¿Qué sentido tiene cantar la caída del comandante en jefe en las preferencias populares y dar por sentado que cualquiera sea el candidato que lo enfrente le dará un varapalos que lo dejará emporcado en el abismo de la derrota? Ante ese más que probable escenario, ¿qué gana Rangel Silva prometiendo rechazar esa victoria popular y casándose con un derrotado Hugo Chávez y no con la Constitución de la República con la que, supuestamente, ya se casó al juramentarse ante la bandera? ¿No se llama eso incurrir en flagrante delito de "traición a la patria"? ¿O es que ante las escandalosas denuncias de Walid Makled y los testimonios de Raúl Reyes prefiere hundirse hundiendo consigo al teniente coronel?
Pedro Lastra
¿Fue una bruja, un nigromante, una gitana o Mario Silva, adivino de palacio, quien le pasó el dato de la inexorable derrota del chavismo y el fin del reinado del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías en las presidenciales de diciembre del 2012 al general del CEO Rangel Silva? Los runrunes que circulan por los lavabos de Fuerte Tiuna le atribuyen la canallada a José Vicente Rangel, mientras un graffiti descubierto en la cantina de suboficiales del CORE 5 culpa por el rumor a Aristóbulo Istúriz.
Sea como fuere, lo cierto es que las declaraciones dadas por el CEO a Últimas Noticias, cuando faltan nada más y nada menos que 25 meses para las elecciones presidenciales, demuestran un nerviosismo indigno de un mando tan altamente apostado en las filas uniformadas. ¿Qué sentido tiene cantar la caída del comandante en jefe en las preferencias populares y dar por sentado que cualquiera sea el candidato que lo enfrente le dará un varapalos que lo dejará emporcado en el abismo de la derrota? Ante ese más que probable escenario, ¿qué gana Rangel Silva casándose con un derrotado Hugo Chávez y no con la república con la que, supuestamente, ya se casó al juramentarse ante la bandera? ¿No se llama eso incurrir en flagrante delito de "traición a la patria"? ¿O es que ante las escandalosas denuncias de Walid Makled y los testimonios de Raúl Reyes prefiere hundir consigo al teniente coronel?
Razón tienen los expertos que previenen contra el peligro de contagio de la paranoia. ¿De qué le sirve a Rangel Silva salirnos con la mamarrachada de que él no aceptará el veredicto de las urnas? ¿Qué utilidad puede traer consigo avisar con dos años de antelación de la eventualidad que el CNE, bajo la presión suya y de los suyos monten un fraude como el de Pérez Jiménez en el 52 y en el 57? ¿O corten por lo directo dando un golpe de estado a lo Pinochet? ¿Por qué involucra a la totalidad de las fuerzas armadas en sus desvaríos esquizoides y anticonstitucionales? ¿O es que no sabe nuestro taimado general Rangel Silva que guerra avisada no mata soldado?
Imposible peor favor el dado a su máximo jefe por quien está en la mira de la DEA, la CIA y todos los servicios secretos, anticorrupción, antilavado de dinero y antinarcóticos del mundo entero. ¿Puede un segundo de a bordo desenmascarar su índole medularmente golpista, antidemocrática y fascista sin que pague de inmediato por una falta tan flagrante a la Constitución? ¿Qué estarán pensando en el Pentágono, en la Casa Blanca, en La Moncloa, en La Moneda e incluso en la Casa Rosada – no se hable de Planalto – ante unas declaraciones dignas de Augusto Pinochet, del General Videla o del recién fallecido Emilio Massera? Que en la Venezuela del siglo XXI las Fuerzas Armadas está en poder de gorilas como los del Cono Sur en los setenta.
Peor aún: que ante la ausencia de desmentidos, pase a retiro, prisión o baja fulminante del CEO , el general Rangel Silva, sorprendido con las manos golpistas en la masa tiranicida, su comandante en jefe es de la misma opinión y que, en consonancia, merece ser interpelado de inmediato por la UNASUR, MERCOSUR, la OEA, la CIDH y cualquier otro organismo internacional que vele por la vigencia de los derechos humanos. Pues de todos ellos, el peor y más siniestro es el que priva del derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes. Derecho que este impresentable uniformado acusado de muy graves delitos amenaza asomando entre las mangas de su guerrera las garras del gorila que enmascara.
Que no se queje mañana, si sus palabras son tomadas en serio y debe enfrentar los tribunales de justicia. ¿O cree que con su espada adquirió el derecho a la impunidad para atentar contra los sagrados derechos estatuidos en nuestra Constitución y garantizados por los Estatutos de Roma?
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