Hay cierta inutilidad en pretender que un adolescente, expuesto a todas las influencias tipicas de una sociedad en donde el capitalismo sigue siendo un valor, se convierta en un “pionero” como los cubanos, al estilo de Elián González. No solo se trata de un asunto de convencimiento y disciplina, sino que además las modas cambian en la adolescencia con una rapidez de vértigo, así que no le arriendo la ganancia a quienes se tengan que encargar de estos galfaros adolescentes criollos, a quiénes convenzan en cada liceo o barrio, con sus respectivas familias, de obtener las ventajas -que sin duda ofertarán- de pertenecer a la famosa “guerrilla comunicacional”.
Ahorita, por supuesto, los muchachitos están fascinados con los uniformes, las cachuchas, las cámaras de tv y los walkietalkies para hablar todas las idioteces típicas de los supuestos ejércitos comandados por la generala ministra del MINCI, que se ha puesto ella misma en ridículo, en cadena nacional con el aparatito.
Me imagino que la cosa puede llegar hasta el entrenamiento con armas. Lo genial va a ser cuando lleguen a los enfrentamientos entre bandas adolescentes, que se ha hecho un protocolo normal en urbanizaciones y barrios caraqueños, o les dé por ponerse respondones. Aquí no se puede acudir al expediente, normal en los países socialistas, de llevarse a los padres presos, de aislar al pionerito bandido o forzar palizas ideológicas y de las otras. No hay ninguna guerra civil, ni aún nos invaden (yo sé que el gobierno ruega por eso todos los días) los gringos ni los colombianos.
La otra paradoja es que mientras mas rígidos se pongan, padres y líderes chavistas para que los hijos y amiguitos formen parte de esos grupos , que supuestamente no deben tomar en cuenta los mensajitos chistosos antisocialistas por teléfono celular, los malos ejemplos televisivos, ni las modas, los muchachos reaccionarán en consecuencia y le tomarán una arrechera al socialismo del siglo XXI igualita a la que agarraron con el nacionalsocialismo del siglo XX, los jóvenes alemanes post II Guerra mundial y los comunistas post caída del muro de Berlín y post perestroika.
Ni tanto porque se opusieran ideológicamente, sino porque el régimen les hizo pasar a sus juventudes trabajo, hambre, rabias y no los dejaron ser como los demás adolescentes: tremendos, groseros, impredecibles y ultrareaccionarios contra todo lo que padres, maestros y profesores les quieran inculcar. Hoy, equivaldría a tratar de impedirles no decir groserías, no tener sexo con los novios hasta casarse, pasando por no ponerse piercings en el ombligo o no tatuarse símbolos satánicos en las nalgas. Además, aquellos también tenían que contestar a todo “sí, mi comandante y “no, mi comandante”.
Claro, me molesta la jalabolería de los integrantes de la parte “comunicacional del gobierno”. Viendo como rotan los ministros de comunicación y algunos de educación, así como los funcionarios que se ocupan de Conatel, etc. comprendo los equilibrios que hacen para que el Presidente vea que trabajan y no los boten como unos perros porque se cae una transmisión del Aló o sufren un apagón ( que en el fondo, tampoco es problema de ellos, pero jefe es jefe aunque sea burro) .
De ahi salió la famosa guerrilla. Mientras se ocupan en conformarla, chequearla, animarla, vestirla, calzarla y hacerla desfilar coherentemente cada 13 de abril, no los botan, viajan bastante y consiguen circulante constante y sonante.
Está bien. Entiendo, pero ¿a costa del manejo oscuro de los niños y adolescentes?. Lo tendrán bien merecido cuando el proyecto se les disuelva como una pompa de jabón en el mejor de los casos, si no es que se les revierte con malísimos resultados.
Por lo pronto, yo me cuidaría de los adolescentes. Como los viejos o los niños, son muy peligrosos, porque todo el mundo supone que son incapaces de una mala acción por su corta o su larga edad, que son dulces, inocentes. Y no. Tengan cuidado con su famosa guerrilla, les puede pasar como con los ejércitos de invasores de apartamentos de hace cuatro años. Tuvieron que detener a los jefes, porque se convirtieron en un factor de peso en contra de las políticas del gobierno y un cuchillo para la garganta de ustedes mismos. De nada.
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Alberto Rodríguez Barrera
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