TUTANKABRÓN ORDENAS ROBAR COMO HAS HECHO TÚ Higuerote

Si no salimos YA de este régimen, esto se convertirá en el pan nuestro de cada día en este país de HORROR. Vamos a sacarlos, ricachón. La lluvia ha dado tregua en Higuerote. Algunos vecinos ahora pueden contar la noche en que su edificio se volvió botín de guerra. Creen que las palabras del Presidente llevaron zozobra a su casa

Para los afectados, no es casual que todo ocurriera horas después de que el presidente de la República, Hugo Chávez, llamara a ocupar inmuebles de lujo. "Esto nos lo dio Chávez", gritaron los extraños en medio de la invasión. (Venancio Alcázares)

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En el edificio Partenope Mar andan resteados. Como soldados en la línea de fuego, los propietarios se turnan, montan guardia y duermen por tandas para evitar un nuevo asalto al inmueble. No quieren otro domingo como el pasado, cuando en medio del aguacero que inundó a Higuerote, una multitud se metió en las instalaciones y hasta amenazó de muerte a los vecinos que encontraron dentro.

Blindados con mandarrias, picos y armas largas, más de 100 individuos secuestraron la propiedad. Forzaron el portón, violaron buena parte de los 68 apartamentos y sometieron a una de las familias que esperaban -sin servicio eléctrico- a que parara el diluvio del fin de semana.

Albert Rangel guarda la película en su mente. Recuerda que todo empezó después de las 9:00 de la noche, cuando un grupo de extraños rompió el candado de la entrada principal. El resto de esta historia es una retahíla de golpes y agresiones, en las que destaca varias amenazas que quedaron en el aire. "¡Los vamos a sacar ricachones!", decían. "Esto nos lo dio Chávez"...

"Después de que el Presidente dio las declaraciones que llamaban a apoderarse de los apartamentos y de las casas que estuvieran vacías en Higuerote, esta gente se volvió como loca y empezó a saquear y a amedrentar", lamenta Rangel. "Estuvimos secuestrados por tres horas más o menos; los hombres estaban armados con ametralladoras, decían que querían lanzarme del piso 4, empezaron a romper las rejas con mandarrias y picos, a saquear los apartamentos y a llevarse las cosas".

Toman justicia

La situación ahora es otra. El mismo grupo que violó la propiedad privada intentó hacer lo mismo las dos noches siguientes, pero en lugar de las botellas que les habían lanzado desde los pisos de arriba, el lunes y el martes se encontraron con un batallón de vecinos preparados, que llegaron a responder hasta con disparos al aire.

Mujeres y niños contra el piso, replegados en los apartamentos traseros. Un grupo de hombres en la planta baja al frente de la primera línea de mando. El resto en las ventanas, para palear la falta de luz eléctrica con linternas que alumbraban la banda de extraños. ¿Cómo es que vecinos que ni se saludaban terminaron por organizarse en cuestión de horas?

Como si se tratara de una guerra, Maryelis Figuera cogió carretera el martes para resguardar a su hija de 9 meses en Caracas, pero dejó a su esposo al pie del cañón, quien entonces advertía que en dos días apenas había tenido chance para recostar la cabeza un par de horas: "No duermo desde el domingo haciendo guardia".

Bajo el anonimato, otro vecino agregó que siguen unidos y ojo avizor. "Estamos aterrados", reconoció. "Pero preparados y unidos para defender lo nuestro". Y aunque desde la noche del martes no han vuelto a recibir ningún otro ataque sorpresa, insisten en un par de ideas. Que no son ricos. Lo dicen y lo reiteran de todas la formas y, acto seguido, añaden que seguirán en guardia para proteger los apartamentos de 60 metros cuadrados que tienen en la recta de Higuerote, justo frente a la redoma de la Virgen que da la bienvenida al pueblo.

Varios de los apartamentos son vivienda principal. "Somos clase media que hemos trabajado y esto no nos lo regalaron", señala Luis Hernández, otro de los vecinos que encontró la puerta de su apartamento violada y sin enseres ni electrodomésticos. Un poco más allá, Mercedes Ojeda deja claro que están bien lejos de ser los "ricachones" a los que se refirieron los asaltantes del inmueble: "Todavía estamos pagando los apartamentos pero si fuéramos ricos, los tuviéramos en otra zona más lujosa". Ella y muchos de los otros vecinos responsabilizan directamente al primer mandatario nacional por la noche de zozobra que tuvieron el 5 de diciembre, en medio de esos días en que no paraba de llover.

El discurso presidencial

¿Qué hubiera pasado si la Guardia Nacional y la Policía de Miranda no habrían intervenido? Afortunadamente, los cientos de ocupantes abandonaron el lugar cuando llegaron los uniformados, pero entretanto pasaron tres largas horas.

De visita en Higuerote y frente a cientos de damnificados, el presidente de la República, Hugo Chávez, llamó hace una semana a las víctimas de la emergencia a tomar temporalmente inmuebles que no estuvieran en uso: "Todos aquellos que estén bajo las aguas vénganse para acá, que vamos a tomar los edificios abandonados de los ricos para alojarnos allí".

"Yo di vuelta en helicóptero y mientras ustedes están aquí nadando en agua piche y sucia, al lado en la parte alta hay tremendos edificios y hoteles donde no hay nada, no hay ni un charquito de agua", dijo. "Claro no ve que ellos pusieron allí la tierra más alta (... ) y además está la mayoría (de los inmuebles) desocupados porque como ellos no son pendejos. Como ellos ven que esto está inundado, pa' acá no van a venir en Navidad. ¡Ah no! Esos se van pa' otro lado: pa' Miami, yo no se pa' donde"...

Minutos después de esas palabras, el vicepresidente de la República, Elías Jaua, quien es precisamente de Barlovento, dijo que la medida se aplicaría temporalmente sobre la infraestructura hotelera y aseguró que no afectaría casas o apartamentos particulares.

Cerca de las 9:00 de la noche y en contacto con Venezolana de Televisión, llamó a dejar a un lado los mensajes que empezaban a anunciar el caos y la anarquía en el estado Miranda. "La medida se está haciendo con la Guardia Nacional Bolivariana de manera coordinada y consciente", explicó. A esa hora, sin embargo, ya estaba comenzando el saqueo del edificio Partenope Mar.

Lluvia y autopista llena

Emily Fernández es testigo de excepción del asalto al edificio. Ella iba entrando poco antes de que los saqueadores salieran replegados por la Guardia Nacional. Como otros de los propietarios que viven en Caracas, decidió lanzarse a Barlovento después de los anuncios presidenciales y a su llegada, encontró un edificio con microondas dentro de la piscina, gritos, amenazas, rejas destrozadas y un arma larga olvidada en la planta baja.

"Cuando llegamos ya habían saqueado mi apartamento, tiraron todo al piso, vi que se llevaron el equipo de sonido y la licuadora, que luego conseguí en el salón de la basura", cuenta. "Pero no es eso, todas las noches han sido un sufrimiento: uno tiene niños y a pesar de los disparos yo no veo que tenemos ayuda; nosotros lo que queremos es que nos dejen tranquilos".

Eso es exactamente lo que pide el resto de sus vecinos y, en líneas generales, en otros de los edificios de la zona. Este martes eran muy pocos los propietarios de apartamentos playeros que aceptaban entrevistas, pero las imágenes eran muy elocuentes: grupos de personas congregados tras las rejas de sus conjuntos habitacionales, a pesar de ser un día laborable. De acuerdo con ellos mismos, hay otros que cruzaban la autopista a diario para trabajar en Caracas y dormir en Barlovento. Aunque el río se pegó al mar, los anuncios de ocupación convocaron a muchos de los que se guarecían en la capital y otras zonas.

Caso aislado

El presidente habló y varios de los dueños de apartamentos se lanzaron al litoral del estado Miranda esa misma noche. "El domingo parecía un viernes", cuenta un portero del Club Aguasal. "La gente llamaba por teléfono y llegaba en carro". No se cumplieron, de cualquier manera, esos temores que tanta alarma causaron.

Salvo el caso del Partenope Mar, no hay noticias del saqueo de otra propiedad. A pesar de los rumores y de los mensajes que vaticinaron el caos a través de TWITTER, Barlovento empezó esa noche a recuperarse de las lluvias. Pero en momentos en que más se necesitaban las vías libres para atender a los damnificados, una avalancha de conductores empezó a transitar la autopista para ver cómo estaba lo suyo.

El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radosnki, reprochó el domingo al Presidente de la República y su discurso, al que calificó de palabras inmersas en "demagogia". Pidió a los afectados no caer en actuaciones que violenten la propiedad privada y que generen enfrentamiento entre ciudadanos: "No es prudente venir a generar zozobra en los dueños de propiedades; hay que tener mucho cuidado con generar anarquía con las declaraciones".

En tiempos de emergencia siempre hay algún vándalo que se aprovecha de la tragedia. La experiencia de Vargas traslada a numerosas viviendas y comercios que, en medio del drama humano, fueron saqueados. Algo así denuncian en el piso 4 del edificio Partenope Mar, donde tumbaron las puertas para llevarse cámaras, pantalones y hasta una botella de whisky.

"Vinieron fue a robar", concluye Ramón Noriega, otro de los vecinos. Momentos antes de verse en medio de una propiedad secuestrada, vio a los cientos de saqueadores en el hotel de enfrente gritando: "Aquí no hay nada". Ese hecho le permite concluir que lejos de ser damnificados, la banda que los azotó esta semana estaba compuesta por saqueadores que pescaban en aguas revueltas.

"Ellos en ningún momento llegaron en plan de damnificados", agrega Albert Rangel. Recuerda que un tal "Oreja" llamaba a los otros para que lo lanzaran por la ventana de su apartamento. "'¡Mátalo!, ¡Mátalo!'", gritaba. "A mi hija de 15 años le dio una crisis de nervios y fue una mujer del grupo, que llaman 'Shakira', la que controló más o menos la situación".

Las aguas, de cualquier manera, parece que están volviendo a su cauce. Tanto así que en el Partenope Mar cuentan por ahora con el apoyo de la Guardia Nacional. La alcaldesa del municipio Brión, Liliana González, anunció en la noche del martes, a través de Venezolana de Televisión, la ocupación temporal de ese inmueble, para que su planta baja se convirtiera temporalmente en búnker de los cuerpos de seguridad. Eso ha calmado a los demonios pero igual, en el edificio aseguran que siguen resteados.

JPOLISZUK@ELUNIVERSAL.COM