Esta desaforada política de importaciones provoca la destrucción de
millones de empleos formales, por el cierre de cientos de empresas
venezolanas. Si a esto le sumamos los controles de precios, la
burocracia y el control de cambio tenemos una economía deprimida,
estancada y controlada que castiga a todos los venezolanos con dos
efectos perversos: la escasez estructural de bienes de primera
necesidad, y una espiral de inflación incontenible ante la incapacidad
de responder a la demanda de los venezolanos.
Leopoldo López
ND 20 Diciembre, 2011
Hecho en Venezuela
Durante una visita que realizamos a los fértiles llanos de Apure hace
algunos meses, pudimos caminar por el casco central de San Fernando y
encontrarnos con ese pueblo que vive la cruda realidad de la zona
fronteriza: la inseguridad traducida en intranquilidad, pobreza,
desempleo e informalidad. Una tierra llena de recursos y de gente
trabajadora, pero seca por el abandono y la ineficacia de un Estado al
que no le importa la producción nacional.
Uno de los graves síntomas de la enfermedad económica que padece
Venezuela es una adicción incontrolable a las importaciones, que
destruye sistemáticamente nuestro aparato productivo y roba a nuestros
campesinos la posibilidad de labrarse un futuro seguro. En nuestra
visita a San Fernando pude ver cómo los apureños tienen que comprar en
el mercado y consumir carne empaquetada, producida en Nicaragua ¿Cómo
es que en una zona ganadera por excelencia se consume carne importada?
Esta desaforada política de importaciones provoca la destrucción de
millones de empleos formales, por el cierre de cientos de empresas
venezolanas. Si a esto le sumamos los controles de precios, la
burocracia y el control de cambio tenemos una economía deprimida,
estancada y controlada que castiga a todos los venezolanos con dos
efectos perversos: la escasez estructural de bienes de primera
necesidad, y una espiral de inflación incontenible ante la incapacidad
de responder a la demanda de los venezolanos.
Es hora de acabar con este círculo vicioso. Estoy comprometido con el
sector nacional, y vamos a asegurar el desarrollo industrial y
agropecuario para impulsar el empleo productivo. Levantaremos con
orgullo la marca “Hecho en Venezuela” para ser un país de productores,
emprendedores y exportadores. Fortaleceremos las relaciones
comerciales con otros países, pero con un intercambio justo que
beneficie a nuestros empresarios y comerciantes.
Vamos a impulsar el círculo virtuoso de la productividad: incentivar
la generación de bienes y servicios, que hagan de la escasez un tema
del pasado; sanear la economía y garantizar la competencia, para
abatir la inflación que se devora nuestro sueldo; y promover la
inversión productiva, para generar millones de nuevos empleos de
calidad y bien remunerados. Esta es la fórmula del progreso con la
marca “Hecho en Venezuela”.
El eje fundamental de nuestra estrategia es la consolidación de la
seguridad, en todos los ámbitos. ¿Cómo garantizar la productividad sin
reducir los niveles de violencia? Para incentivar el desarrollo
comercial, industrial y turístico es esencial acabar con la
delincuencia que somete a las fuerzas productivas en ciudades, pueblos
y caseríos de todo el país.
Pero también tenemos que asegurar la estabilidad en las inversiones,
dictar reglas de juego claras y defender con todos los recursos del
Estado la integridad de la propiedad privada. Es imprescindible
apuntalar la seguridad jurídica y brindar condiciones para la creación
de nuevas empresas, pequeñas y grandes, nacionales y extranjeras, que
generen millones de nuevos empleos productivos y de calidad.
Por delante tenemos un enorme desafío: transformar a Venezuela en un
territorio seguro. Los que quieran acabar con la violencia, la
inseguridad y la impunidad vengan conmigo a construir ese país de paz,
bienestar y progreso que todos soñamos. Fuerza y fe, Venezuela.
@leopoldolopez
FB: www.facebook.com/leopoldolopezoficial.com
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