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La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.

Frases de dictadura.

Frases de dictadura.
"Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”. Marqués de Lafayette.

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domingo, 11 de diciembre de 2011

Del Chávez heroico al Chávez pragmático

Frente a estas dos situaciones básicas, donde el objetivo es el mismo,
para efectos políticos, hay una realidad incontrovertible: la
radicalización no puede evitar las elecciones. Y el remedio electoral
para recuperar la democracia puede imponerse (pese al poder omnímodo y
sus miles de millones de dólares) al intento de liquidarla por esa
misma vía, (elecciones para consolidar una dictadura). De allí la
exigencia de la unidad cierta, real y efectiva porque si Chávez (o su
candidato) gana, también se perderán las gobernaciones y alcaldías que
algunos privilegian, por encima de la unidad.

ROBERTO GIUSTI
EL UNIVERSAL martes 15 de noviembre de 2011
Del Chávez heroico al Chávez pragmático
El tipo de fanático que mata, tortura y persigue persuadido de que
está haciendo el bien

Si Chávez se está muriendo, como cree mucha gente, justicia será
reconocerle su ajustado apego al denominado "proyecto" y un valor
personal admirable a la hora de empujarlo de forma tan determinada.
Que un hombre con los días, las semanas, los meses o, incluso, los
años, contados se sumerja en la lucha política provisto de tal
empecinamiento, da cuenta de una convicción que va más allá de una
simple ambición de poder.
Pero si el asunto es así, peor que peor porque no hay nada más letal
que un terco poderoso empeñado en imponerle su verdad al resto de la
humanidad. Ese tipo de fanáticos, envenenados por el resentimiento e
intoxicados por lecturas, suelen cometer toda clase de desafueros
(matar, torturar, destruir, perseguir, excluir, y dividir),
persuadidos de que están haciendo el bien y desfaciendo entuertos
supuestamente estructurales.
Pero como su concepción es caudillesca por egocéntrica (y no le falta
razón al creerse el "único") entiende que es demasiado pronto para
irse porque después de él vendrá el desastre de su "proyecto" y por
tanto, antes del momento supremo de su partida, es necesario dejar las
cosas atadas y bien atadas. Es decir llevar la revolución a un punto
en el cual, a pesar de su ausencia, se convierta en una realidad
inevitable e irreversible, aun a pesar de la incapacidad y debilidad
de sus herederos. De allí que el gradualismo (un paso adelante, dos
atrás) que venía desarrollando, con su altos y sus bajos, de paso a
una radicalización en la que el Estado comienza a crecer con mayor
rapidez a la par de la reducción de los espacio democráticos,
trastocando los tiempos con que se venía avanzando.
El otro escenario, que la enfermedad no sea tan grave e incluso, que
se haya cargado las tintas para sacarle provecho, no necesariamente
contradice la tesis de "la convicción", pero se abre, también, a la
posibilidad de que la radicalización forme parte de un proyecto más
vinculado a la simple y pedestre ambición de acumular poder y
ostentarlo a perpetuidad, siempre cubierto por la tapadera ideológica,
que a la tendencia pretendidamente principista.
Frente a estas dos situaciones básicas, donde el objetivo es el mismo,
para efectos políticos, hay una realidad incontrovertible: la
radicalización no puede evitar las elecciones. Y el remedio electoral
para recuperar la democracia puede imponerse (pese al poder omnímodo y
sus miles de millones de dólares) al intento de liquidarla por esa
misma vía, (elecciones para consolidar una dictadura). De allí la
exigencia de la unidad cierta, real y efectiva porque si Chávez (o su
candidato) gana, también se perderán las gobernaciones y alcaldías que
algunos privilegian, por encima de la unidad.
rgiusti@eluniversal.com

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