Era de esperarse que algún aberrante personaje le recomendara al Tcnel retirado, líder del chavismo, la colocación de un busto del longevo sátrapa y dictador cubano Fidel Castro en alguna plaza de la capital. Era dentro de la irracional lógica, algo que se veía venir. Ya hubo un monumento, auspiciado por un bobolongo, a la invasión de milicianos cubanos en Machurucuto, Edo. Miranda en 1968. Igual con la estatua en vidrio templado del asesino “Ché” Guevara, colocada en el páramo merideño y destruida a mandarriazos y peedradas, por los ofendidos lugareños. Así como el tubo rojo, que afea burdamente la histórica Plaza de San Jacinto, y existen otras “genialidades” del régimen rojito...Ahora bien, como parece cierto la colocación de un busto de Fidel, deseo “colaborar” con esa absurda y escatológica intención, recomendándole al Tcnel. retirado, líder de la revolución socialista del siglo XXI, varios lugares históricos de nuestra geografía nacional en donde, en honor a la verdad, merece la ubicación del busto de Fidel para remembranza de los que presenciarán ese acto, civiles y militares, en especial a estos últimos... cuyas actitudes hoy es la negación de lo que aprendieron ayer, en las aulas de la Academia Militar !
Solo mencionaré algunos lugares de los muchos que existen y que son parte de nuestra Historia moderna, pues costó sangre y vidas inocentes. Comenzaré por recomendar la ubicación del busto de Fidel, en la playa de Macama, en el Edo. Falcón, allí se encontró más de treinta toneladas de armas, fusiles, morteros, ametralladoras, cañones sin retroceso, explosivos y municiones, enviadas por Fidel para ser utilizadas en el “Plan Caracas” durante las elecciones de 1963. Este hecho provocó la expulsión de Cuba de la O.E.A. Otro sitio sería en la playa de Tucacas, Edo. Falcón pues en 1967, desembarcaron 15 milicianos cubanos al mando del célebre general cubano Arnoldo Ochoa, para reforzar a los subversivos criollos. Otro lugar podría ser en la esquina de La Alcantarilla, en Puerto Cabello, sitio de matanza de nuestros soldados durante el funesto “Porteñazo” de 1962. O también en el barrio Lídice, Caracas, frente a la casa del Tte. Dámaso Silverio Blanco, asesinado en la puerta de su domicilio, en 1966 por cuatro sicarios de Fidel. En nuestras montañas, existen más de treinta lugares para colocar el busto de Fidel. Fueron los sitios de sangrientas y mortales emboscadas a nuestras FF.AA.NN de entonces, solo nombraré tres: El sitio conocido como El Potrero, Edo. Lara, donde en Abril de 1965 fueron emboscados y muertos el Tte. Abelardo Estrada Vale (mi compañero de Promoción) y nueve soldados. Otro que recomendaré, es el sitio conocido como El Cepo, Edo. Lara, allí en Marzo de 1966 fue emboscado y muerto el Tte. Félix Álvarez Romero, junto a seis soldados y un matrimonio campesino que viajaban con ellos, una niña se salvó por quedar debajo de sus padres...Y por último, el sitio conocido como el Crucero de Anaco, Edo. Anzoátegui, allí en Septiembre de 1969 el Tte. Alberto Verde Graterol y seis soldados fueron asesinados en una alcabala, cuando desarrollaban una actividad de apoyo civil, en la encuesta “Origen y Destino”, por las balas de los AK-47 enviados por Fidel... Compatriotas civiles y militares, como deben de saber y es imposible que esto lo oculten, Venezuela perdió cientos de venezolanos de toda índole, militares, campesinos, estudiantes, obreros y de diversas profesiones, por la ambición terrorista de Fidel Castro de extender su revolución marxista en el continente americano
Aquí no pudo, fue derrotado militarmente; tampoco en Bolivia ni en Centro América. Ahora con la idea del busto de Fidel, ¿Qué les dirán a los familiares de sus victimas, a los lisiados, viudas y huérfanos? ¿Dónde queda la dignidad nacional y el sacrificio de los militares y su pueblo de entonces? ¿Cómo pueden civiles y militares, testigos de esos hechos, quedarse callados y aplaudir esa ignominia y afrenta al Honor Nacional? ¿Es tan fuerte el “plato de lentejas” que se pasan por las “horcas caudinas” el sagrado juramento ante la Bandera Nacional? Lo que Fidel Castro no pudo lograr por las armas, hoy le mantenemos su oprobiosa dictadura y además le levantamos un busto...que, mañana, deberá durar lo que dura un “suspiro” en una hamaca, en esta Venezuela tuya, mía y nuestra.
¡Fuera los invasores cubiches, vividores y magapas!
¡Hasta luego!
G.D. Oswaldo Sujú Raffo.
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