

Opiniones
Publicado el 05.08.2010 07:28
Por María Clara Ospina H.
Juan Manuel Santos se estrena como Presidente con tanto a su favor que no tiene excusas para no hacer una excelente presidencia. Pocas veces en Colombia se ha posesionado un Presidente con un Congreso tan a su favor; se puede decir que, con la excepción de unos pocos, prácticamente no tiene oposición en el Legislativo, ni entre la clase política.Las encuestas también muestran que el pueblo está a su favor en una cifra cercana al 77%. Y, hasta las Cortes, que han sido la piedra en el zapato del Presidente Uribe, miran a Santos con buenos ojos, lo ven como un respiro que, tal vez, mejore las relaciones entre el Ejecutivo y el Poder Judicial.
Igual sucede con las relaciones internacionales. Las visitas de Santos a Europa, Centro y Suramérica fueron cordiales y sentaron buenas bases internacionales para su gobierno. Aun el bocón de Chávez, quien no hizo más que insultar a Juan Manuel durante la campaña presidencial, y amenazar a Colombia con toda clase de represalias si se "atrevía" a elegirlo; hoy, habla de mejorar sus relaciones con Colombia a partir del nuevo gobierno. Claro que esto, como todo el mundo sabe, será "flor de un día", durará hasta su próxima convulsión verbal contra Colombia.De manera que las expectativas que hay sobre el gobierno de Santos son enormes.
Sin embargo, esto, en sí, puede ser el mayor lastre que tenga el nuevo Presidente. Cuando hay demasiadas expectativas es difícil llenarlas. Complacer a muchos "socios" es dificultoso, se puede con facilidad terminar no complaciendo a nadie. Las esperanzas de un pueblo que tiene tantas necesidades urgentes y tantos problemas serán muy difíciles de satisfacer. No quiero ser negativa, pero cuando uno está tan alto, generalmente, solo tiene espacio para bajar.
Hasta ahora, Juan Manuel lo está haciendo bien, ha manejado los nombramientos con maestría y, aunque ha pisada uno que otro callo, ha escogido para ministerios y otras posiciones claves, hombres y mujeres bien capacitados.Así que, Presidente, manos a la obra. El país espera mucho y con carácter urgente. El Presidente Uribe abrió las puertas de la esperanza. Ahora le toca a usted, a su manera, sin dar un paso atrás en la Seguridad Democrática, dar la batalla en otros campos de gran importancia, sobre todo, contra la corrupción y el desempleo. Si se derrotan estos "monstruos", habrá Colombia derrotado la pobreza.
Acabar con la pobreza debe ser un " propósito nacional ", mediante alianzas y compromisos entre el Gobierno y la clase industrial, los sindicatos, la Iglesia, la clase política, el Legislativo y el Poder Judicial. Todos contra la corrupción que nos tiene ahogados, todos a crear empleos, ¡todos contra la pobreza!
María Clara Ospina H.
Diplomática y periodista colombiana

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