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Frases de dictadura.

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lunes, 26 de abril de 2010

El regreso a la democracia perdida






Opina Gente

Publicado el 23.04.2010 07:51
Por Gustavo Yepes












Una estrategia basada en un diagnóstico errado está condenada al fracaso. Esto es evidente en ciertas disciplinas y no lo es tanto en otras. En Medicina, por ejemplo, un diagnóstico errado puede conducir a un tratamiento que empeore la salud del paciente, en lugar de mejorarla. Un examen forense puede determinar a posteriori dónde estuvo el error. En política no es tan evidente, porque generalmente se buscan explicaciones a los fracasos y pocas veces se reconoce que la estrategia fue errada. A esto se une que en política los hechos están matizados por las opiniones. Si una persona cree en un proyecto político, por lo general creerá cualquier cosa que le digan sus líderes. Pocas personas, es lamentable decirlo, tienen la capacidad de analizar objetivamente los hechos.

Los dirigentes opositores, en mi opinión, no han hecho un diagnóstico correcto de nuestra situación. En esas condiciones será cuesta arriba que recuperemos la democracia perdida. La “unidad” que se ha concretado en torno a las parlamentarias está basada en premisas como: “estamos en democracia y hay que enfrentar al régimen con democracia” y “una vez ganemos las elecciones parlamentarias podremos corregir los desvíos del régimen”.

En primer lugar, no estamos en democracia. Así como podemos deducir que si un animal tiene cuatro patas, mueve la cola, tiene hocico y ladra, es un perro, también es evidente deducir que si un régimen irrespeta la Constitución, no existe separación de poderes, se practica el culto a la personalidad y se persigue a la disidencia, no existe democracia. Cualquier estrategia basada en la premisa de que estamos en democracia, es una estrategia errada.

Por otra parte, vamos a elecciones como si ellas fueran la panacea. Pareciera que no nos percatamos de que ganamos las elecciones para evitar que se modificara la Constitución y el régimen ha “legalizado” impunemente lo que rechazamos con nuestros votos. Ganamos alcaldías y gobernaciones, y el régimen les quita las competencias, perpetrando un fraude descarado a los electores. Se crean unas nuevas condiciones electorales destinadas a masacrar el principio constitucional de representación proporcional, y la dirigencia opositora las acepta sin chistar para evitar que nos demos cuenta y nos desviemos del camino electoral. Cualquier estrategia basada en la premisa de que las elecciones parlamentarias son la panacea, es una estrategia errada.

Los dirigentes opinan que este es el gobierno más ineficaz que hemos tenido, que el régimen está asustado porque va a perder. El muy estimado Dr. Escarrá le da lecciones de democracia a sus captores. Yo, por el contrario, opino que este es el gobierno más eficaz que hemos tenido, por el simple hecho de que tiene unos objetivos bien claros, contrarios por cierto a nuestros principios democráticos, y los está cumpliendo a paso de vencedores. El régimen no está asustado ni se asusta. Cuando ve una amenaza, rediseña su estrategia y actúa. Los personeros del régimen no necesitan lecciones de democracia porque no son demócratas.

Los venezolanos demócratas estamos entrampados. Si nos salimos del cauce electoral, crearemos una desbandada que sólo beneficia al régimen. Si seguimos por él, ya sabemos a dónde vamos. La pregunta obligada es, ¿entonces qué hacemos? Sólo se me ocurre insistir en lo que muchos otros han recomendado y han fracasado en el intento. Más que una “unidad” circunstancial, necesitamos un liderazgo que haga un diagnóstico sincero de la situación, establezca un objetivo claro, diseñe estrategias cónsonas con el diagnóstico y el objetivo, y las ejecute. En otras palabras, hacer lo mismo que está haciendo el régimen, pero con un objetivo distinto.

En las actuales circunstancias, los ciudadanos estamos obligados a votar, y los dirigentes deben planificar qué haremos en cualquiera de los tres escenarios siguientes:

1.- El régimen obtiene más votos y más diputados, tras una campaña en la cual todos los poderes y recursos del estado estuvieron al servicio de sus candidatos.


2.- La oposición consigue más votos y el régimen obtiene más diputados, como consecuencia de la inmoral e inconstitucional reingeniería electoral diseñada y ejecutada por el CNE.

3.- La oposición saca más diputados. Este escenario es muy delicado si analizamos lo que ha pasado con las elecciones que hemos “ganado”. Un régimen que no es democrático no permitirá una Asamblea con mayoría opositora ajustada a la Constitución.

Esperemos que los dirigentes opositores aparten sus pensamientos por un momento del hecho electoral aislado, diagnostiquen adecuadamente la situación, y desarrollen una estrategia integral que nos lleve de regreso a la democracia perdida.




Gustavo Yepes
gyepesp@gmail.com

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