Los venezolanos y los colombianos, estamos felices porque las relaciones de nuestros dos países han sido restablecidas.
Pero al mismo tiempo resulta imperioso pertinente preguntar: ¿Para qué sirvió la ruptura ausencia de relaciones?¿Qué propósitos cumplió? ¿A quién benefició?
La respuesta es sencilla: No benefició a nadie. Más bien perjudicó a todos. Fue un año perdido que dejará cicatrices imborrables en los colombianos por los daños causados a la población y a la economía de ese país y en los venezolanos por las oportunidades de negocios perdidas para nuestros empresarios y por el desabastecimiento que hemos tenido que soportar todos.
Por encima de los que significa la normalización de las relaciones bilaterales, la reconciliación debería ser complementada con la debida compensación, reparación o indemnización a los venezolanos y a los colombianos que hemos resultado perjudicados por la decisión unilateral y absurdamente caprichosa de, primero "congelar" y luego "romper totalmente" las relaciones con Colombia. Es una norma elemental y obligatoria, tanto del derecho interno como del derecho internacional, que quien causa un perjuicio a otro está obligado a reparar. Es evidente el daño que han sufrido los pobladores de ambos países en la zona fronteriza que se beneficiaban del comercio bilateral.
He sostenido y lo mantengo que Venezuela, como nación, no tiene ningún problema con Colombia. Lo inverso es igualmente irrefutable. De la misma manera, los venezolanos no tenemos problemas con nuestros hermanos del vecino país y viceversa. Ha sido el teniente coronel presidente quien se ha arrogado el derecho de hacer con las relaciones bilaterales lo que le ha venido en gana sin tomar en cuenta los intereses superiores del país
Él es directamente responsable de los daños ocasionados y está obligado a reparar.
Adolfo R. Taylhardat
EL UNIVERSAL
Miércoles 11 de agosto de 2010
www.adolfotaylhardat.net/indexbis
Imagen cortesía de Ultraderecha Extrema
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