Por Lázaro Rosa.
Raúl Castro ha dicho, después de cincuenta malogrados y largos años de disparates e ineficiencias burocráticas de todo tipo, que él busca ahora, de repente, un socialismo racional para Cuba. Estas palabras pueden mover a cualquier persona que tenga algo de sentido común, de sensatez y de respeto, a la más sonora de las carcajadas.
En primer lugar ¿qué es lo que considera el general, e improvisado gobernante de turno cubano, como socialismo racional? Sin dudas que el menor de los Castro ha olvidado, quizás por su vejez y sus borracheras, que el comunismo, de hecho, ha sido siempre un sistema errante e impuesto, que por sus aberraciones y los caprichos de sus caudillos narcisistas—además de por la anteposición de unos intereses políticos que están siempre subordinados a las ambiciones más degradantes por ejercer el poder—se hace una hecatombe sin perspectivas.
El comunismo, a larga, conduce a las naciones a un profundo desconcierto y a la ira de sus hijos aunque, por el miedo ante la represión, en muchas ocasiones los pueblos padezcan y sufran adoptando el silencio…. Decididamente ¿Qué es lo que Hugo Chávez quiere para los venezolanos?
¿De qué manera este arrogante militar podrá hacer exitosa para Venezuela una línea política que fue todo un desastre en un país gigantesco como la Unión Soviética -que conllevara incluso a su desintegración- a pesar de tener más de un millón de científicos y notables especialistas a nivel mundial en las diferentes ramas del saber humano, además de ser una gran potencia nuclear?
El comunismo no solo es inclemente sino también irracional. Negar esto es caer en el peor de los ridículos, en el cinismo y en las payasadas teatrales. Aquí se anteponen los malignos intereses de un estrecho y privilegiado grupo que forma parte de la nomenclatura del poder y usa sus diatribas oportunistas de acuerdo a las circunstancias y sus conveniencias diarias.
Es totalmente risible que después de cincuenta años de rotundos fracasos, derroches, indisciplinas y negligencias de todas las envergaduras—además de la pérdida, en las nuevas generaciones de cubanos, de la identidad cultural y el genuino amor patrio-- todavía el segundón de Raúl esté hablando de raciocinio cuando, en la práctica, no permite los cambios que solucionarán dichas deformaciones.
Esto resulta nefasto en una isla donde las frutas como el mango y la piña hoy en día están desaparecidas y constituyen, el comerlas, todo un gran lujo para su población. El pueblo de Venezuela, de seguir padeciendo bajo la desfachatez de Hugo Chávez, debe irse preparando para compartir, en un futuro no muy lejano, su indigencia con el cubano.
Imaginémonos que de aquí a tres, o cuatro décadas, el nuevo mandamás de Venezuela esté exigiéndole mayores sacrificios a los ciudadanos a la vez que los culpa por las estrecheces y las calamidades materiales que atraviesa el país de las cuales, él mismo, ha sido el indiscutible y máximo responsable.
Estaremos ante una hipocresía que, como la castrista, dejará en pijamas a otras actitudes y comportamientos bochornosos que se hayan observado dentro de los anteriores escenarios totalitarios que se dieran en América Latina.
Quiero traer a colación el ejemplo de un diminuto estado (entiéndase mejor ciudad-estado) del sudeste asiático que, en menos de cuarenta años, basándose en el orden, la disciplina, el estado de derecho y las libertades económicas; ha llegado a ser una nación de riquezas, bienestar y prosperidad para sus ciudadanos como nunca pudo alcanzarlas ningún país de la Europa Oriental, ni la URSS y, menos que menos, la Cuba errante de Fidel Castro.
Me estoy refiriendo a Singapur, la nación más pequeña del sudeste asiático con una superficie territorial de sólo 699,4 kilómetros cuadrados y una población de algo más de 4 millones de habitantes, con una esperanza de vida al nacer de 81 años y el 92. 5 % de sus ciudadanos alfabetizados. Este minúsculo, pero gran estado, no cuenta con reservas de petróleo, ni níquel, ni gas natural, ni carbón de piedra, sin embargo el entorno libre y abierto de su economía lo han llevado a una gloria elevada por su estable, además de incuestionable, nivel de prosperidad.
En el año 2007 el PIB de Singapur fue de $ 228,116 millones y su PIB per cápita de $ 50,102. O sea, esta diminuta nación se colocó a la altura de países como Canadá, Gran Bretaña o Francia llegando incluso a superar a España e Italia en lo referente a su producción por habitantes. Singapur tiene un gran desarrollo de la industria electrónica y es un gran exportador de bienes manufacturados. Cuenta además con un puerto marítimo donde se maneja el mayor número de contenedores, y también el mayor volumen de carga anual, en todo el mundo.
¡Sorprendentes logros para un estado tan pequeño! ¿Quién podría dudarlo? Pues bien, si en realidad el engañoso de Hugo Chávez tuviera como meta la paz, el avance y la prosperidad para Venezuela, antes que nada, se propondría aprender todo lo que pudiera del ejemplo de este pequeño Tigre asiático.
La copia del castrismo o del fracasado comunismo del este europeo sólo traerán para la hermosa tierra de Bolívar las miserias y degradaciones más alarmantes y calamitosas, ¡vivir para verlo! El nuevo dictador venezolano está demostrando ser un desalmado, egoísta y conflictivo que actúa apegado a una vergonzosa irracionalidad que en el reciente y pasado siglo resultó ser la debacle de varios pueblos.
Los dislates del Chavismo, como los del propio castrismo, son cada día más estruendosos que las mismas caídas de agua que se producen desde las empinadas cataratas del Iguazú que comparten, en sus fronteras, la Argentina y el Brasil.
Don Chávez, Venezuela necesita perspectivas de mejorías, bonanzas y crecimiento para todos. No de un incendiario que se proponga llevar eternamente, al trono de las naciones que caigan bajo su “égida”, a terroristas encubiertos como ha sucedido en Cuba, amargamente por largo tiempo, y en otros estados donde han triunfado, de momento, sus amenazadores prosélitos.
Bienvenidos
- Iván Ballesteros
- Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
- La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.
Frases de dictadura.
Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014
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