Después de la batalla de Ayacucho el 9 de Diciembre de 1824, la cual selló la independencia del Perú del imperio español, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre reciben múltiples honores del digno pueblo peruano, entre los más elevados, los títulos de Libertador y Presidente perpetuo y Gran Mariscal de Ayacucho, respectivamente.
El 25 de febrero de 1835, el Libertador escribe una carta al Soberano Congreso del Perú donde renuncia a una gratificación de un millón de pesos por sus servicios prestados; sin embargo, acepta una espada de oro y cinturón con 1433 brillantes y peso de 5 marcos, cinco onzas y 8 adarmes de oro y hoja de acero estilo damasco; la vaina de la presea fue vaciada en oro macizo de 18 kilates. Fue elaborada por el famoso orfebre de la época Chungapoma, la vaina tiene en relieve la inicial de Bolívar y la leyenda: “El Perú a su Libertador” y en la hoja de acero tiene grabado: Simón Bolívar, Unión y “Livertad”, año 1825 y en el anverso Simón Bolívar: “Livertador” de Colombia y Perú, Chungapoma “me fecit” en Lima.
Este símbolo político y militar le fue otorgado al Padre de la Patria y a José Antonio Sucre por la Municipalidad de Lima el 01 de Octubre de 1825.
Muchos años después, específicamente en el década de los cincuenta, se comenzó a otorgar en un acto especial para tales fines, la réplica de esta espada a los oficiales que alcanzaron el grado de General de Brigada y Contralmirante, como símbolo de liderazgo y don de mando, por el Presidente de la República en su condición de Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas Nacionales. En la actualidad es entregada en el mismo acto de ascenso al grado de General de Brigada o Contralmirante, también por el Presidente de la República.
Los símbolos, himnos y demás cantos militares de honor, constituyen un emblema del soporte moral y ético del estamento militar; son recuerdo y remembranza de la pertenencia desde nuestros primeros pasos en la vida castrense y afianzamiento del espíritu militar durante la carrera profesional.
El Diccionario de símbolos de J.E Cirlot reseña:
“La espada es el instrumento reservado al caballero defensor de las Fuerzas de la luz contra las tinieblas. En un sentido primario, es un símbolo de la herida y del poder herir y por ello un símbolo de libertad y fuerza. En la alquimia simboliza el fuego purificador y en la mitología griega es el símbolo de la suprema espiritualización.”
Hemos titulado estas reflexiones como “La deshonra de la espada del Libertador Simón Bolívar en el Siglo XXI” pues sostenemos que no luce procedente otorgarse, como sucede desde el año 1999, dicho instrumento honorario a personalidades políticas ajenas al devenir militar. Y peor aún, a personeros cuestionados por la comunidad internacional por sus desmanes como gobernantes, generalmente, por su afán de perpetuarse en el poder, violación de los derechos humanos e incluso, en algunos casos, autoría o responsabilidad en crímenes de lesa humanidad. Tal es el caso, entre otros, de Mugabe, Gadaffi y Fidel Castro.
Como conclusión de las breves líneas precedentes, somos de la opinión que la réplica de la espada del Libertador Simón Bolívar debe ser otorgada exclusivamente a los oficiales que alcancen los grados de General de Brigada y Contralmirante, como un símbolo de liderazgo y don de mando en nuestra Fuerza Armada Nacional y estímulo para las futuras generaciones de oficiales. Es de esta forma como se evitaría lo que ahora sucede: que al otorgarse el sagrado símbolo a personas sin mérito militar alguno, se mancille el propósito originario de la presea.
Eduardo Arturo Caldera Gómez
Soportes artículo de la espada de Bolívar
Al Excmo. Señor Presidente del Soberano Congreso del Perú.
Excmo. Señor:
Tengo la honra de responder a la comunicación en que V. E. se ha servido manifestarme la generosa negativa del Soberano Congreso, a la mía, en que renunciaba el millón de pesos, que la Representación Nacional del Perú, ha querido poner a mis órdenes.
Veo con infinita satisfacción el empeño en manifestarme un reconocimiento, que, a la verdad, ha traspasado sus límites regulares. Por consecuencias de estas demostraciones excesivas he venido yo a quedar beneficiado; y por lo mismo, deudor de gratitud: pero cual sea la tenacidad del Congreso Constituyente, la mía que no puede ser excedida, no habiendo poder humano que me obligue a aceptar un don que mi conciencia repugna.
Yo repito a V.E., para que se digne hacerlo presente al Congreso, que sin aceptar la gracia en cuestión, mis servicios quedan recompensados infinitamente más de lo que yo me atrevía a desear.
V. E. sabe si el Congreso ha dejado de hacer algo que no me sea glorioso. Me ha nombrado Padre y Salvador del Perú: me ha decretado los honores de Presidente perpetuo: ha mandado grabar mi busto en una medalla, me ha llamado Libertador; y me ha obligado a encargarme del mando del Perú, y después me señala una enorme fortuna. Yo he aceptado todo con gozo, menos lo último, porque las leyes de mi patria, y las de mi corazón me lo prohíben.
Sírvase V. E. aceptar los testimonios de mi alta consideración y respeto.
Palacio de Gobierno, 23 de Febrero de 1825
SIMON BOLÍVAR
Original).
Al señor Ministro de Estado en el Departamento de Gobierno y Relaciones Exteriores.
Deseosa esta Municipalidad de reiterar al Excmo. Señor Libertador, sus sentimientos de amor y gratitud, ha resuelto dirigirle en pequeña demostración de ellos el obsequio de una espada y uniforme que desea lleguen a sus manos antes del día de San Simón. Para que este presente se conduzca por uno o más individuos de esta Corporación, y que llegue en la oportunidad en que se desea, se han presentado obstáculos que parecen insuperables. De aquí es la necesidad de ocurrir a S.E. el Consejo de Gobierno, para que en obsequio del personaje a quien se hace la demostración, disponga que el uniforme y espada para el Excmo. Señor Libertador como las otras iguales y especies destinadas al Gran Mariscal Antonio José de Sucre se conduzcan y entreguen por un Jefe de apto para el puntual desempeño de este encargo; a cuyo efecto, y para que se sirva librar todas las órdenes necesarias al intento, suplica a US. Esta Corporación lo ponga en conocimiento del dicho Supremo Consejo.
Dios etc. – Lima, octubre primero de 1825
Pascual Antonio de Gárate…. Y otras firmas
Original).
Razón de los brillantes y peso que tienen las espadas y cinturones de S.E. el Libertador y el General Sucre.
La espada y cinturón de S.E. el Libertador tienen 1433 brillantes con peso de 73 kilates, 1/16 y 1/32
La de S.E. el General Sucre tiene 1168 brillantes con peso de 62 kilates y 1/8 con peso de de 135 kilates , 1/8, 1/16 y 1/32
La espada de S.E. el Libertador, pesa 5 marcos, 5 onzas y 8 adarmes de oro
La de S.E. el General Sucre, pesa 6 marcos.
Lima, Octubre 3 de 1825
Felipe García
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1 comentario:
Excelente artículo para quienes desconocían esta parte de la Historia de Venezuela.
Por grandeza, honestidad y valentía nuestro Libertador Simón Bolívar y El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, recibieron estos honores del Perú.
Siento pena ajena que este gobierno inmoral, con total ausencia de patriotismo y libertades haga entrega de réplicas que para nosotros son tesoros de la Patria a dictadores asesinos como los que nombra en su artículo y otros personajes que desdicen mucho de amar la libertad de nuestros pueblos hermanos.
Con gratitud,
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