El Honor fue su Divisa.

La Guardia Nacional de Venezuela cumple 72 años de haber sido creada, de los cuales los últimos 10 han sido realmente de absoluto deterioro en lo profesional, moral y jurídico. Que paradójico, nacimos del vientre del ejército venezolano, y hoy agonizamos en manos de oficiales que igualmente desacreditan la dignidad de ese mismo ejército.

Si, fue en el año 1937, en pleno nacimiento de la democracia cuando surge la visión de ese gran general presidente, Eleazar López Contreras, de crear un cuerpo con carácter militar y policial que pudiera controlar, sin atropellar, a un pueblo que comenzaba a disfrutar el sabor de la libertad. Un pueblo que despertaba y comenzaba a protestar frente a años de tiranía y violaciones a los derechos humanos. Para el momento, como parte de ese despertar democrático, las FAN habían dejado de ser “ejércitos de montoneras” y se iniciaba el camino de una Institución al servicio de los intereses del Estado y no de personas, ideologías o parcialidades políticas, cuyos años de oro fueron, por cierto los años 60; cuando nuestros dignos soldados y oficiales derramaron su sangre por defender la República de subversión y la invasión castro-comunista.

Posteriormente, hombres de la talla de Oscar Tamayo Suarez, a quien también hoy rendimos homenaje, nos dieron identidad: himno, símbolos y servicios institucionales; hecho que da vida a una Institución que inicia un camino de servicio al ciudadano venezolano especialmente en zonas inhóspitas y fronterizas en donde aún no alcanzaban a desarrollarse otras Instituciones. El Guardia Nacional era el amigo, el policía, el militar, el juez, el enfermero; fueron años de gloria. El honor verdaderamente era su divisa. En donde llegaba un Guardia era garantía de paz, de justicia y respeto a las leyes por encima de todo.

Para algunos historiadores y para quienes aprendimos a respetar, valorar y querer con transparencia a la Guardia Nacional de Venezuela, el empeño del actual régimen por destruir la imagen y liderazgo de la Guardia Nacional nace en nuestros orígenes (era una Institución que no solo actuaba en tiempos de guerra, sino que diariamente justificaba su existencia), se intensifica cuando derrotamos a la subversión de los años 60 y se profundiza cuando derrotamos la barbarie el 4 de Febrero de 1992. También las líneas de la historia contemporánea ya están escritas: fue el cuerpo de generales de la Guardia Nacional de Venezuela, con Carlos Alfonso Martínez a la cabeza, quienes el 11 de Abril del 2002 lo arriesgaron todo por solidaridad a un pueblo y a 20,000 trabajadores de la industria petrolera que valiente y dignamente salieron protestar y a ofrendar su vida por la libertad de la Patria. Mis respetos a la memoria de los caídos el 11 de abril, Dios los tenga en su gloria.

Así como hoy, después de 72 años de existencia rendimos homenaje a quienes crearon esta noble Institución, también es justo escribir en las líneas de la historia quienes han sido responsables o cómplices por acción u omisión de la agonía de la Guardia Nacional. Sin lugar a duda son generales y coroneles, quienes se supone debieran ejercer el liderazgo legitimo, en quienes la nación invirtió para alcanzar conocimientos de avanzada respecto a la defensa del sistema democrático, la estabilidad de las Instituciones y integridad y defensa del territorio Nacional. Pero lo más importante, son ellos quienes prioritariamente debieran estar dando el ejemplo frente a sus subalternos con respecto al juramento ante Dios y la Bandera de servir a las la Patria y las Instituciones por encima de cualquier ideología o parcialidad política alguna.

Nombres como Belisario Landis, Gutiérrez Ramos, Miguel Ramírez, Rojas Figueroa, y Freddy Carrión serán recordados en las páginas de la historia oscura de la GN, de aquella época en donde se arremetió en contar del pueblo indefenso, en donde se confabulo la macabra idea de introducir la politiquería partidista a los cuarteles, en donde se pisoteo la memoria de nuestros caídos en Perija y Cutufi cuando hoy se exhibe el busto del líder de las FARC públicamente en una plaza en la ciudad de Caracas, en donde se aplaudió la eliminación de nuestros servicios institucionales e incluso unidades como el CORE-8. Es lamentable pero es la verdad, son hechos ocurridos los que nos permiten narrar esta realidad, es el sentimiento de un pueblo a quien se debería estar sirviendo. El honor fue su divisa.