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La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.

Frases de dictadura.

Frases de dictadura.
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jueves, 12 de agosto de 2010

La Paz con Santos… ¿Cuánto durará?







Isa y sus apuntes que apuntan...

Publicado el 11.08.2010 20:30
Por Isa Dobles











Acaba de terminar el encuentro Santos –Chávez en Santa Marta, exactamente el lugar último del Libertador Simón Bolívar, el mismo profanado hace muy poco en el Panteón Nacional buscando señales del “asesinato” cometido por la oligarquía colombiana, justo pocos días apenas, de traer tierra de Paita como restos de Manuelita Sáenz, obligándola, en esta circunstancia, a abandonar el rol histórico de amante rebelde y solidaria que llevaba como coraza única y altiva.

Allí en Santa Marta, en ese sitio donde murió solo, pobre y desterrado, fue invocado por los dos mandatarios, cada uno en su estilo. Pero si es cierto que los que mueren desde donde están pueden sentir algo, Bolívar debe haberse revolcado impotente y espantado ante esta burda escena en la que se invocaban principios sagrados para él, que resultaban palabras vacías en esta politiquería diplomática que atenta contra la credibilidad de los pueblos que crecen en desconfianza y angustia. Juan Manuel Santos, muy obviamente, consiguió que Venezuela asuma su deuda de miles de miles de dólares con los vecinos fronterizos y en cinco puntos que se acordaron allí, las relaciones entre los dos países fueron reanudadas.

Ver y escuchar a Chávez hablar de lo sucedido como si él no hubiera sido el que rompió relaciones, verlo mentir impunemente bajo la sonrisa de Santos, escucharlo, después de sus insultos al mismo colombiano, de tantas maniobras sucias y amenazas, obliga a uno realmente disponerse a aceptar que la razón y la verdad en la política son sólo criterios personales y que la hipocresía y la subestimación a los pueblos vienen en el mismo paquete.

Desde el mismo momento que se estableció el encuentro, comenzó el show. Llegaron la noche antes equipos, hombres, carros… Y después de un presidente colombiano sencillo, elegante, llegó el “muchachote de Barinas” con su chaqueta tricolor, seguido de seguridad, dueño de patio, montándose en sus Mercedes Benz blindados y deteniéndose en el camino a saludar a una comunidad (Su versión) “que lo obligó a bajarse del carro por la multitud en la calle”… Desde allí, Hugo Chávez se adueñó de la pantalla, que es lo que buscaba, esa imagen llegaba al mundo entero que lo ha visto cometer errores tras errores… Por eso allí se apropió del show. A la defensiva, se movía, interrumpía recibiendo papelitos, hablaba más de la cuenta, “ahora con Santos tal vez me digan Santos Chávez”… chistes malos, el “yo, yo, yo” con que gobierna en cada palabra.

En Venezuela lo conocemos. Tal vez Santos tiene que creerle. Por delante tenemos unas elecciones que demostraran al mismo mundo que hoy lo vio que somos otra Venezuela, que estas promesas y estos cinco puntos no durarán, porque el individuo tras la chaqueta, tras las frases de Bolívar, no puede cambiar. Hasta Fidel Castro, ante las preguntas complacientes de los periodistas “rojo rojitos”, afirma que Colombia jamás declarará la guerra a Venezuela y cuando le preguntan qué es el socialismo, contesta cortamente: comunismo. Y entonces mandan a Piedad Córdoba a llamar al cubano. ¿A qué? Ya Chávez decidió que “por ahora” no hay guerra. Cuando tenga otra de esas iracundas pataletas, tal vez. Es cuando él quiera. Y mientras lo dejen.

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