Infamias y profanaciones... es el título que trae hoy Franklin Santaella Isaac

Opina Gente

Publicado el 26.07.2010 07:05
Por Franklin Santaella Isaac












Cuando el caudillo comenzó hablar del asesinato de Simón Bolívar, recordé un opúsculo editado en Caracas por Fotolito Los Profesionales en 1997, autoría de Luis Salazar Martínez, titulado El Parricidio de Santa Marta.

El autor, se confiesa comunista y esto lo digo porque al releer el libro vino a mi mente aquel conocido chiste de cómo reaccionarían un musulmán, un cristiano y un comunista frente a la evidencia de un adulterio por parte de la consorte. El musulmán la mata, el cristiano se divorcia y el comunista agarra una mochila de piedras y se va a lanzarlas contra la embajada norteamericana.

En efecto el autor deduce de sus estudios que El Libertador no murió de tisis y por el contrario fue asesinado mediante envenenamiento siendo el gobierno norteamericano el responsable directo del crimen.

Al imperio se le han endilgado tantos crímenes por parte de los comunistas que el asunto no tendría mayor trascendencia, podíamos aplicar el adagio aquel: ¿Qué es una ralla más para un tigre? Pero, el autor inculpa a dos venezolanos con nombre y apellido: Fernando Simón Bolívar Tinoco y el general de división Mariano Montilla, el primero como autor material y el segundo como cómplice o cooperador, sin ningún miramiento, empaña la reputación de quienes encontrándose difuntos merecen respeto y consideración.

Respalda su tesis con argumentos peregrinos tales como el puñetazo que Montilla le propinó al reloj de la habitación del moribundo obteniendo como consecuencia se detuviera a la una y siete minutos, en una tal numerología histórica que repite el 17 en acontecimientos relacionados con el comunismo, como los diecisiete balazos que recibió el doctor Salvador Allende, cito: No son meras casualidades porque la casualidad no existe sino la intención de expresar mudamente la empecinada actitud de suprimir todo brote socialista en el Nuevo Mundo, fin de la cita.

Recordemos quienes eran estos personajes, Fernando: fue el sobrino predilecto del libertador, hijo de Juan Vicente Bolívar, a la muerte de este quedó bajo la tutela de su tío, para confirmar lo dicho basta leer esta carta:

Lima, abril de 1825

Señora María Antonia Bolívar

Escribe tú, de mi parte, a los encargados en el Norte de la educación del joven Fernando Simón Bolívar Tinoco, encareciéndoles el esmero con que yo quiero que se eduque a mi sobrino. Que aprenda las lenguas sabias y las vivas, matemáticas, historia, moral, bellas letras, etc. Un hombre sin estudios es un hombre incompleto. La instrucción es la felicidad de la vida; y el ignorante, que está siempre próximo a revolverse en el lodo de la corrupción, se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre.
Simón Bolívar
Montilla: Nace en Caracas el 8-9-1782, muere en Caracas el 2-.9-1851. Entre los reconocimientos que recibió por sus servicios prestados a la Independencia de Venezuela y la Nueva Granada, se encuentran la Cruz de los Libertadores y el título de Libertador de Magdalena. Estuvo junto al libertador sus últimos días y es considerado como uno de sus más allegados subalternos, contribuyo a derrocar a los sediciosos para colocar en la presidencia de Colombia al general Rafael Urdaneta exponiéndose con esto a la ira de los anti bolivarianos, como en efecto fue degradado y proscrito por el santanderismo. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 3 de julio de 1896.

Por otra parte las tantas exhumaciones y traslados del cadáver han creado dudas sobre si en verdad estos restos corresponden a los del padre de la patria, en conclusión exhumar los restos probables del libertador es exhumar todas estas tesis y antítesis, fabulas o realidades que se han creado en torno a su muerte y las causas de la misma.

Como quiera que los resultados de los exámenes a practicarse en los despojos mortales, deberían aclarar definitivamente estas dudas, dadas, con perdón de la cacofonía, los adelantos tecnológicos modernos, los profanadores de tumbas se exponen al juicio de la historia.

Me explico: si resulta que los restos no son de bolívar la percepción extra sensorial y la comunicación espiritista del caudillo quedaría en entredicho por cuanto afirmó en alta clara e inteligible voz que había percibido ese impacto espiritual, esa comunicación que existe entre los grandes, los semi dioses, los escogidos, estén vivos o muertos. ¡Soy yo!, le dijo

Si se concluye que fue envenenado, sale Reverend del juego y entra Silva Álvarez, luego entonces habría que empezar las pesquisas para cerciorarse de la participación de Fernando Bolívar y Mariano Montilla en el asesinato, de resultar cierta, sería menester degradar y remover de su sitial histórico, e incluso expulsar a este ultimo del Panteón Nacional, ¿Cómo pueden descansar juntos víctima y victimario?

Si, por el contrario, se determina la muerte natural, se confirma la tesis de la mochila de piedras.

Duro golpe para el libertador quien afirmó: Yo no pido por recompensa más que el reposo y la conservación de mi honor; por desgracia es lo que no consigo. Mientras, aún espera que cesen los partidos y se consolide la unión.

Como venezolano pido que lo dejen dormir en paz, no utilicen su nombre ni su gloria con fines politiqueros, brillen con luz propia, no opaquen su memoria, Carujos.





Franklin Santaella Isaac Isaac
Carapa44@hotmail.com