En cuanto al otro enemigo, no ya militar, sino ideológico, los Estados Unidos de Norteamérica, ha dicho que el único interés que mantienen por Chávez y su gobierno es exclusivamente comercial, pues se trata, no solo de su principal socio exportador, sino también importador.
De modo que podemos respirar tranquilos si, atendiéndonos a las guerras que ha emprendido Chávez hasta ahora, se trata de otro aguaje, de otro pavoneo, de unos pocos titulares en la gran prensa, y de reconquistar la importancia que perdió cuando los precios del petróleo se derrumbaron y pasaron a comportarse con la normalidad habitual.
Manuel Malaver
La Razón / ND
Chávez de vacaciones por los estados forajidos
No puede ser más característico que Chávez, vapuleado sin misericordia en las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre pasado, aislado al extremo de tener que rogarle una paz precaria, (pero paz al fin), a su archienemigo, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos y seguido de cerca por un crítico feroz que acaba de ganar el Premio Nóbel de Literatura como Mario Vargas Llosa, no entierre la cabeza como el avestruz que simula ignorar los peligros que le acechan, sino que se lance a graznar y batir las alas como el pavo real que, tropezándose con un tigre, intuye que su final está cerca y será inapelable y definitivo.
Actitud que ya ha tomado otras veces en circunstancias parecidas con mayor o menor suerte, pero que en las actuales, no solo portan la evidencia de que después de 11 años ha hecho poco o nada por corregir su desastrosa gestión de gobierno, y tocante a recursos, digamos que ha agotado todos de cuanto podía disponer para sobrevivir y mantenerse a flote, los histriónicos incluidos.
A este respecto, detengámosnos en el show que monta en estos días en Rusia presentándose como todo un señor de la guerra nuclear con disposición, petrodólares y ansiedad de emerger como una nueva potencia militar andrajosa del siglo XXI, las cuales, a pesar del hambre, la miseria y el subdesarrollo crónico que sufren sus pueblos, dicen contar con el poder atómico y nuclear necesario para gritarle a los países democráticos que critican sus políticas forajidas, al margen de la ley y de violaciones de los derechos humanos: “Con mi dictadura no se metan”.
Desde luego que el modelo a imitar es aquel imperio comunista ruso o soviético que pasó 70 años sosteniendo el engaño de que era la otra potencia económica, política y militar del mundo, porque tenía armas atómicas y nucleares con los cuales reducir la humanidad a cenizas, si sus enemigos se ponían cómicos y no aceptaban sus escandalosas, atroces y masivas violaciones de los derechos humanos.
Y fue así cómo, el imperio rojo descendía a los peores índices del comportamiento económico, social y cultural, a una potencia que vivía de exportar sus materias primas y utilizar sus ingresos para dilapidarlos instaurando un férreo poder político y militar que, incluso, competía en la conquista del espacio, mientras su población, los 250 millones de rusos, vivían en condiciones precarias y con niveles de desarrollo humano que no se diferenciaban de los países más pobres de Asia, África o América latina.
Ficción que debía terminar algún día, más temprano que tarde, cuando Rusia empezó a cosechar derrotas ominosas en guerras coloniales como las de Afganistán, y el desarrollo incontenible y global de los medios masivos de comunicación descubrieron el rostro de una Rusia pobre, atrasada, subdesarrollada, cuya única vía hacia la reconquista del progreso, era renunciar a la farsa,
Lo cual no impide que si algunos tontos útiles, o peones más o menos desprevenidos, se acercan por allá con chequeras repletas de petrodólares y diciendo que quieren pasar a formar parte del exclusivo club de países con energía nuclear dizque para usarlas con fines pacíficos, los nuevos zares, Putin o Medvedev, se la ofrezcan o vendan muertos de la risa, que al fin al cabo Rusia no logra salir del atraso estructural que le dejaron 70 años de comunismo y tener un aliado en las propias narices del enemigo que los amenaza en la Europa Oriental y Euroasia, los Estados Unidos de Norteamérica, no solo es de buen tono, sino disuasivo,
O sea, una nueva Cuba, pero a la que no hay que mantener, sino que los mantiene a ellos, a los zares.
Que para eso, tanto Putin como Medvedev, se han situado en un terreno ambiguo o polivalente de la legalidad internacional, con el cual pueden jugar en el bando que se les ocurra, pero eso si, si el juego les reditúa en metálico los beneficios que tanto necesitan.
Digamos que a este respecto, Chávez ha resultado el perfecto conejillo de Indias, pues contando con una materia prima como el petróleo de enorme demanda y excelentes precios en el mercado internacional, pero sobre todo, contaminado por la fantasías utópicas que significaron que Rusia perdiera 70 años del siglo XX, pues se ha comportado, no solo como un hiperlíder que quiere completar la obra que dejaron inconclusa Lenin y Stalin, sino también simulando ser el jefe de una gran potencia militar y nuclear que cuenta con las armas para desaparecer a sus enemigos cualquier día que amanezca de mal humor y decida apretar el botón.
Anotemos que ya la Rusia del dúo Putin-Medvedev figura entre el grupo de países que son de los principales beneficiarios del auge de los precios del crudo que disfrutó la economía venezolana en el período 2004-2008, (fecha en cuyos picos el petróleo llegó a cotizarse a 120 dólares el barril), con ventas de equipos y material de guerra que, según unos expertos, puede alcanzar los 10 mil millones de dólares, pero otros más de 15 mil,
Y la factura crece, pues con el nuevo acuerdo para suministrar equipos y tecnología para instalar una planta de energía nuclear en Venezuela pueden irse otros mil millones de dólares en una primera fase, sin contar un grupo de 20 tanques cuyo costo puede situarse en otros 300 millones de los verdes y que se sumarían a 30 aviones Sukhoi 30, 50 helicópteros MIL , radares y submarinos adquiridos en los últimos años.
La gran pregunta es: ¿Y para qué tantas armas, para qué tamaño gasto descomunal, dónde las guerras, enfrentamientos y amenazas con vecinos o países enemigos que puedan de repente declararle la guerra al comandante en jefe bolivariano, a su gobierno y su revolución y permitir y justificar el gasto y uso de tamaño dispendio?
Pues la verdad es que por más que se busquen las respuestas a una y otra pregunta no se encuentran, ya que hasta ahora las guerras de Chávez son verbales, retóricas, y ni siquiera los países vecinos a los que ha amenazado con invasiones las han tomado en serio como para enviar, no digamos un batallón, un soldado a la frontera.
En cuanto al otro enemigo, no ya militar, sino ideológico, los Estados Unidos de Norteamérica, ha dicho que el único interés que mantienen por Chávez y su gobierno es exclusivamente comercial, pues se trata, no solo de su principal socio exportador, sino también importador.
De modo que podemos respirar tranquilos si, atendiéndonos a las guerras que ha emprendido Chávez hasta ahora, se trata de otro aguaje, de otro pavoneo, de unos pocos titulares en la gran prensa, y de reconquistar la importancia que perdió cuando los precios del petróleo se derrumbaron y pasaron a comportarse con la normalidad habitual.
Y a propósito del petróleo y del gas ¿Qué vamos a hacer con las gigantescas reservas que, según Chávez y su ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, yacen en el subsuelo venezolano y son las más grandes del mundo, pero que dentro de algunos años ya no nos serán necesarias porque dispondremos de la energía nuclear?
¿Las seguiremos rematando con acuerdos como el que se acaba de firmar con China porque el que se le ceden 300 mil barriles diarios de crudo por un préstamo de 20 mil millones de dólares (mejor dicho:10 mil millones en dólares devaluados y 10 mil millones en yuanes revaluados) o haremos de la Faja Petrolífera del Orinoco un proyecto tipo “Yasuni” como el que Ecuador propuso en la ONU recientemente para no explotar el petróleo que ese país tiene en la Amazonía a cambio de percibir una ayuda internacional en dólares, o simplemente haremos un museo para que la mundo venga a enterarse de cómo Chávez les arruinó el futuro a los venezolanos y todo porque el petróleo no le bastó para ser un super líder mundial como lo quería Maquiavelo: odiado, pero temido?
Preguntas sin respuestas, por ahora, pues Chávez de Rusia, continúa sus vacaciones en Bielorrusia, Irán y Siria y de por ahí también nos pueden llegar otras sorpresas.
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