Por una parte vemos al golpista-presidente (GP) en pleno ejercicio de un
grosero populismo ante mujeres grávidas y viejitos. Por otra, alguien
exclama: “¡A mi lo único que me interesa es que se vaya, después veremos!”
Y uno se pregunta: ¿qué subyace a estos estados que combinan desesperación
con adrenalina, alejando toda posibilidad de saber lo que ocurre?
Nuestra realidad, como apunta Pío Tamayo, está constituida por una suma
inconexa, improvisada, mecánica e interesada de individuos, alejada de toda
auténtica comunidad y en la que todo es provisional, momentáneo, fugaz.
De allí que cada quien actúe de acuerdo con su código individual. El
bochinche, tal y como apunta Francisco de Miranda. No tiene espacio el
pensamiento capaz de concebir la trascendencia.
Por ello lo que entendemos aquí como vida discurre al margen de cualquier
lógica y en medio del más extendido ‘sin saber’. No comprendemos qué es la
vida, pero tampoco tenemos mayor interés en profundizar sobre el tema.
Por lo general preferimos quedarnos en el registro de los contenidos
biológicos. En el bulto extendido y hasta brutal que nos contiene. ¿Y para
qué ir más allá de esta existencia?
Formamos parte de una sumatoria de hombres supuestamente vivos sin
claridad respecto al para qué ejercer el verdadero oficio de vivir que nos
prepare y forme para una muerte de contenido trascendente.
El sentimiento del fracaso y el vacío puede acompañarnos y martillarnos por
no haber sido útiles ni siquiera a nosotros mismos. Y mucho menos a una
humanidad de la que sólo se tiene referencias teóricas.
En la práctica somos simples fichas que se nos lleva, trae y distrae de
acuerdo a las conveniencias de un sistema que nos consume al detal. Ideales
en el suelo y ambiciones en alto.
Cada quien queda reducido a la suma de necesidades acumuladas. Porque esa
supuesta vida no va más allá del estrecho concepto de la subsistencia.
Es el hombre-necesidad que tiene el precio de la satisfacción
correspondiente. De lado queda el valor de los valores que para nada es
atendido por quienes andan tras su cotidiana provisionalidad.
Y es que para mantener ese status provisional, no hace falta -sobraría más
bien- todo lo que tenga que ver con valor-conciencia o empeño de
realización humana.
El vivir a conciencia y en dirección a actuar colectivamente, con madurez
y empeño en el mejoramiento y profundización de la lucha por la condición
de lo humano, es lo único que puede garantizar una vida verdadera y
trascendente.
No es con la suma de acciones, sino con la revisión a fondo de nuestro
proceso, como podemos determinar el ciclo de Escuelas
(romanticismo-liberal positivismo y marxismo) que han regido y rigen la
provisionalidad que define y determina a los individuos y sus instituciones.
Desde 1942 el estigma de ‘Nuevo Mundo’ nos marca y toca en lo más profundo.
Desde entonces se nos impuso una dirección y conducta que nos lleva a ser
lo que otros deciden.
Se sepulta la sociedad originaria y surge una agrupación de señores que
crean el poder de los nuevos dueños que, en medio de su provisionalidad,
aspiran a la permanencia.
Y a los sobrevivientes, ya sin comunidad, los nombran descubiertos,
inferiores, pueblo. De modo que la propia independencia es una empresa de
los propietarios provisionales que suma los desheredados a una lucha que
no les atañe.
A lo largo de 200 años los poderes provisionales han independizado,
republicanizado, democratizado o revolucionado para mantener ‘la historia
al detal’ del individuo-fragmento.
Por esto a los 519 años de la tragedia de una sociedad que fue convertida
en agrupación de individuos descubiertos, nos resulta difícil saber lo que
somos más allá del señalamiento del invasor y sus provisionales
continuadores.
Una concurrencia de individuos a la que se impone una manera de pensar y
vivir para forjarla a crear y mantener una individualidad capaz de pagar
los mejores dividendos a los conductores del llamado destino patrio.
Y es por ello que en estas realidades no hay ruptura con los intereses
establecidos y enraizados.
De allí que no tenga verdad aquello de que alcanzamos la independencia, la
libertad, la soberanía. O que comenzamos a existir en país-nación entendido
como instituciones que concentran una voluntad y un hacer colectivo para el
beneficio de todos los miembros o ciudadanos.
Lo que existe hoy es la misma agrupación de individuos sin comunidad y con
la misma provisionalidad pugnando por defender y mantener los mismos
privilegios hasta con las mismas motivaciones e ideas de hace cinco siglos.
Y llegamos así a la provisionalidad revolucionaria que sabe que sólo puede
mantenerse con la compra-venta de conciencia y apoyo como en el caso de los
viejitos y embarazadas. El mismo comportamiento de los dueños del pasado
que llevan un beneficio de subsistencia a quienes son tenidos y controlados
a nivel individual por la vía de sus necesidades. No se conduce esa gente a
la producción sino a la práctica de la dádiva.
Y frente a esta grosería se levanta la voz de la desesperación. Es el
espíritu de lo trivial e inmediato, que sólo quiere acabar con todo esto
sin importarle para nada lo que venga. Se niega a entender que esto es más
complejo y que reclama la acción de una fuerza social organizada,
consciente y activa. ¡Qué historia amigos! Twitter: @ablancomunoz
Bienvenidos
- Iván Ballesteros
- Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
- La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.
Frases de dictadura.
Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014
E-mail: plomoparejo@rcr.com.ve
sábado, 17 de diciembre de 2011
ESTA REVOLUCIÓN TAMBIÉN ES PROVISIONAL
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