Todo tiene su final

CASI UN PAÍS

No es Falcon Crest. ¿Se acuerdan? La popular serie de los 80 que cautivó a televidentes de este lado del patio con su trama de intrigas, y que narraba intríngulis de una lucha de poder entre Chase Gioberti y su malvada tía Angela. Pero nadie dudará hoy que la ruptura del gobernador de Lara con quien se ha autoerigido en dueño de la revolución constituyó una telenovela que seguimos por entregas y cuyo desenlace tentativo no podía ser otro que esa atemperada carta de despedida, extrañamente leída de un modo apresurado en los dos polos extremos de la política nacional.

Desde hace algún tiempo se ha venido comentando cómo en ciertos sectores del oficialismo hay quienes, por los momentos de manera solapada, reconocen la existencia de un futuro mejor en Venezuela después de Chávez. Que lo proclamen los activistas de oposición casi no tiene sentido, pero que unos funcionarios lo admitan en la intimidad familiar o que ahora un dirigente popular de la talla de Henri Falcón lo exprese de modo tan inteligente que la atribulada Cilia Flores no alcanza a entender, es muestra fehaciente de que la magia del gran comunicador no sólo ya no arranca los aplausos de otros días, aun en quienes figuran en la lista de su público selectivo, sino que ha dejado sin capacidad de reaccionar a su cúpula de dirigentes.

Basta con leer en la prensa cómo en el exterior la imagen del Presidente bolivariano ha prácticamente desaparecido, aun en los países donde su generosidad ha sido excesiva. El reciente agarrón con Uribe y la frase del "¡Sea varón y quédese!" circulando como chiste en redes sociales, hablan del desplazamiento de un nuevo liderazgo hacia Lula o Correa.

De allí que no sea casual el gesto del gobernador larense y la respuesta primaria y hasta perruna de los Escarrás de ocasión. Henri Falcón no habló por él solo. Ni siquiera en representació n de quienes el martes le acompañaron y tramitaron su inscripción en el PPT. Algo está ocurriendo al interior del chavismo, y no es difícil advertirlo si se oye a un entristecido trabajador de los comercios del edificio La Francia, que apelando a su condición de chavista y habitante el 23 de Enero, admite no entender para dónde va la revolución.

Desde luego que para quienes han soportado duramente el acoso y hostigamiento de un pésimo gobierno, que a su ineptitud añade la práctica de la intolerancia expresada con el malandraje represivo, el gesto de Henri Falcón se les aparece inconcluso, débil y hasta incomprensible, porque no en balde el fantasma de Arias Cárdenas ronda
a veces en quienes se salen y regresan, no se sabe si para seguir en la manguangua o porque no le ven el queso a la tostada opositora.

La compuerta que acaba de abrir el gobernador de Lara es el preludio. Chávez lo siente. Pero como acaban de decírselo: hay que ser varón para reconocer que nada dura para siempre.

ELIZABETH A RAUJO
elizaraujo@hotmail. com
TalCual
Política
Jueves 25 de Febrero de 2010