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- Iván Ballesteros
- Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
- La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.
Frases de dictadura.
Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014
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jueves, 20 de mayo de 2010
Tres días. Por Esteban Casañas Lostal
¿Qué pudiera importarnos tan poco tiempo? Setenta y dos horas no son nada cuando miramos el almanaque y le pasamos por arriba con indiferencia, como si nada hubiera ocurrido. ¿Tres días, tres ridículos días? Cobran sentido para muchas personas, pudiera emplearse para desviar el curso de un río, pero el río es muy grande o pequeño y sus aguas siempre van a parar al mar, limpias o sucias. Hay otras aguas menos profundas, solo en apariencias, que resultan más importantes. Corren coquetas por una cabellera lacia o rizada, negra o rubia, se unen alborotadas donde nacen las nalgas, caen turbulentas en ese profundo cañón, para luego dividirse nuevamente y continuar su descenso formando con tus piernas unas tiernas cañadas. El agua corre veloz y en su fuga, provoca burbujas que se confunden con carcajadas casi infantiles, inquietas, fingidas, inocentes, provocadoras. Se escapa alguna palabra sin terminar, es atrapada por un beso y giras el cuerpo sin soltar aquellos lazos tendidos por las lenguas que como cabos de amarre, se esfuerzan por mantener abarloadas dos naves. ¿Tres días, qué pudieran significar? Casi nada cuando se navega con niebla, tres singladuras malditas perdidas entre la bruma y el aburrimiento. Desvelos que prohíben cerrar los ojos y el pensamiento, una pregunta tras otra sin respuesta, cambio brusco de derrota sin razones justificadas, solo en apariencias.
El agua se perdió por el tragante y con ella se lavaron muchos sueños, aún, sin desprenderse del todo los cuerpos que sirvieron de cascadas. La cloaca, cuánta esperma mezclada con palabras de amor no viajaron por el mismo conducto, todas hacia el mismo lugar, aguas con tratamientos antes de ser lanzada al río y luego al mar. Todo unido en la misma nave, amor y niños en estado embrionario, adulto el primero, demasiado infantil para morir en solo tres días como si nada hubiera pasado.
¿Tres días? Demasiado tiempo para un eclipse, tsunami, bajamar o pleamar. Tres ridículas singladuras, la distancia efectiva para cambiar la dirección de un Pipo, un te amo o un barato te quiero. Cambio de oídos, direcciones, teléfonos, trasplante de corazones sin seguro médico, nada existe, existió o existirá a partir de ese tiempo, silencio. ¿Y el olor? ¿Bastan tres días para borrar el olor de la cama? ¿Podrá matarse al fantasma que viaja diariamente por los pasillos del apartamento? ¡Tres días es muy poco tiempo! Depende, hay corazones fríos como témpanos de hielo y almas que como arrabio, viajan por el mundo destruyendo otras almas con su pesado cuerpo, para estos, tres días es suficiente tiempo.
El mar, ¿qué culpa tiene el mar de todos nuestros malos presagios, infortunios, traiciones, promesas incumplidas? Ninguna, pero es el sitio elegido para depositar todo aquello que sobre en nuestras vidas. Cementerio de pasiones, sueños, miradas, gemidos, ayes temblorosos y santos que aparecen milagrosamente en cada orgasmo beatificando nuestros pecados, nunca paramos de contaminarlo.
¿Tres días? Se pueden borrar tres años, tres meses, tres semanas, una vida entera en ese tiempo. El sepulturero solo necesita unos minutos para cubrir una historia con algunas paladas, ¿por qué no se puede destruir una vida en ese tiempo?, si el disparo del verdugo es capaz de cegarla en fracciones de segundos. ¿Y por qué tanta descarga?
Tres días sobraron, siempre aparece un ángel o hada que con su varita mágica convierte el dolor en amor, la ira en placer, el odio en perdón y nos dicen que detrás de cada invierno hay una primavera, una tras otra hasta sumar cuarenta y dos o cincuenta, no importa, el amor nunca muere y renace como el ave de Fénix. Nunca se es tarde para aprender que el amor no se mendiga, se ofrece y acepta sin intereses.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá .
2010-02-05
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