EL QUIRÓFANO / HCh intenta impedir que Makled sea enviado a los Estados Unidos
En el caso Makled los “investigadores” deberían ser los investigados: el ministro del Interior, el presidente de la Sala Penal del TSJ, el jefe antidrogas y la alta jerarquía militar.
Hasta con credencial que le concedió el magistrado y general de la GN Eladio Aponte Aponte, al narcotraficante internacional Walid Makled García, un hombre estrechamente ligado al alto poder político y militar de la “revolución” bolivariana.
Por Santiago Alcalá
En decúbito ventral. O peor aún: de rodillas, como toda una Mónica Lewinsky, ante su Bill Clinton. Así se le colocó el “Nerón de Sabaneta” al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, durante la visita que este último nos dispensó el martes pasado.
¿Y a qué se debe que un sujeto tenga semejantes efusiones de “cariño” hacia quien había calificado de mafioso, pitiyanqui, traidor, asesino, violador, culpable del bombardeo a Ecuador por parte de Colombia lo cual, incluso, lo llevó a movilizar a nuestro ejército hacia la frontera en son de guerra?
La respuesta tiene nombre y apellido: Walid Makled García, megaempresario bolivariano, preso en Colombia desde el 18 de agosto.
Días atrás escribíamos que Chávez es un individuo chantajeable, extorsionable, prisionero de sus relaciones con el hampa política local y universal. El comentario lo formulamos con motivo de la contumacia del gobernante venezolano en su negativa de investigar, sancionar y menos todavía, de entregarles a las autoridades españolas al etarra Arturo Cubillas.
Los cinéfilos recordamos aquella peliculita, “El hombre que sabía demasiado”, (The man who knew too much, su título original) dirigida por Alfred Hichcock, con actuaciones de James Steward y Doris Day. Como en el protagonista del filme de Hichcock, Cubillas y Makled, son hombres que saben demasiado.
¿Entregarle el etarra a las autoridades españolas? ¿Dejar que Juan Manuel Santos, en lugar de Venezuela, extradite a Makled a Estados Unidos?
HA NACIDO UN NUEVO CHULO
Chávez está consciente (si es que un sociópata puede tener consciencia de algo) que Cubillas como Makled, sometidos a interrogatorios por autoridades imparciales aportarán pruebas decisivas para su condena por la Corte Penal Internacional. Vínculos con la narcoguerrilla; apoyo y participación en los terrorismos, islámico, colombiano, vasco y hasta irlandés; tráfico de drogas y lavado de dinero; corrupción, muchísima corrupción; violación de derechos humanos; intentonas de construir una bomba atómica para lanzarla a la primera trona o voladora. Como se vé, en ese prontuario hay para todo y de todo, como en las viejas quincallas pueblerinas.
He allí el porqué de las zalamerías con Santos y las de este último con quien desprecia, porque el colombiano, político al fin, lo deja tirar y de paso, aprovecha para comérselo, bebérselo y chantajearlo en un cambalache que comienza a apestar.
¡Sí que la tenemos completa, ahora, los venezolanos! No nos bastaban chulos redomados, como los Kirchner (q.e.p.d., el “hermano” Néstor), Lula, el “hermano” Evo, el no menos “hermano” Daniel Ortega, Zapatero, los Castro, Fidel y Raúl. Ahora nos ha salido un nuevo chulo: Juan Manuel Santos. A ver cuántos barriles de petróleo o ventajas comerciales, nos cuesta que Santos juegue al gato y al ratón con la eventual entrega del megaempresario bolivariano, Walid Makled García a Estados Unidos o a Venezuela, para que delate o no delate a sus compinches bolivarianos.
LA EXTRADICIÓN DE MAKLED: DESTINO INCIERTO
A través de un amigo en Bogotá, conversamos con un reputado jurista colombiano, que nos explica, en detalle, porqué el destino de Walid Makled García es un verdadero enigma judicial.
No existe en la actualidad tratado vigente de extradición, entre Estados Unidos y Colombia –nos aclara el mencionado especialista- pues el firmado a finales de los 80 fue anulado por la Corte Suprema de aquel país. Pero a falta de tratados, se aplican las normas internas de los tres países involucrados (Colombia, Estados Unidos y Venezuela) así como los principios generales en la materia, la jurisprudencia, los tratados multilaterales, léase los celebrados dentro de la OEA y los tratados bilaterales, como el suscrito y ratificado por los gobiernos de Colombia y Venezuela”.
Prosigue el mencionado especialista: El tratado entre Colombia y Estados Unidos en su artículo 14 establecía que en caso de existir de manera simultánea, dos o más solicitudes de extradición, el Estado requerido (en este caso Colombia) decidía a cuál de los Estados requirentes (en este caso Venezuela y Estados Unidos) iba a remitir al extraditado. Pero como nos indicaba el especialista consultado, ese tratado fue anulado por la Corte Suprema colombiana.
Pero sí existe vigente, un tratado de extradición entre Colombia y Venezuela (26 de julio de 1988 Gaceta Oficial Nº 34.015) que prevé que cuando la extradición de una persona sea pedida por diversos Estados, se dará preferencia al Estado en cuyo territorio se hubiere cometido el crimen que tenga pena más grave, según la ley del Estado requerido, en este caso Colombia (artículo 6).
La extradición de Makled, fue aprobada por la Sala Penal de nuestro Tribunal Supremo de Justicia el 20 de agosto de 2010 por los delitos de “tráfico ilícito de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, legitimación de capitales y asociación para delinquir”. Tales acusaciones coinciden con las presentadas por el fiscal de Manhattan, Estados Unidos, Preet Bharara, contra el mismo Makled. Si eso es así ¿cómo dirimirá el Estado colombiano el destino final del megaempresario bolivariano?
Finaliza el especialista colombiano consultado con el siguiente dato: El 20 de febrero de 2002 la Sala Plena de la Corte Constitucional de Colombia, bajo la ponencia del magistrado Rodrigo Escobar Gil, expresó que la figura de la extradición “se orienta a permitir que la investigación o el juicio por una determinada conducta punible o el cumplimiento de la sanción que corresponda, se den en el Estado requirente (…) que resulte más gravemente afectado por el mismo”.
Según la petición del Fiscal de Manhattan la detención de Makled Norteamérica tendrá “un impacto en los suministros de drogas en todo el mundo” con lo cual se pretende darle al proceso a celebrarse en Estados Unidos una connotación universal y más grave, versus la connotación meramente local y menos grave, que tendría su procesamiento en Venezuela.
Si se aplica tal jurisprudencia, Makled debería ser extraditado a Estados Unidos. Pero en todo caso su destino final depende de una apreciación subjetiva de la justicia colombiana. Ojalá que los magistrados de esta última, no sean como nuestros Luisa Estella o “Moco-como” Carrasquero, por nombrar solo a dos, prestos a obedecer, no los dictados de las leyes y la hermenéutica sino las órdenes de algún amo.
ENTRAN EN ESCENA LAS BANDAS DE ELADIO Y DE LOS ENANOS
De modestos minoristas de artefactos de línea de blanca, en Valencia, los Makled irrumpieron al amparo del desgobierno de Chávez, en el big busisness. Propietarios de haciendas con pistas de aterrizaje, mansiones en la propia Valencia, Caracas, Nueva York y Damasco, propietarios de medios de comunicación, de bingos, casinos, aerolíneas comerciales, de empresas de transporte terrestre, pasando por negociados con Pequivén, la gobernación de Carabobo, diversos ministerios y entes autónomos “robolucionarios”, todo sin contar “vara alta” en cuerpos policiales, para poner y quitar comisarios. Embriagados de dinero, pero sobre todo, de Poder el clan quebrantó un precepto no escrito que de toda organización mafiosa: no meterse en política. Esa candidatura a la alcaldía de Valencia de Abdalá Makled, fue lo que les enajenó el favor del desgobierno chavista.
¡Mentira podrida, que en un arranque de moralidad, el señor Chávez, decidió ponerle fin a los desmanes de estos megarricachones bolivarianos!
El temor de las autoridades colombianas, norteamericanas y en general, de la comunidad internacional, es que las tropelías de los Makled, concluyan en algún quid pro quo con las autoridades venezolanas. El silencio de los mafiosos a cambio de su impunidad.
No andan muy alejados de la realidad. Basta poner de relieve tres factores realmente inquietantes. El primero, las conexiones de los Makled con el magistrado Eladio Aponte Aponte, en contra de quien, a su vez, pesan graves señalamientos de capitanear una supuesta tribu o mafia judicial. El segundo elemento, lo constituyen las evidentes vinculaciones del clan con factores del terrorismo musulmán que pulula en torno al gobierno de Chávez. En tales comanditas se inscribirían las graves acusaciones contra el ministro de origen árabe, Tarek El Aissami y su hermano de recibir coimas de los Makled.
Por si fuese poco, la defensa de estos últimos ha sido asumida por abogados de la “Banda de los Enanos”. Es decir la misma organización para el tráfico de influencias, con vara alta en nuestros tribunales penales y laborales, negociadora de carcelazos o de boletas de excarcelación relancinas, lo mismo que de condenas o absoluciones, también relancinas en el pago de prestaciones sociales.
Cada vez que estalla un escándalo de proporciones homéricas, los funcionarios públicos bolivarianos patalean diciendo que lo investigarán “hasta las últimas consecuencias”.
Sin embargo ¿de cuáles “últimas consecuencias” se puede hablar, si en el caso de los Makled los “investigadores” deberían ser los investigados, es decir, el ministro del Interior, el presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo de Justicia y el principal gang judicial de abogados y magistrados?
MIENTRAS TANTO, SANTOS PASA RAQUETA
La Corte Suprema colombiana, se tomará meses, quizás años, en dictaminar si Walid Makled García, es remitido a los tribunales gringos o a la “justicia” bolivariana. En la Venezuela corrupta de Hugo Chávez, “vale todo”, codazos, patadas, mentadas de madre –una especie de capoeira brasilera, pero en la política- pero también valen los besos, abrazos y manoseos. Puesto que entre Chávez y Juan Manuel Santos ha operado esto último, no les extrañe que, si es extraditado Walid Makled a Venezuela, en lugar de recibir 30 años de cárcel, quien resulte condenado por nuestros tribunales sea este humilde cronista por escribir la presente crónica.
Semanario LA RAZÓN
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