¡Activémonos!

Juan Diego y sus reflexiones
Publicado el 08.07.2010 13:39
Por Jonathan Humpierres (Juan Diego *)
















Cada inicio de semana sugiere una especie de ejercicio psicológico profundo para establecer los parámetros precisos que den señales de cómo seguir adelante en este laberinto oscuro al que estamos sometidos cada unos de los venezolanos.

En este momento estamos todos bajo un plan anárquico de supervivencia, lo curioso es que este esquema enfermo y desequilibrado es el tutor máximo de nuestra conducta.

Cuando las crisis se asumen con coraje son un cultivo espléndido para convocar los grandes cambios y las soluciones trascendentales. Las verdaderas transformaciones han ido siempre de la mano de turbulentos escenarios, de capítulos dolorosos pero lumínicos cuando se ejercen con el sentido pleno de la responsabilidad.

La pregunta clave es, ¿por qué aún bajo el desastre devorador en el que vivimos, nuestra actitud sigue siendo apática? ¿Será que padecemos de tolerancia extrema o es como dicen por allí, que somos un pueblo pacífico y gentil? Creo que en ninguna de estas preguntas está la posible respuesta.

Los venezolanos nos hemos convertido en una mueca perenne, en bufones patológicos de nuestra propia tragedia, de cada acontecimiento; nuestro ingenio inmaduro se excita sobremanera: mandamos miles de mensajes en twitter, cadenas por los Blackberrys, mensajitos de textos, chistecitos, fotomontajes y un sinfín de eventos creativos.

¿En qué se traduce realmente la llamada viveza criolla, la cual pareciera exaltarnos como ciudadanos? ¿No es acaso hacer lo que nos dé la gana y como nos da la gana, en cada mínimo movimiento que ejecutamos? ¿El verbo soberbio y agitado no es ciertamente reflejo preciso de muchas de nuestras reacciones?

Somos críticos especializados, tenemos la habilidad mágica de la transposición, todo lo que no nos gusta en nosotros mismos lo vemos en la acera de enfrente y tapizamos la complejidad de las circunstancias bajo la careta del ego, transformándonos en evasores de oficio.

Cuando izamos la bandera propagandística de vendernos como un pueblo solidario y amigo, ¿lo somos ciertamente? Es verdad que en ocasiones frente a la omnipotencia de una tragedia natural logramos unirnos en cierto modo para generar actos solidarios, pero me refiero a la solidaridad diaria, al dar a nuestro hermano sin pensar obtener algo a cambio, en desprendernos de lo propio en beneficio del colectivo, en saber que la reconstrucción sólo transita por el sacrificio propio, en pensar de una buena vez que está en cada uno la posibilidad de iniciar una ruta diferente.

La locura desmedida de la sociedad en la que estamos viviendo va más allá del terrible y nefasto proceso político, que en el fondo es parte de lo que en nuestro inconciente late, posiblemente en otras formas, pero de un sustrato casi calcado.

En este precipicio en el que ya caímos, por que no es cierto que estamos al borde, aquí estamos en caída libre hace un buen rato, sólo podría salvarnos un cambio radical de nuestra estructura de pensamiento, sentir por primera vez que somos co-responsables de este delirio y que es hora del despertar valiente, que sólo se inicia con la toma de decisiones maduras.

El auténtico plan de cambio no se rige en estos momentos por la gris vocería opositora, es individual y la mayor ventaja que tenemos, es la posibilidad de ejercerlo en este mismo instante, seamos ejecutores firmes de la buena política.

¡Activémonos!





Jonathan Humpierres (Juan Diego)
Cantautor, músico y abogado venezolano
juandiegocd@yahoo.com
humpierres@cantv.net