****La verdad detrás del “estado de sitio” en el que Los Tupamaros mantienen a Mérida desde el sábado pasado.
La guerra campal desatada en Mérida desde el sábado pasado, comenzó con la muerte el viernes en la noche de Héctor Pérez, a quien se conocía mejor con el apodo de “Casiloco”, y de su compañero “Jacobo”, quienes fueron asesinados de un tiro en la cabeza cada uno, en las adyacencias de la residencia estudiantil “Domingo Salazar”, controlada por el chavismo radical desde que Tarek El Aissami, actual Ministro del Interior, era dirigente estudiantil en la zona.
“Casiloco” nunca fue conocido como estudiante universitario en Mérida, pero cuando El Aissami era presidente de la FCU, y antes, siendo, dirigente estudiantil de la Facultad de Derecho, siempre se le veía acompañado por “Casiloco”, y de esa manera entró al PSUV y siempre se le asoció al grupo de los Tupamaros. Vivía a pesar de no ser estudiante en la residencia “Domingo Salazar”.
En el año 2006 habían asesinado dentro de la residencia a otro colaborador de Tarek, del equipo de “Casiloco” llamado “Elbano”, de un tiro en la cabeza. Se había denunciado en la comunidad universitaria, que dentro de la residencia “Domingo Salazar” se guardaban carros robados, y se había convertido en una fortaleza impenetrable debido a que al ser un recinto revolucionario, las fuerzas policiales no accedían a él.
Este grupo encabezado por “Casiloco”, atrincherado en la residencia “Domingo Salazar”, se convirtió en la milicia personal del gobernador de Mérida, Marcos Díaz Orellana, y del PSUV regional. Es esta la razón por la cual desde el sábado cuando ocurrieron los hechos, este grupo armado ha sitiado Mérida, paseándose por toda la ciudad cargando la urna y armados de forma amenazante, causando toda clase de daños a la infraestructura de la Universidad de los Andes, y a instituciones privadas, sin que ningún organismo policial o militar los detenga. Los Tupamaros llegaron incluso el sábado en la noche, en la morgue del Hospital Universitario de la ULA, a golpear y arrebatarle el celular y su cámara al reportero gráfico del diario “Los Andes”.
Este grupo está estrechamente relacionado también con el alcalde de Ejido, Pedro Alvarez.
En Mérida los organismos policiales están al tanto de que la muerte de “Casiloco” se debió a una rivalidad entre bandas, y que en nada tiene que ver este suceso con enfrentamientos políticos, que es la versión que intenta insertar en la opinión pública, el gobernador Díaz Orellana.
Llama la atención por cierto, el silencio que frente a los hechos, mantiene Tarek El Aissami, a pesar de la amistad personal que tenía con Héctor Pérez “Casiloco” el sujeto asesinado, y a pesar de ostentar el cargo de Ministro del Interior.
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