La jefatura dejó morir a Franklin Brito para que la gente entienda que nada le hará cambiar su empeño de profundizar la cubanización de lo que fue Venezuela, pero Brito también deja una gran lección para todos: El régimen le quitó su trabajo, sus tierras y su vida, pero nunca pudo arrebatarle su dignidad ni sus ideales. El simboliza a todos aquellos robados por los camaradas.
Cuando escucho la argumentación de los voceros del régimen sobre la muerte de Franklin Brito siento asco, repulsión, indignación… ¡Qué inmoralidad! No contentos con haberlo conducido hasta su muerte ahora pretenden responsabilizarlo a él y a su familia de este terrible desenlace que pudo evitarse con la orden de la jefatura de devolverle la propiedad –uso, goce y disposición- de las tierras que le había expoliado. Claro que los camaradas practican la doctrina del mal y acostumbran convertir a la víctima en victimario y al victimario en víctima; pero para quien tiene principios esto es intolerable.
El mundo ha visto la lucha que con tanta dignidad han librado Franklin Brito y su familia para saciar su sed de justicia y de libertad económica en un régimen que niega la democracia, el Estado de Derecho y el acceso a una justicia imparcial, independiente y oportuna.
La asquerosidad de los rojos ha llegado a tal punto, que uno tuvo el cinismo de comparar la huelga de hambre de Brito con la huelga de hambre de los contratados de Barreto -innecesarios para la Alcaldía Mayor pero útiles a la jefatura- cuyos contratos no fueron renovados por Ledezma. La comparación es inmoral porque la protesta de Brito ha sido legítima y justa en cambio la de los rojos fue una sucia jugada política para chantajear, mantener a los rojos en la Alcaldía y mermar su presupuesto; y mientras que los 2252 rojos fueron reenganchados por una orden ilegal del Ministerio del Trabajo (violó el artículo 37 de la Ley del Estatuto de la Función Pública que prevé: “Sólo podrá procederse por la vía del contrato en aquellos casos en que se requiera personal altamente calificado para realizar tareas específicas y por tiempo determinado. Se prohibirá la contratación de personal para realizar funciones correspondientes a los cargos previstos en la presente Ley”), Brito fue desacreditado, calificado como “incapacitado mentalmente” por la Fiscal General y confinado en el Hospital Militar por un Juez (que acaba de ser ascendido), donde fue torturado psicológicamente hasta su muerte según denuncia de su hija.
El totalitarismo comunista mediante su injusticia revolucionaria premia el delito y criminaliza el honor, la dignidad, la fortaleza y la resistencia a someterse a vivir en la putrefacción en la que el robo se realiza desde las instituciones rojas del “Estado”.
La consideración de las personas como cosa desechable, el desprecio por la vida y por la dignidad propia de los camaradas, es la causa de tanta muerte, de tanta injusticia, de tanto dolor, de tanto daño, de tanta desolación y de tanto desamparo.
La jefatura y sus acólitos son los responsables de la muerte de Brito y es inaceptable la crueldad con la que siguen agrediendo a Brito y a su familia, sin ningún tipo de pudor, ni remordimiento. La sociedad también tiene su cuota de responsabilidad por omisión y mientras no haya solidaridad, resistencia y repudio masivo a las injusticias del régimen lo que veremos cada día será peor.
Las mujeres en Liberia, luego de ser sometidas a los ultrajes más terribles (una de ellas narró que fue obligada a cantar, bailar y aplaudir mientras violaban a su hija de 12 años y que cuando le salpicó la sangre de su esposo que estaba siendo rebanado se desmayó) se organizaron y formaron una red de paz con la que consiguieron el acuerdo de paz de Liberia ¿Será que aquí debemos llegar a eso para que se organice la gente para el rescate de su libertad?
Elinor Montes
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