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Oye, Hugo
¡Que de tiempos! Supongo que echaste de menos mis cartas. Comenzaré con una pregunta: ¿cuánto te pagó Oswaldo por hacerle esa propaganda? ¡Qué grave error, Huguito! Lo pusiste a valer, mijito, porque un carcelazo tuyo es como una medalla. ¡Está tan crecido que, aun desde la cárcel, le está latiendo en la cueva a Ledezma, y su perfil crece y crece!
Ahora metiste preso a Zuloaga, imagino que seguirán algunos de tus militares, y sindicalistas y profesores y maestros y obreros y estudiantes y sacerdotes (ni se te ocurra hacer esto, mira que la carne de cura indigesta; además, esos tipos tienen a Yahvé de su lado) y algo nuevo en la política: los cibernautas, y… tutti li mundache.
Te sugiero que tengas mucho cuidado con los estudiantes porque cuando el uniformado coñacea a un muchacho, éste tiene padres, hermanos y tíos que resultan ser militares y se te van a voltear: el ser humano es un animal gregario y primero, en su corazón, está la tribu. Así le pasó al Gordito del Táchira cuando la policía roleó –a lo feo– a un muchacho hijo de un coronel en el liceo Fermín Toro… te estoy hablando de 1958. Te lo repito: ten mucho cuidado porque por ahí puede reventar la vaina.
Deja la zanganería, Hugo, y no escupas contra el viento. Recuerda lo que escribió el cínico Rangel en la Bohemia Nº 926 del 19 de enero de 1981: “Un Gobierno Camorrero. Si el actual gobierno dedicase la misma energía, la misma preocupación, el mismo interés, el mismo esfuerzo, el mismo ingenio que a diario emplea en cazar peleas, en buscar camorra, en agredir a los demás, en hacer obra útil, en laborar por el país, tuviéramos, definitivamente, un gran gobierno. De ello no hay la menor duda. Algunas veces, por varios días, me he dedicado a recortar en la prensa, las alusiones que el Presidente de la República y sus Ministros hacen en forma despectiva contra los opositores, los ataques generalizados en contra del sector económico, las frases despectivas, e, incluso, las ofensas que deslizan, y realmente creo que no existen precedentes en el país (…) En todo caso, lo que conviene señalar es que a medida que la crisis se acentúa, y el fracaso oficial es mayor, también se incrementa la agresividad oficial…” ¡Carajo, chamo, hasta parece que está hablando de ti!.
Tas igualito que Pérez Jiménez, que en enero del ’58 llenó la Seguridad Nacional con toda clase de presos (fueron tantos que no cabían en los calabozos) y no duró 20 días. La desesperación es mala consejera.
Me despido, Huguito, con un consejo: reduce el café –¡Y OTRAS COSAS MÁS FUERTES!– y baja de peso... ¡Cuidado y una vaina y un infarto!, te necesitamos hasta el 2021.
Saludos,
Simón Anduze G.
Guatire, jueves 25 de marzo de 2010
P.D. Pa’ que veas que no estoy hablando bolserías, te adjunto lo que escribió José Vicente.
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