defender Nuestra Patria o seremos eclavos de todos ellos
Nicolás de Leon
Venezuela 1750
En la madrugada del pasado Viernes 16 de julio, en un acto que demuestra la naturaleza aberrada y arbitraria de este régimen y, particularmente de su cabeza más visible, fueron exhumados los restos del Libertador Simón Bolívar en el Panteón Nacional. Si quedaba alguna duda, para alguien con cinco dedos de frente, del desquiciamiento y del nulo respeto hacia nuestros valores más esenciales, hacia nuestro orgullo de ser venezolanos y hacia lo que de sagrado, noble y respetable ha sido siempre para nosotros, habría que considerar despejada esta duda luego de la profanación del Panteón Nacional, del más sagrado Altar de la Patria. Esto nos puede dar una idea del respeto que estos sociópatas resentidos pueden tener por el ciudadano.
Hace unos días, y a propósito del “traslado simbólico” de los restos de Manuela Sáenz, al Panteón Nacional, alguien cercano a mí comentaba, en tono; mitad mamadera de gallo mitad ironía, que; “en el Panteón había más Mete saca que en un Burdel”, como siguiéndole el juego le replique que “hasta ahora no se había sacado nada solo se había metido”, evidentemente me precipité. El sacrilegio del pasado Viernes en la madrugada, confirmó lo que mi amigo decía con lo del Mete-Saca; el Panteón Nacional, como toda Venezuela parece haberse convertido en algo tan digno como un burdel.
Pero, pasados ya varios días, la verdad es que queda poco que decir que exprese el, más que justificado, repudio por parte de la Venezuela que todavía tiene dignidad, ante aberraciones como la del pasado 16 de Julio. Acerca de la profanación también se ha especulado acerca de la posibilidad de que, de manera solapada, se esté haciendo algún tipo de brujería, ritos de magia negra, santería, palerismo, etc. Semejante sospecha, a pesar de lo sensacionalista que pueda resultar no es del todo gratuita, dada la mala fama que a este respecto tiene Hugo Chávez; eso sí, subraya (y hasta pone en negrita) el grado de anomia y patetismo moral al que hemos llegado. Por otra; sea cierta o falsa, estas conjeturas de presuntas brujerías ponen en relieve el carácter idolátrico del actual régimen, la psiquis del chigüire bipolar y de muchos de sus allegados. La relación idolátrica con nuestra historia por parte de Hugo Chávez (y de todos los Hugos Chávez existentes entre nosotros, incluso en el antichavismo) es consecuencia de la cobardía moral y espiritual de quienes, incapaces de afrontar su mediocridad, siempre buscan un chivo expiatorio en la historia, la sociedad o cualquier otro factor ajeno a ellos.
En ese sentido el llamado a los venezolanos debe ser a revisar nuestra relación con los principales periodos, hechos y personajes de nuestra historia (especialmente con la figura del Libertador), revisar y replantear el enfoque que tradicionalmente se nos ha inculcado hacia nuestro pasado y que bajo el chavismo ha alcanzado cotas demencialmente retorcidas. Revisar clichés y lugares comunes en los que tal vez no hemos reparado y saber salirles al paso. Realizar y promover una mirada a nuestra historia, si no imparcial, al menos con un mínimo de seriedad y objetividad, sin caer en pasionalidades que solo degradan nuestra historia a la categoría de un culebrón de Corin Tellado. Un enfoque sin lirismos ni presuntuosidades, pero también sin fatalismos ni complejos de inferioridad. Aceptar las sombras y miserias que puedan ensombrecer nuestra historia pero apoyarnos y afirmarnos en aquellos hechos, ordinarios o extraordinarios, que reflejen lo mejor de nosotros.
Finalmente, en relación con el perenne manoseo, usufructo e irrespeto de que están siendo objeto los principales íconos de nuestra nacionalidad, por parte de este desgobierno. Si bien es algo que debemos mirar con repudio y procurar castigarlo en la primera oportunidad, tampoco perdamos de vista que, siendo la gran mayoría de formación cristiana, debemos recordar; contra la idolatría del chavismo; que nuestra veneración debería enfocarse, más que determinadas imágenes u objetos en sí mismos, en lo que estos representan. El régimen puede dominarnos materialmente (por ahora) pero mientras preservemos nuestro espíritu como nación, podremos recuperar tarde o temprano todo aquello que físicamente nos ha sido confiscado.
UNARE - Unidad Nacional Renovadora
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