicana - La infiltración en Irán - La conexión venezolana

La noticia le dio la vuelta al mundo en octubre pasado: el gobierno de
Estados Unidos había frustrado un plan de ciudadanos iraníes para
matar en Washington D.C. al embajador de Arabia Saudita.
Uno de los acusados, bajo órdenes de las fuerzas especiales de Irán,
viajó a México a fin de contratar sicarios del cartel “Los Zetas” para
que ejecutaran el atentado, según los cargos.
Mucho antes de que esta operación se diera a conocer, en México se
preparó un plan igual de alarmante, pero hasta ahora desconocido:
atacar masivamente los sistemas informáticos del gobierno de Estados
Unidos y eventualmente realizar una ofensiva física, según dijeron a
Univisión personas que asistieron a las reuniones.
De acuerdo con grabaciones y testimonios obtenidos por Univisión,
diplomáticos de Irán y Venezuela, con el apoyo de la embajada de Cuba
en la capital mexicana, presuntamente promovieron y financiaron un
plan de sabotaje masivo de los servidores de la Casa Blanca, el FBI,
el Pentágono y de varias plantas nucleares de Estados Unidos. También
se contempló la posibilidad de ataques armados, según los testigos.
El sabotaje cibernético contra Estados Unidos desde México es solo un
capítulo del historial secreto de Irán en su ofensiva cultural,
militar y de negocios en América Latina.
Los frustrados asaltos informáticos fueron denunciados por estudiantes
y ex profesores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
que se infiltraron en los círculos diplomáticos haciéndose pasar por
hackers o piratas cibernéticos.
Univisión tuvo acceso a decenas de horas de audio y video grabados por
los jóvenes.
“Los objetivos del plan que se discutieron fueron atacar en primera
instancia de manera cibernética a los Estados Unidos y posteriormente
hacerlo de manera física”, explicó Juan Carlos Muñoz Ledo, un mexicano
experto en informática que dirigió la infiltración de los
diplomáticos. “Eso era lo que querían propiamente tanto las embajadas
de Irán como la de Venezuela”.
Muñoz dice que la idea del ataque cibernético salió de la embajada de
Cuba y posteriormente fue presentada a las embajadas de Irán y
Venezuela para su aprobación.
El embajador de Irán en México entre 2007 y 2010, Mohammad Hassan
Ghadiri, confirmó que se reunió con los mexicanos y que propusieron un
ataque cibernético pero negó rotundamente que haya aceptado participar
en el complot.
“Si ellos han propuesto esto y nosotros hemos dicho esto no es nuestro
trabajo. Hemos rechazado”, dijo Ghadiri. “Ellos fueron unos
infiltrados para proponer cosas así. He dicho que no somos interesados
porque no tenemos interés en hacer esas cosas,” agregó el diplomático.
“Me parecieron agentes de la CIA”.
Pero esta grabación sugiere que Ghadiri sí estaba interesado en
objetivos específicos.
- Ghadiri: Ahora es muy importante saber qué tienen en mente, atacar a
Irán o no, la defensa nuclear de ellos.
- Muñoz: El profesor nos pidió ubicar las centrales nucleares en los
Estados Unidos.
- Ghadiri: sí, es muy importante, instalaciones militares y no militares.
- Muñoz: Tenemos que preguntarles qué empresas podemos atacar, porque
sus sistemas son muy débiles en comparación con los militares, los de
la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional. Es muy fácil de entrar, y
como una metáfora, poner una bomba.
- Ghadiri: Una bomba digital.
- Muñoz: Sí, una bomba digital.
Las grabaciones muestran también al actual cónsul de Venezuela en
Miami, Livia Acosta, recibiendo y pidiendo información sobre los
servidores de plantas nucleares de Estados Unidos. Cuando ocurrieron
los hechos, Acosta se desempeñaba como agregada cultural de Venezuela
en la embajada de México.
- Muñoz: …Se les dieron las ubicaciones de todas y cada una de las
plantas nucleares en Estados Unidos.
- Acosta: Ah mira, eso está bueno.
- Muñoz: Y no solamente eso sino las claves, falta una sección.
- Acosta: Pues eso también deberías dármelo a mí.
- Muñoz: Si, si, no, si, si, si.
- Acosta: Pa' mandárselo al presidente, el jefe de defensa pues de
seguridad del presidente es mi amigo. Y está allí con el presidente y
anda con el presidente para arriba y para abajo.
- Muñoz: Y quién es?
- Acosta: Se llama Alexis López
- Acosta: Es un general.
El general López, jefe de custodia del presidente venezolano Hugo
Chávez, sería el supuesto intermediario que entregó la información al
presidente.
Acosta: Yo quiero hacer énfasis, lo que tú me diste, lo último, ya lo
pues lo vio el presidente.
Acosta declinó varias solicitudes de parte de Univisión para explicar
su rol en el supuesto complot.
Algunos de los estudiantes relataron estas experiencias a funcionarios
del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, (Department
of Homeland Security), en solicitudes de asilo que presentaron a
principios del año con el argumento de que estaban siendo perseguidos
en su país. Uno de los funcionarios federales escribió en el reporte
preliminar que existe un “miedo creíble”.
“La solicitante ha establecido que hay un significativa posibilidad de
que su testimonio pueda ser hallado creíble en una audiencia de asilo…
y ha establecido un miedo creíble de persecución de iraníes’’, afirmó
en el reporte el oficial de asilo Ewin Leslea, al referirse al
testimonio de la madre de García en mayo de este año.
Los jóvenes también entregaron personalmente y por correo copias de
las grabaciones a organismos como el FBI, el Pentágono, funcionarios
de la embajada de Estados Unidos en México y congresistas
estadounidenses de estados fronterizos.
Univisión intentó obtener respuesta de las oficinas del gobierno.
Algunas no respondieron y en otras afirmaron que preferían no hacer
comentarios.
La oficina de prensa de la congresista Loreta Sanchez confirmó que su
personal puso en contacto a Muñoz y a los estudiantes mexicanos con
agencias federales.
Durante varios meses reporteros de “Univisión Investiga” siguieron las
huellas de la ofensiva de Irán en América Latina a fin de explorar los
mitos y realidades de sus intenciones en la región, un tema que ha
adquirido tal importancia en Estados Unidos que es parte del debate de
las elecciones presidenciales del 2012.
Los reporteros visitaron México, Venezuela, España, Colombia,
Argentina, Brasil, Bolivia y varias ciudades de Estados Unidos.
Entrevistaron expertos de diferentes tendencias, algunos de los cuales
sostuvieron que Irán está buscando todas las formas de solidaridad en
América Latina, legítimas e ilegales, para desafiar y en algunos casos
atacar a Estados Unidos.
La conexión mexicana
En la mayoría de los planteles de educación pública de América Latina,
hay una marcada influencia de los grupos de izquierda que comparten un
fuerte discurso “antimperialista”.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no es la excepción.
Varios de estos grupos promueven en el campus de la universidad y
fuera de él, actividades en solidaridad con los llamados “pueblos en
lucha” como Cuba, Venezuela y la República Islámica de Irán.
A finales de 2005 los grupos se transformaron en brigadas. Uno de
ellos adquirió el nombre de Brigadas de la Revolución Islámica y otro
el de Brigadas Bolivarianas del Pueblo de Venezuela.
Este tipo de militancia se extiende a los sindicatos de docentes de la
universidad como es el caso de la Unión de Profesores de la Facultad
de Ingeniería, donde se incubó el proyecto de sabotaje a Estados
Unidos, según las fuentes.
A partir de 2006, la coordinación de los grupos de solidaridad con
Irán y Cuba quedó bajo la responsabilidad de Francisco Guerrero
Lutteroth, un enigmático pero muy popular profesor de ingeniería de la
UNAM, quien a su vez era el vicepresidente de la Unión de Profesores
de Ingeniería.
La fuente explicó que Guerrero Lutteroth organizó una extensa red de
estudiantes que recibían salario en efectivo por participar en un
programa cuyo fin era penetrar redes de cómputo, hacer trabajos de
espionaje cibernético “y sobre todo actividades de hackers” para
“dañar los sistemas cibernéticos de las agencias de seguridad nacional
e inteligencia del gobierno norteamericano, extraer información
privilegiada e injertar información falsa para posteriormente
extraerla y después manejarla como datos reales que pudieran
comprometer al gobierno de Estados Unidos y también al de Israel”.
Voceros de la UNAM que fueron contactados por Univisión para obtener
su versión, no respondieron a varias solicitudes verbales y por
escrito.
Juan Carlos Muñoz Ledo, estudiante de sicología fue contratado por
Guerrero Luteroth en 2006, según explicó a Univisión en una de
numerosas entrevistas personales y telefónicas. Formalmente se le
asignó el trabajo de impartir cursos de informática a profesores de la
facultad de ingeniería. Pero muy pronto se enteró de que las
intenciones eran otras. De acuerdo con instrucciones de Lutteroth,
Muñoz debía asumir el papel de “vocero” de los “hackers” o piratas
cibernéticos ante las embajadas de Irán y Venezuela.
Muñoz aseguró que no estuvo de acuerdo con el plan y decidió recaudar
pruebas para denunciar a sus instigadores.
Su motivación, explicó, era “detener las actividades que estos señores
están haciendo dentro y fuera de la Unam porque finalmente nos están
afectando a todos, porque no tienes ni idea de lo que pueda suceder si
una planta nuclear o un arsenal nuclear de los Estados Unidos es
afectado”.
La vulnerabilidad cibernética de Estados Unidos no es un secreto.
Richard Clarke, quien ha asesorado sobre el tema a tres presidentes de
Estados Unidos, advirtió a principio de noviembre que antes de
inmiscuirse en un nuevo conflicto bélico, Washington debe considerar
seriamente que países como China, Corea del Norte, Irán y Rusia
podrían responder lanzando un devastador ataque cibernético capaz de
destruir plantas de energía, redes bancarias y sistemas de transporte.
El experto agregó que ese panorama es posible dado que el sistema de
defensa de Estados Unidos depende íntegramente de computadores.
Muñoz convenció a varios amigos de que le ayudaran a infiltrar los
círculos diplomáticos que parecía empeñados en llevar a cabo el asalto
cibernético. Entre ellos a Noemí Cabral y Sara María Gómez, compañeras
de clase. Lo que comenzó para ellos como una aventura de espionaje,
terminó con un hallazgo que cambiaría sus vidas.
En noviembre de 2006, Guerrero Luteroth citó a Muñoz en la embajada de
Irán a una reunión con el embajador Roohi Sefat. Muñoz llevaba una
cámara diminuta sacada de un celular que transmitía el video en forma
inalámbrica a un aparato escondido debajo de la pretina del pantalón.
Para distraer a los interlocutores del hecho de que portaba la pequeña
cámara en la mano, Muñoz jugaba con una moneda.
El video muestra los movimientos vertiginosos de la cámara mientras
Muñoz habla con el embajador en inglés y le ofrece información sobre
la CIA y otros organismos de Estados Unidos.
“Pensamos que podemos establecer un contacto entre ustedes e
instituciones similares que existan en Irán”, se escuchar decir a una
traductora de Sefat.
Luego Muñoz le pide al embajador que pose con él en una foto, lo cual
acepta. A su lado aparece Guerrero Luteroth.
La facilidad con la que ingresó esta y otras veces los equipos a la
embajada y la desprevención de los diplomáticos iraníes tenían una
explicación, según Muñoz. Los diplomáticos confiaban plenamente en
Guerrero Luteroth.
Esta situación lo llevó a sospechar que Guerrero Luteroth no actuaba
solo sino en colaboración con otras embajadas, pues le resultaba muy
difícil entender que los diplomáticos iraníes, con su recelo hacia los
servicios de inteligencia de Estados Unidos o Israel, aceptaran “a una
persona que llegue a sus recintos así porque sí, sin conocerlo y sin
saber de él”.
A medida que se ganó la confianza del profesor Guerrero Luteroth,
Muñoz se enteró de las actividades de la red de hackers. Supo por
ejemplo, según explicó, que estudiantes de ingeniería y física estaban
trabajando en la creación de un virus para atacar a Estados Unidos así
como en una campaña para sembrar información falsa en la red. Pero
quizás lo que más lo intrigó, y nunca pudo comprobar si era cierto, es
que el grupo se atribuyó un ataque masivo al sistema de informática
del Pentágono en 2007.
En junio de ese año el secretario de Defensa, Robert Gates, reportó
que 1,500 computadores de la entidad habían quedado fuera de servicio
como parte de un ataque cibernético.
Cuando Muñoz visitó por segunda vez la embajada de Irán, ya había
tomado posesión el nuevo embajador Mohamed Hassan Ghadiri, un
extrovertido diplomático dispuesto a avivar en México el discurso
musulmán y antiestadounidense. En este segundo encuentro se analizó el
tema de las actividades cibernéticas contra Estados Unidos, según
palabras de Muñoz.
Por la misma época el grupo visitó la embajada de Venezuela donde fue
recibido “cálidamente”, explicó Muñoz. En ambos encuentros acordaron
trabajar en conjunto, establecer vínculos de cooperación y continuar
analizando las potencialidades del grupo de hackers que comandaba
Guerrero Lutteroth.
Según Muñoz, a partir de este momento ambas embajadas comienzan a
donar servidores, equipos de computación y dinero para garantizar el
funcionamiento de los diversos grupos de la Unam.
En una entrevista desde Teherán donde ejerce como profesor
universitario y estratega político, el ex embajador admitió que
recordaba la propuesta de Muñoz y que la sometió a consideración de su
gobierno pero que éste la rechazó.
“Yo escribe al Irán que una persona puede hacer esto. Han dicho que no
recibirlo más porque no es trabajo de la embajada”, afirmó Ghadiri.
El embajador dijo que tenía la impresión de que los estudiantes eran
infiltrados de la CIA.
“Si quieren saber cuáles son las embajadas que hacen espionaje, puedo
decir que son las de Estados Unidos”, afirmó Ghadiri.
En febrero de 2008 murió de un infarto Guerrero Luteroth dejando un
largo rastro de intrigas sobre sus vínculos con la inteligencia
cubana. Bajo un nuevo liderazgo de un profesor de la UNAM, el proyecto
de ataques cibernéticos continuó, según Muñoz.
La infiltración en Irán
En su empeño por exponer las maniobras de Irán, Muñoz logró que un
estudiante de la universidad convenciera a Ghadiri que lo enviara a un
curso de Islam en la ciudad sagrada de Qom. Se trataba de Jose Carlos
García Tolentino, un estudiante de 19 años de la facultad de derecho
de la UNAM.
“Realmente no era para yo ir a estudiar a Irán, sino de que ya todo
esto se tenía planeado de ir a grabar, y regresar a México para
mostrar todo lo que se están haciendo ellos”, explicó.
A fines de 2010 García realizó los trámites para asistir a un curso
intensivo de dos meses de duración en idioma español que empezaría a
principios de año.
Recibió la visa y un pasaje pagado por el gobierno iraní, pero cuando
fue a abordar el avión en Ciudad México, la aerolínea no le permitió
viajar.
“Al presentarme en diciembre al aeropuerto me dijeron que yo tenía una
restricción de vuelo para Irán porque no podía pasar por espacio aéreo
de Estados Unidos”, recordó.
El nombre Carlos García aparece en la lista de personas que no pueden
volar en aerolíneas estadounidenses o sobrevolar territorio de este
país.
La recomendación que le dieron en el aeropuerto fue presentarse a la
embajada de los Estados Unidos en México y aclarar que no era el
Carlos García de la lista negra.
Pero viendo amenazado su misión, García se comunicó por video
conferencia con el director del curso en Qom, el Sheik Alí Qomi, quien
se preocupó y le aconsejó que comprara boletos en otra aerolínea que
no sobrevolara a Estados Unidos, que hiciera escala en un tercer país,
y que una vez él llegara a Irán, le reintegraban el costo del pasaje.
Finalmente el dos de enero García salió de México rumbo a Irán, con
escala en Frankfurt, Alemania, con sus equipos de grabación. En la
escala volvió a surgir el problema del nombre y permaneció detenido en
el aeropuerto hasta que su vuelo partió a Teherán.
Cuando llegó a Irán, le contó el incidente de Alemania a los
responsables del curso lo que de inmediato empezó a despertar
sospechas.
“Desde el momento que yo llegué y les conté eso fue cuando él me
empezó a decir que yo era un espía, incluso destinó a unos compañeros
míos a cuidarme cada vez que yo prendiera la computadora y guardara
las cosas para que ellos estuvieran checando constantemente lo que yo
estaba haciendo”, contó.
García se sorprendió al saber que uno de sus profesores sería el sheik
Mohsen Rabbani, a quien la justicia argentina señala como uno de los
autores intelectuales de un ataque terrorista en ese país en el que
murieron 85 personas.
“La versión que ellos dieron es que Rabbani estaba en Argentina en
esta mezquita que estaba cerca de un centro judío en donde pusieron
bombas. Que ninguna persona había muerto, que había explotado una
bomba en la parte de afuera y una en la parte de adentro, pero que él
no tenía nada que ver con eso y lamentablemente por eso el ya no podía
volar a ningún otro país, porque ya era buscado por la INTERPOL”,
recordó García.
Aunque lo mantuvieron bajo sospecha, durante dos meses pudo documentar
varias reuniones y fue testigo de los cambios de mentalidad de sus
compañeros latinos, como resultado del intenso entrenamiento
ideológico que recibían.
“Uno de los argentinos con el que yo pude platicar, uno que lleva un
año ahí estudiando, me dijo que (antes) él tenía otra visión sobre la
lapidación y los latigazos que se les dan a las personas, que eso era
muy malo y todo eso, pero que ya estando ahí te das cuenta que es lo
correcto, que es lo mejor, que si lapidas a una persona, si cuelgas a
una persona y la matas, que salvas muchas más vidas”, recordó García.
Al finalizar el curso el resto de sus compañeros partieron a sus
países de residencia, pero él no pudo salir de inmediato. Una vez más
el problema de su nombre le impedía volar, esta vez de regreso a casa.
Los iraníes lo trasladaron a un hotel cercano a la universidad y un
día aparecieron dos oficiales que revisaron su habitación
cuidadosamente y encontraron sus equipos de grabación.
“Uno de los dos que iban conmigo se enojó mucho..., lo único que dijo
es, llevémonos todo lo que tenemos ahorita y mañana venimos por ti a
las diez de la mañana, tienes que tener tus maletas listas para ya
irnos porque te vamos a llevar a otro lado…”, cuenta.
García logró conservar un teléfono celular con el que logró
comunicarse con el grupo de Muñoz, que había estado en comunicación
casi diaria con él vía internet y telefónica durante el curso.
Tras evaluar la situación en que estaba García, sus compañeros
mexicanos lo convencieron de abandonar el hotel cuanto antes y
dirigirse a Teherán para ingresar a la embajada de España y pedir
asilo. No tenía su pasaporte ni conocía el idioma. Pero tenía algún
dinero con el que podría pagar un taxi. Salió del hotel bien temprano,
con la excusa de hacer sus oraciones. Tomó un taxi y por señas logró
hacerse entender. Tras un viaje de tres horas tocó la puerta de la
embajada de España.
“Me dijeron que bajo mi situación era muy difícil porque ellos lo que
tenían que hacer era mandarme a un hotel en este caso y si ellos me
mandaban a un hotel yo corría el riesgo de que los iraníes me buscaran
y me encontraran y me sacaran del hotel”, recordó.
Lo convencieron de que se dirigiera a la embajada mexicana. Así lo
hizo. Tras muchas explicaciones y largos trámites, el gobierno iraní
le devolvió el pasaporte y permitió su salida del país.
El 12 de marzo, García comenzó su retorno a México.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México nos confirmó vía
telefónica que José Carlos García Tolentino llegó a la embajada
mexicana en Teherán a principios de marzo en busca de ayuda.
El propio embajador Ghadiri confirmó el incidente en su entrevista con
Univisión desde Irán, y acusó a García de ser un espía.
“Es como he dicho, fue un agente, fue por arrestarle que se escapó a
la embajada de México en Irán, pero todo su instrumento esta en Irán,
instrumento de espionaje”, dijo Ghadiri.
Tras varios días readaptándose a la vida en México, José Carlos y su
familia comenzaron a sentirse vigilados por lo que ellos sospechan
eran agentes iraníes en este territorio, y decidieron cruzar la
frontera norte.
Con apenas lo necesario, salieron rumbo a Tijuana. Hoy en día tramitan
un asilo político pues aseguran que sus vidas corren peligro si
permanecen en su país.
En la actualidad Sara María Gómez y otros miembros del grupo de Muñoz
están en los Estados Unidos solicitando asilo político. Noemí Cabral y
el propio Muñoz, aún permanecen en territorio mexicano. Muñoz sostuvo
que ha recibido varias emenazas de muerte.
La conexión venezolana
La estrategia de Irán para penetrar en América Latina ha tenido en el
presidente Hugo Chávez un aliado clave. De acuerdo a numerosas
evidencias y testimonios inéditos a los que tuvo acceso Univisión.
Chávez ha firmado hasta ahora 86 acuerdos con Irán que abarcan temas
militares, nucleares, económicos y de construcción de fábricas y
viviendas populares, y ha ayudado a promover el acercamiento de Irán
con otros países como Bolivia y Nicaragua.
“Sembraron a nuestro país con fábricas lácteas, nos trajeron fábricas
de tractores que nos cuesta la mitad del precio que compramos en otros
países. Tienen una fábrica de carros casi a la mitad o menos de la
mitad de los precios. Abonan a la vida, no a la muerte”, dijo Raymundo
Kabchi, asesor en temas del Medio Oriente.
Pero de acuerdo con expertos y autoridades internacionales, las
conexiones de Irán y Venezuela van más allá de los convencionales
acuerdos de cooperación binacional.
Luego de firmar un acuerdo de cooperación nuclear con Irán en 2008,
Chávez expresó su intención de desarrollar “nuestro primer reactorcito
nuclear”, un anuncio visto con suspicacia a nivel internacional,
debido a las ambiciones de Irán de construir armas nucleares.
Las alarmas volvieron a sonar cuando un alto funcionario del gobierno
chavista afirmó a fines de septiembre de 2009 que Venezuela estaba
recibiendo ayuda de Irán para establecer el tamaño de las reservas de
uranio en el sur del país.
“Se están haciendo unas aerofotografías, con la colaboración de Irán.
Esas aerofotografías no son para uranio, son aerofotografías para
saber qué productos minerales hay en Venezuela. Y en esas
aerofotografías repito, no sólamente aparece uranio, aparece uranio,
aparece coltán, aparece oro, aparece diamantes”, dijo el entonces
ministro de Ciencia y Tecnología Jesse Chacón.
Expertos han cuestionado el “secretismo” que protege los acuerdos de
cooperación entre Venezuela e Irán, como las fábricas de bicicletas y
la de tractores, ubicadas en zonas que, según ellos, han sido
designadas de exclusión aérea por el gobierno venezolano.
“Yo no he visto la primera bicicleta iraní rodando por las calles de
Venezuela, y si a eso le sumas que la zona donde está establecida la
fábrica de bicicletas hay prohibición de vuelos tú dices "bueno, si es
una fábrica real de bicicletas o de tractores, o de cualquier otro
elemento, ¿por qué tanto secretismo?”, se preguntó la experta en
derecho internacional María Teresa Belandria.
Una relación no menos problemática entre Irán y Venezuela tiene lugar
en el campo de las finanzas internacionales. Para mitigar los efectos
de las sanciones impuestas por Estados Unidos y las Naciones Unidas,
el gobierno iraní utiliza bancos venezolanos. Las transacciones
permitían adquirir tecnología avanzada.
“Los bancos iraníes están sancionados internacionalmente, no pueden
mover dinero fácilmente. Pero los bancos venezolanos no están
sancionados. Entonces han construidos bancos internos en Venezuela”,
explicó el experto en temas iraníes Douglas Farah.
“Pa’ mandárselo al presidente”
En una nueva dimensión de la cooperación venezolano-iraní desconocida
hasta ahora, fuentes de Univisión aseguran que diplomáticos de ambos
países destacados en México trabajaron en forma conjunta para
organizar ataques informáticos y físicos contra objetivos en Estados
Unidos.
Según grabaciones de video y audio, la entonces agregada de asuntos
culturales y segunda secretaria de la delegación, Livia Antonieta
Acosta Noguera participó en las conversaciones.
Antes de llegar a México, la funcionaria había ejercido
responsabilidades de promoción ideológica a través de los Círculos
Bolivarianos en Venezuela, y había ocupado un cargo en la embajada de
República Dominicana.
De acuerdo con testimonio de Muñoz Ledo, la diplomática venezolana no
sólo estaba al tanto de los planes de la presunta guerra cibernética
contra Estados Unidos, sino que tenía toda la información que el grupo
de hackers estaba pasando al embajador iraní Ghadiri.
Las grabaciones indican que cuando Muñoz le informó a Acosta que le
había dado a los iraníes “las ubicaciones de todas y cada una de las
plantas nucleares en USA”, la venezolana expresó interés y exigió que
le suministraran esa misma información, “pa’ mandárselo al presidente”
venezolano Hugo Chávez.
Acosta aseguró que mantenía un canal privilegiado para enviar
información directamente al presidente Chávez: su amigo el general
Alexis López, entonces jefe de la custodia presidencial del jefe de
Estado venezolano.
“Está allí con el presidente, y anda con el presidente para arriba y
para abajo”, aseguró Acosta refiriéndose al general López en una de
las conversaciones grabadas por Muñoz Ledo.
Acosta Noguera es en la actualidad la cónsul de Venezuela en Miami,
donde reside la más grande comunidad de venezolanos fuera de
territorio venezolano.
Univisión trató en repetidas ocasiones de obtener una versión de la
cónsul Acosta a los señalamientos de Muñoz Ledo, pero no obtuvo
respuestas. Cuestionarios y llamadas telefónicas realizadas a la
embajada de Venezuela en Washington tampoco fueron respondidas.
La participación de una diplomática venezolana en los presuntos
ciber-ataques en combinación con Irán sorprendió a especialistas
norteamericanos.
“Esa conversación (entre Acosta y Muñoz) me preocupa porque nosotros
no emprendemos ese tipo de planificación en contra del gobierno de
Venezuela”, dijo a Univisión John Kiriakou, ex oficial de la CIA que
lideró los esfuerzos antiterroristas después de los ataques del 11 de
septiembre de 2001.
Kiriakou agregó que le resulta “todavía más inquietante” la
cooperación en este terreno entre diplomáticos venezolanos e iraníes.
“Es preocupante que el gobierno de Venezuela sí esté haciendo planes
contra Estados Unidos. Ahora, si están trabajando o no con los
iraníes, si lo están es todavía más inquietante, algo para lo cual
tendremos que planificar”, puntualizó Kiriakou.
Miembros de la comunidad libanesa en Venezuela, señalados por Estados
Unidos como financistas de grupos considerados terroristas como
Hezbollah y Hamas, han criticado la política de Washington de
calificar como terroristas a organizaciones respetadas en el mundo
musulmán.
Tal es el caso de Faouzi Kannan. Propietario de una agencia de viajes
en el centro de Caracas, Kannan es señalado por el Departamento de
Estado de coordinar viajes a miembros de Hezbolá, y de haber recaudado
dinero para esa organización. De acuerdo al Departamento del Tesoro,
Kannan también participó en reuniones donde se habló de secuestros y
ataques terroristas.
Pero en una entrevista con Univisión, Kannan rechazó las acusaciones y
atribuye su inclusión en la lista negra del Departamento del Tesoro
“porque yo soy musulmán”.
“Yo soy musulmán, que puede hacer, yo soy orgulloso que yo soy
musulmán. ¿Cuál es el problema si uno es musulmán? ¿No debe vivir?”,
argumentó Kannan en un español con fuerte acento.
Kannan negó que hubiese dado alguna contribución financiera a Hezbolá,
pero defendió a la organización calificándola como un grupo que
“defiende a su país”.
“No son terroristas. Si usted en su país viene alguien quiere te mata,
usted defiende su mismo. Usted terrorista no puede ser”.
Dentro de las filas de las fuerzas armadas venezolanas hizo carrera
una de las fórmulas de lucha de Hezbollá: la guerra asimétrica. Uno de
los principales exponentes teóricos de esa estrategia es el escritor
español Jorge Verstrynge, autor del libro La guerra periférica y el
Islam revolucionario, una obra usada como manual de instrucción en la
Academia Militar de Venezuela.
Verstrynge, un ex miembro del conservador Partido Popular español, ha
dado conferencias en Venezuela en las que han participado el propio
presiente Chávez y sus más altos oficiales, para exponer una polémica
hipótesis: el ejército venezolano únicamente podría enfrentar una
potencial invasión de Estados Unidos, utilizando tácticas de guerra de
guerrilla, las que califica como “el arma atómica del pobre”, y
ataques suicidas a través de “voluntarios de la muerte”, entre otras
estrategias.
Vestrynge aseguró que a raíz de sus conferencias, el gobierno
venezolano comenzó a promover la creación de “mini milicias” en el
país, para hacer realidad un postulado del teórico español: la guerra
periférica.
Para el periodista español Antonio Salas (seudónimo), quien se
infiltro en las milicias bolivarianas, la guerra asimétrica tiene otra
connotación.
“La guerra asimétrica es una forma elegante y diplomática, en
realidad, de hablar de terrorismo”, aseguró Salas en una entrevista
exclusiva con Univisión.
Salas es autor del libro El Palestino un recuento de sus experiencias
como infiltrado en Venezuela que puso al descubierto no sólo cómo
operan estas milicias, sino también sus conexiones con el terrorismo
internacional.
Haciéndose pasar como un inmigrante palestino criado en Venezuela, que
deseaba contribuir a la lucha armada, Salas se ganó la confianza de
los revolucionarios y penetró la organización.
Salas grabó secretamente una serie de videos dentro de campamentos de
entrenamiento en Venezuela, y mostró cómo los milicianos bolivarianos
se consideran a sí mismos como combatientes no distintos a grupos como
Hezbolá, ETA o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Yo me encontré con que miembros del gobierno de Chávez que vienen de
una formación ideológica de extrema izquierda y de una trayectoria
dentro de la guerrilla de los grupos armados, interpretan cualquier
movimiento armado revolucionario como hermanos. Ni Hamás ni Hezbolá ni
ETA ni las FARC son terroristas, sino que son compañeros a los que hay
que ayudar”, dijo Salas.
Entre las figuras destacadas Salas se encontró con Alberto Carías,
antiguo Subsecretario de Seguridad Ciudadana de Caracas, que actuaba
como coordinador de los grupos milicianos; y un coronel del ejército
regular bolivariano, que le dio instrucción sobre cómo usar armas de
combate como ametralladoras y lanzagranadas.
Salas también aseguró que conoció en la Isla de Margarita a un
activista que se identificó como ex jefe de inteligencia de Hezbolá, y
que vive en esa isla del Caribe venezolano “como un empresario más”.

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