Buenos días Mingo...
Este capítulo de la historia de un mundo que cada día se aleja más de lo posible y sufrible, comienza hoy por recordar a Douglas Serrano a quien aún vemos y veremos en nuestra sesión de trabajo de los martes sobre Historia Actual en el Doctorado en Ciencias Sociales de la Faces / UCV.
Douglas, el hijo siempre pendiente de su madre, el padre responsable, el economista, el inquieto investigador, siempre empañado en adquirir una mayor formación, el de los pasos comprometidos con la construcción de la historia de otros tiempos.
A Douglas, el militante de los sueños y esperanzas de mañanas diferentes, le fueron arrancadas las ilusiones de ver crecer los dos hijos. Le fue arrancada la vida. Ya forma parte del registro luctuoso que tiene establecida la inseguridad en este ex país.
¿Qué ocurrió? ¿Cómo y porqué lo asesinaron? ¿Simplemente para robarle el auto que no le encendió a los hampones quienes en supuesta venganza le disparan al profesor?
Sobre el fondo de todo esto poco o nada se sabrá. Y eso es explicable en una sociedad que se mueve entre la sobre descomposición y la sobre decadencia.
En un ex país cuyo control y autoridad está en manos de muchos cuerpos irregulares, donde a nadie le importa la muerte que se produce a diario en el colectivo, está claro que no hay ninguna posibilidad de detener el huracán del asesinato.
Un tiempo de asesinos que cuenta entre sus actores a muchos agentes de los cuerpos de seguridad de un Estado que se comporta, en consecuencia, como un auténtico criminal.
Un Estado además regido hoy por las más perversas y nefastas fuerzas que han hecho de la incapacidad su máxima credencial. De allí el hundimiento de esta Venezuela. Por ello la continuación de una república que no es, a la total deriva.
Una sociedad que se pretende controlar con autoridades y mecanismos que nada tienen que ver con ella. Porque este se vende como un período de revolución que tiene el propósito de llevarnos a todos a cumplir con las disposiciones de un proceso que la mayoría siente que no le pertenece.
Porque esta es una ‘revolución a la cubana’. Y por ello, como lo denuncian los generales Antonio Rivero y Ángel Vivas Perdomo, la propia conducción de lo que nos queda de país se ha puesto en manos de los hermanos Castro.
No hay aquí actividad que no cuente con la injerencia cubana. Ya se reconoce oficialmente un ejército de 60 mil miembros para defender la revolución bolivariana y fidelista. De allí la acusación de traición a la patria adelantada por estos oficiales.
Y es en esta sociedad, regida por una unión concebida y realizada a nivel de la politiquería de los intereses del reparto, donde asesinaron a Douglas Serrano. Es en esta parte de VENECUBA donde le quitaron el aliento al compañero en el Paredón de la Inseguridad castro-chavista.
Douglas, amigo, nos quedamos comprometidos contigo a hacer el aporte que nos corresponde para la construcción de un tiempo sin asesinos. Salud, hermano y recibe un abrazo grande.
Qué historia, amigos!!!
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