Por Pedro Llorens
El autócrata no acaba de sentirse cómodo con su socialismo del siglo XXI y cambia de asesor (es) para saber si por fin socialismo o comunismo son la misma cosa (como dijo Fidel), si él debe proclamarse o no comunista (marxista-leninista), si por el contrario le conviene seguir presentando su régimen como democracia, si son camaradas o qué carajo son los gobernantes con los que (según él) ha sellado pactos de supuesta solidaridad antiimperialista...
El asesor saliente, Heinz Dieterich, encargado por años (a partir de 2004) del diseño del socialismo del siglo XXI, advirtió desde México, donde reside (según La Verdad, Maracaibo), que "las expropiaciones van a profundizar la crisis de la economía" y que Hugo Chávez, al igual que Barak Obama, "insiste en un modelo que lo llevará a la derrota". 
El asesor entrante, Alan Woods, marxista de pacotilla británico, advierte a los "reformistas" (varias veces menciona a Elías Jaua) que es inútil persuadir a un tigre (la burguesía) de que debe comer lechuga... porque "sus tendencias carnívoras no se modificarán y los vegetarianos llegarán a un final muy malo".
Si Heinz lo distraía con teorías chucutas, Alan le da casquillo ¿y cómo? (es el verdadero creador de la expresión "¡Exprópiese!") y, además, es jalabolas: "Las nuevas expropiaciones son pasos en la dirección correcta y han sido recibidas con gran entusiasmo por trabajadores y campesinos" (la adulancia comunista sigue siendo la misma casi 60 años después de Stalin). 
El autócrata ha brincado más talanqueras que un campeón de carreras con vallas: perezjimenista, peronista, carapintada (partidario de militares argentinos ultraderechistas liderados por Aldo Rico), ceresolista (de Norberto Ceresole, neofascista y antisemita argentino, partidario de un partido militar), fidelista, raulista...
Con los evangélicos aprendió a fantasear sobre la vida de Jesús (Evangelio según San Hugo): "Estoy en manos de Cristo, mi comandante, a quien obedezco porque la voz del pueblo es la voz de Dios", suele decir... Y Eduardo Blanco (Venezuela Heroica), Vicente Lecuna y otros que 
tampoco leyó (siempre muestra los prólogos de los libros), le enseñaron a putear a conveniencia la vida del Libertador... En la cárcel de Yare hablaba con un busto de Bolívar que estaba en un balcón.
A veces vuelve a sus películas de matinée para creerse, proclamarse, sentirse el Zorro, un don Diego de La Vega que luchaba contra el imperialismo español en favor de los oprimidos (sin ofrecer redención) y no hay bobería de adolescente que no repita de viejo.
- Pedro Llorens
- Periodista
- pllorens@el-nacional.com
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