Hace un año, un 3 de abril, el sistema de justicia de Venezuela dio uno de los pasos más ignominiosos de su historia, cuando la juez Marjorie Calderón condenó, por los hechos del 11 abril de 2002, a 30 años de prisión a los comisarios Henry Vivas, Lázaro Forero, e Iván Simonovis y al PM Erasmo Bolívar y, a 17 años, a los PM Marco Hurtado, Héctor Rovaín, Luis Molina, Julio Rodríguez y Arube José Pérez.
Nunca antes, ni siquiera en las dos dictaduras del siglo XX, se amañó la justicia venezolana para ponerla al servicio de un mandatario como se hizo en este caso. El juicio de los comisarios y los PM fue injusto, espurio y arbitrariamente alargado según el ritmo que marcaba el Ejecutivo. Este juicio sentó uno de los más graves precedentes para el sistema de justicia y el Estado de Derecho y la condena fue dictada sin pruebas fehacientes que comprobarán la participación de estos venezolanos en los hechos que se le acusaban, a pesar de que se manipularon los testimonios y se crearon falsos testigos, en su mayoría promovidos desde instancias del Gobierno.Con esa sentencia de los comisarios y de los PM, el Gobierno le puso el broche de oro a su historia de ciencia ficción, que transformó una marcha de protesta cívica, que habrían teñido de sangre las mismas fuerzas de choque y militares del Gobierno, en todo un tinglado de conspiraciones, incluyendo un Golpe de Estado
Hoy 5 de abril, se está escribiendo un nuevo episodio de esta injusticia saga. Los comisarios y los seis PM este lunes en la mañana fueron trasladados intempestivamente y sin notificar a sus abogados a los Tribunales de Aragua. Lo peor es que con la rapidez de un rayo, antes de mediodía de este lunes, la Sala de Apelación del Tribunal de Aragua, ratificó las 'monstruosas' sentencias de 30 y 17 años que les dictó la jueza Marjorie Calderón hace un año.
Con la ratificación de esa sentencia se da un conveniente paso "legal" para lograr una condena firme antes del 26 de septiembre. Con esto se persigue inhabilitar políticamente a los comisarios que han logrado ser postulados por consenso como candidatos a diputados de la Asamblea Nacional. Si éstos tienen una condena firme, se les alejaría la posibilidad de salir eventualmente en libertad al ser electos diputados. Este juego de justicia manipulada ya se concretó hace unas semanas, en contra del periodista Gustavo Azócar, a quien se le dictó sentencia para también alejarlo de su curul de legislador.
Al igual que los juristas del horror durante la época de Adolfo Hitler que describe Ingo Müller, pareciera que el sistema de justicia en Venezuela se acopla cada vez más a los designios del mandato que viene de Miraflores.
. Disponible en inglés en: www.veneconomy.com
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