La planta se deshizo de sus programas emblemáticos. Sólo produce el noticiero y una novela que no tiene pantalla donde ser vista. La casa de RCTV se ha transformado en una edificación ahora solitaria, tanto por dentro como por fuera
27 de mayo 2010 | 11:44 am - Andreína Martínez Santiso
Como si fuera una casona colonial en ruinas, de esas que alguna vez deslumbraron a sus visitantes y dieron cobijo a amorosas familias, la casa de RCTV se ha transformado en una edificación ahora solitaria, tanto por dentro como por fuera. Donde hubo movimiento acelerado de personas, eco de risas, saludos fraternales, letreros encendidos que advertían que había que hacer silencio porque en los estudios se estaba grabando, sólo quedan pasillos desoladores, cámaras y luces apagadas y pisos cerrados.
Aunque no se permite la presencia de personas ajenas al canal desde que, a principios de año, las cableoperadoras eliminaron de su programación a RCTV Internacional obligadas por presiones gubernamentales, los trabajadores que quedan hablan de la tristeza que sienten cada vez que entran en el lobby de la que fue una de las televisoras más importantes del país.
Pareciera ser el ocaso de una planta que en principio había logrado superar los obstáculos que le puso el Gobierno, que decidió no renovarle la concesión y que hizo que saliera de la señal abierta un día como hoy, hace tres años. La estrategia que aplicó para seguir en la pantalla venezolana, pero como un canal por suscripción, con el nombre de RCTV Internacional, también sufrió un revés.
La pantalla se fue completamente a negro y, ante la ausencia de ingresos, ni siquiera se pudo mantener en nómina al talento. En los últimos meses, los ejecutivos tuvieron que despedir a gran parte de los empleados, vitales para la existencia de cualquier canal de televisión. Se le tuvo que decir adiós a programas emblemáticos como Radio Rochela, Quién Quiere Ser Millonario y La Bicha, entre otros.
Sólo un equipo de producción sigue contratado, el que se encarga de la telenovela Que el cielo me explique, escrita por Cristina Policastro y protagonizada por Marianela González y Carlos Felipe Álvarez. Las grabaciones del dramático culminarán el sábado, a pesar de que el plan original era que la novela se grabara hasta finales de junio.
"No nos han informado qué pasará con el producto. Somos actores venezolanos y el público que más nos interesa que nos vea es el de nuestro país.
Nos entristece que no podamos ver nuestro trabajo en la pantalla y conocer la reacción de los espectadores", expresa Álvarez.
Extraoficialmente, se dice que quedan alrededor de 300 personas en el canal, de las 3.000 que había en nómina en mayo de 2007. Es decir, sólo 10% de los trabajadores, entre personal administrativo, técnico y talento de la telenovela, que no cuenta con más de 25 personas en el elenco.
Del equipo de El Observador quedó una mínima representación, debido a que tuvieron que despedir a corresponsales, editores, directores y redactores. Ahora sólo se graba una edición, que transmite de 8:00 am a 9:00 am la página web de RCTV (una plataforma tecnológica que soporta pocos usuarios) y que aparentemente se ve en la pantalla de algunos países del Caribe y Centroamérica y ciertas regiones de Estados Unidos y España. También conservaron el espacio La Entrevista con Miguel Ángel Rodríguez, que ahora tiene un tono más internacional y que, en el país, emite Radio Caracas Radio.
La productora ejecutiva de la Gerencia de Prensa Internacional y ancla de El Observador, Luisiana Ríos, señala que la situación es muy dura.
"He visto cómo gente talentosa que tenía 30 años de servicio en RCTV tuvo que irse; por ejemplo utileros, personas mayores que sólo conocen ese oficio. ¿Ahora quién los empleará? Espero que la planta forme una buena unidad de negocios que busque clientes fuera del país, en los lugares donde somos vistos, para sobrevivir a esta nueva embestida".
Cuando se cumple otro aniversario fuera del aire, la protesta ha quedado para el recuerdo. El sentimiento que alimentó marchas y concentraciones ahora se mudó al Twitter. Pareciera que las esperanzas se perdieron, como expresó el comediante Cayito Aponte: "Estamos muy tristes, porque se separó a una familia".
FUENTE: EL NACIONAL
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