Bienvenidos
- Iván Ballesteros
- Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
- La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.
Frases de dictadura.
Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014
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jueves, 22 de julio de 2010
El estado de decepción
Seguí con interés el debate sobre el estado de la nación, y no encontré nada novedoso. Más de lo mismo, hasta la saciedad. Un debate trabado entre gobierno y oposición. Una claca ridícula según las partes, unas alegrías que en nada se corresponden a lo que la situación demanda; un jefe de gobierno cariacontecido, desprestigiado, que ha destrozado la política, camino ya de romper la sociedad y matar todos los consensos que fueron la admiración de propios y extraños, tras la muerte del dictador, sin árbitro ni arbitrajes, sin generosidad para pedir de verdad ayuda a otras fuerzas sociales o políticas, sin agallas para retirarse a fin de evitar un mayor daño al país. Lamentable oposición sin otro horizonte que la caza del Poder. ¿Para hacer qué? ¿Para plantear un programa de reconducción nacional?; ¿restablecer puentes con los ciudadanos asombrados? ¿Recuperar la iniciativa con una Catalunya herida, atenerse a la razón y desarbolar exageraciones? Aún no entienden que el nacionalismo es sentimiento, y contra el sentimiento ni sirven los cañones, ni las hipérboles patrioteras. Lo del Congreso fue un triste desafuero, pletórico de irresponsabilidades suicidas, desconcierto y frustración. Es el vivo retrato de la decepción en la que estamos instalados sin remedio.
Duverger escribió en su lucidez que mientras a la izquierda le falta imaginación, a la derecha generosidad. Una sentencia anticipada de lo que hoy sucede: la clase política ha barrido de su nómina la excelencia, y se ha refugiado, casi universalmente, en la más pedestre mediocridad y desorden. Son tan líderes de la sociedad, como los sindicatos de los obreros. Ni se les reconoce, ni se les escucha, salvo cuando acometen huelgas contra gobiernos locales del PP que cumplieron al pie de la letra las tardías e insuficientes medidas correctoras de Zapatero ante una crisis que les devora y nos devora. Lo del metro de Madrid es una salvajada contra los ciudadanos, y la oprobiosa indefensión de los pensionistas, un azaroso presagio. ¿A dónde nos conducen estos charlatanes sin principios? La crisis va a peor, porque nadie osa poner las bases para su remedio, aunque fuere a destiempo: las empresas cierran, los bancos no dan créditos, las deudas deben afrontarse desde las dotaciones extraordinarias del Banco Central Europeo, como sucedió en junio, recabando un 50 % más de euros que en el mes de mayo. ¿Qué acaecerá en agosto o septiembre, cuando regresemos al trabajo?
Apelar a unas elecciones anticipadas podría resultar un despropósito. La esperada victoria del PP podría no bastar para aplicar unos remedios que la sociedad está lejos de apreciar. Con las arcas fiscales vacías, Catalunya encabronada, unos sindicatos “full” e irresponsables, una clase política que se rompe por las costuras de la corrupción, un eclipse de liderazgos... ¿en dónde pescará Mariano Rajoy? Algunos expertos ya prefijan un gobierno a precario de seismesino, impotente y exhausto, acechado por una izquierda que, habiendo arruinado sociedad, no admitirá el bisturí imprescindible (como ese PER injusto), o los ingentes sacrificios salvíficos, que Aznar aplicó en 1996, tras un lamentable final de Felipe González. ¿Será el indolente Rajoy la encarnación de la energía necesaria? Visto su discurso en el Congreso, desperdiciando la oportunidad de oro con un Zapatero derrotado, lo dudo. Si ha sido ahora impotente para levantar un céfiro de optimismo alternativo, presiento que no será la virtud tras un año fatídico.
La solución pasa por la racionalidad, enfriando las cabezas y congelando el conflicto social en ciernes, barriendo a una clase política sin principios ni convicciones, alumbrando luz a tamaña oscuridad. Si razonables somos, no cabe insistir en la demolición de las instituciones, ni ahondar en la crisis del Estado evidente en las actuales circunstancias. Sólo la unión de todas las fuerzas políticas, la composición de un gobierno de coalición, la definición de un programa de supervivencia y el coraje de emprender las medidas inexorables, podría alumbrar una perspectiva resignada, sin la cual nada es ya posible, salvo el tristísimo retorno al pasado. España vuelve a ser un problema, Catalunya también. Los egoísmos, la descomposición social, la suprema irresponsabilidad de los grandes partidos y los otros, con los pactos transaccionales convertidos en ceniza, y rota su ansiada moderación. Artur Mas y el PNV deberían reflexionar sobre ello. De este debate del estado de la nación sólo me resta decepción. ¿De quién será la responsabilidad? Del pueblo desde luego no. Dios no quiera que el modelo de Italia sea nuestro mal menor. Aquí los Berlusconi jamás fueron un remedio, sino una dolorosísima turbación.
Manuel Milián Mestre
Barcelona, 16 de julio de 2010
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