Para Roy Chaderton Matos de Joaquín F. Chaffardet y para Roy Chaderton Matos
Despreciado Roy:
Veo que el viernes, te atreviste a ir a provocar cobardemente la muy
justificada ira de los manifestantes a las puertas de la OEA, aprovechando
que estabas en Washington, protegido por una barrera y un grupo de
policías.
Quién no te conozca que te compre. Te conozco desde hace décadas, no desde atrás, y
siempre fuiste un cobarde. Tu cobardía personal es conocida por todos los
que en una época estudiábamos en la UCV, tanto copeyanos como adversarios.
Eras famoso entre nosotros, los copeyanos, porque cada vez que había una
trifulca con los adversarios salías corriendo a esconderte en los baños. ¿O
es mentira?
Lo del viernes fue un desplante típico de los cobardes, especialmente de
los cobardes del régimen, que son bocones y desafiantes cuando están “guapos
y apoyados” y seguros de que no se exponen a recibir una respuesta
adecuada. En Venezuela y sin la protección policial que tenías en
Washington, no te habrías acercado a cien cuadras de la manifestación ni
tendrías la sonrisita prepotente y burlona sino el rictus y la palidez de la
cobardía.
Has disfrutado, mamado y vivido de todos los gobiernos, jalado y acariciado
bolas de todos los colores y tamaños. Eres de los seres que nacen con esa
habilidad, una habilidad tortuosa que no se aprende sino que se nace con
ella. Parece ser una aberración genética.
Tu conducta la conoce toda Venezuela. Eres el propio “camaleón”, un
excelente bailarín que bailas al son que te toquen con tal de conservar los
privilegios de vivir en el exterior pagado por el Estado y poder así dar
rienda suelta a tu estilo de vida con plena libertad, lejos de las malas
lenguas y los ojos indiscretos que abundan en Venezuela, donde no hay
secretos
Lástima que el siempre bien recordado Edecio La Riva no viva porque te
habría dedicado un capítulo especial en una nueva edición de su obra El
Elogio de la Adulancia.
Quisiera verte valiente y desafiante enfrentando la justicia por ser
cómplice de una dictadura genocida y agente de una potencia extranjera. Pero
estoy seguro de que cuando caiga este gobierno no enfrentarás a la justicia,
sino que te refugiarás en La Habana o en Río de Janeiro, ciudades donde hay
un amplio mercado de jineteros y jineteras para todos los gustos, en el
Malecón de La Habana y en la Avenida Atlántica de Copacabana, aunque creo
que a tu edad no tendrás mucho éxito. Como tienes años trabajando para el
G2 puedes reclamar una pensión de jubilación y una vivienda, que con
seguridad no será tan confortable ni con vista a nada parecido al Rock Creek
Park, pero tendrás que conformarte: La Habana o el Rodeo.
Te deseo una larguísima vida. Deseo que vivas una larga ancianidad. Una
ancianidad solitaria y llena de recuerdos vergonzosos. Un anciano triste y
solitario, por supuesto sin una mujer a tu lado, en consecuencia sin hijos y
sin la alegría de los nietos, es decir sin dejar un recuerdo vivo en el
mundo y hasta sin un amor del mundo raro y por razones de la edad, solitario
y con la conciencia arrugada, si es que todavía te quedara algo de
conciencia, por haberle servido a la dictadura más incapaz, corrompida y
sanguinaria de nuestra historia, a la dictadura que destruyó la Nación.
Vivirás así hasta que te lleven a la sepultura o la incineración, que creo
sería lo más conveniente por razones sanitarias.
JOAQUIN FERNANDO CHAFFARDET
@jchaffardet
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