Opiniones
Publicado el 30.05.2010 11:02
Por Ricardo Angoso
que hasta ahora no era creíble y no tenía voluntad política
de ser alternativa al régimen de Chávez
El régimen del presidente Hugo Chávez, que ya lleva más de diez años de ejercicio de gobierno, atraviesa uno de sus momentos más difíciles. La situación económica, debido a la crisis mundial y a un manejo de los asuntos locales más que discutible, es catastrófica, siendo uno de los países de América Latina que tendrá uno de los indicadores más bajos de crecimiento del continente, incluso podría ser negativo. A esto hay que añadir una inflación disparada, que podría alcanzar el 40 por ciento a finales de año, una crisis general de desabastecimiento de los productos básicos debido a la ruptura de los tradicionales lazos con Colombia y una caída en las inversiones externas e internas, así como una generalizada pérdida de confianza en el mundo. Luego en Venezuela no se produce ya casi nada, la mayor parte de la canasta básica se importa y el déficit de la balanza exterior se ha disparado hasta niveles desconocidos. El 95
por ciento de la “tarta” exportadora venezolana proviene del petróleo.
Como señalaba el dirigente político Luis Ignacio Planas, del opositor Copei, “la crisis económica se agravará, cada vez hay menos producción y mayor dependencia de los productos de afuera, las expropiaciones son un pésimo mensaje para los inversionistas, nacionales y extranjeros, nadie invertirá en nuestro país con la amenaza de ser expropiados”.
Pero no sólo lo económico presenta un estado caótico, tal como reconocen incluso fuentes oficiales, sino que el país tiene problemas de abastecimiento de agua y de luz, la inseguridad golpea brutalmente a todos los estratos sociales –se habla de más de dos centenares de homicidios cada fin de semana en la ciudad de Caracas–, el poder adquisitivo de los venezolanos ha decaído drásticamente, pues el bolívar no vale nada frente al dólar, las infraestructuras tras dos lustros de escasa atención son un erial y la corrupción campa a sus anchas ante los escasos controles y una constatada pérdida de los valores morales.
Así las cosas, y con la tensión en aumento, sobre todo a raíz de la generalización de las expropiaciones, el cierre de medios de comunicación y la detención y condena de algunos dirigentes no afines al régimen, la oposición se prepara para las próximas elecciones legislativas, en las que tendrá que demostrar que es capaz de concurrir unida y ofrecer una alternativa real a los venezolanos. El éxito logrado por la Mesa de la Unidad Democrática, que dará como fruto una lista única, aunque sin un liderazgo más o menos claro, configura un cuadro bien distinto al de los anteriores comicios, donde la oposición boicoteó los comicios y no tenía la voluntad política de hacer frente al régimen.
Ricardo Angoso
rangoso@lecturasparaeldebate.com
rangoso@hotelquintadebolivar.com
(*) Ricardo Angoso es Director de la revista Lecturas para el Debate. Analista y articulista de varios Medios de Comunicación
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