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Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.

Frases de dictadura.

Frases de dictadura.
"Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”. Marqués de Lafayette.

Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014

domingo, 7 de marzo de 2010

La luz que agoniza


Yo pensé que el colapso de luz en Caracas, vendría de una vez. Un gran apagón y ya. Tal vez durase 10, 12 horas. O mas. Afectaría todos los servicios y mi vida cotidiana. Estaría situado en un futuro x. Y sería horroroso. Habría que comprar, que digo velas, casi que plantas eléctricas, agua por trancazos, bombilllos que se prenden solos, etc, etc, mentalizarse, hacer ejercicios de evacuación en la torre donde trabajo y donde vivo. Llevar pantaletas y un pañito, como dice una amiga mía para tener reservas en los dos sitios. Si dura mas, agua, pan , atún, frescos, café. Algo horroroso, pero de un solo trancazo. Como un terremoto sin réplicas. Menos mal que uno no está en estado, o enfermísimo, porque hasta ahí llegaba.


Pero hasta llegar a sufrir el incidente, no me imaginaba nada de particular. Seguiría hasta entonces con mi vida, con tantas luces y tanta potencia como siempre, un poco recatada debido a las peticiones de Corpoelec. En realidad, debo confesarles que no soy una usuaria plus. Con toda las computadoras que uso y todos los servicios de una casa normal de Caracas, pago casi que interés social , porque estoy en una cuadra donde hay mucho ministerio y se me echó a perder al aire acondicionado hace un par de meses, precisamente en enero, cuando empezó el plan de ahorro energético nacional y la circunstancia me debe haber bajado bastante la cuenta.


Sin embargo, otro fenómeno ha comenzado. En el edificio donde trabajo, en vez de cuatro ascensores, trabajan dos. Por supuesto las colas a horas pico en un edificio de 30 pisos, uno de los mas altos de ciudad, están llenas de sonoros cánticos de loor al gobierno y a su práctica de sanción efectiva, a quiénes incumplen con las normas de ahorro de 20 % en su factura eléctrica , de alusiones gozosas a los calorones que se sufren por las azarosas restricciones empresariales que se ejecutan en toda la torre, con la finalidad de terminar con el costoso uso del aire acondicionado, fuente de interminable castigo para el réprobo.


Si sales de noche a cualquier parte, o si vuelves a tu casa después de las nueve pm ( a los periodistas les pasa algunas veces) encuentras poca iluminación en las avenidas más grandes de la ciudad, es decir un faro por cada tres cuadras sin avisos comerciales. Lo decimos rápido, pero eso quiere decir que el que esté solo en una calle de esas , se convierte en un huérfano. Tienes que ir en carro y rápido. ( Debería colocar una nota al pie, con documentación anexa, debido al incremento en las tarifas de taxi, que se pueden llamar de taxi permuta en esta época, con copia a la administración del periódico ).


Desde el carro se ve mal el panorama. Imagino lo que es ir caminando por dos cuadras de Chacao, Sabana Grande, la avenida Lecuna , Catia o Prados del Este, sin luz, en una noche cualquiera. No es precisamente romántico. Las bandas de delincuentes deben estar felices: esto es lo mío, se dirán. Sin policía, sin luz y sin carros que pasen por ahí, para cortarle el robo a uno. Los empleados de la banda identifican a la víctima y pum! Estás listo. Y si te venían buscando, como suele suceder, mejor que mejor. La magia del universo te puso por delante a quién te buscaba . “Lléeevatelo!”,dicen , mientras te das cuenta del asunto en el carro secuestrado , en su maleta, o en un una cárcel improvisada en un rancho horroroso o en una casa ídem .


Pero voy a confesarles que fue lo que realmente me hizo dar cuenta de la gravedad de la crisis, el episodio con mis gatos.
Ustedes saben, los gatos citadinos necesitan arena de gatos, para hacer sus necesidades. Los míos, también. Yo fui a comprárselas en una tienda que queda en un sótano caraqueño cualquiera y noté algo extraño. Como una tromba sigo pidiendo, pagando, sacando la tarjeta de débito, pero algo seguía raro. Y era que estábamos a media luz a las 2 pm. El dueño decía, “y la próxima vez, tráiganse su linterna porque voy a bajar ese recibo, a como de lugar”. Había una sola luz en la tienda, en la zona de la caja.


Pagué como pude y salí corriendo. Anoche ( yo trabajo hasta tarde) habían apagado otras dos tiendas y los bancos de referencia ( es decir sus avisos y sus oficinas ) enfrente. Y desde mi magnífica vista al oeste de la ciudad, habían desaparecido infinidad de luces y avisos amigos, de esos que uno usa para saber donde ir.
Estaba oscuro en recepción y eran apenas las 7 .00pm ( habíamos terminado tempranísimo ese día) .


Pensándolo bien. Estoy viviendo en el apagón. Nadie me da una explicación. Y yo creo que en el fondo , no la necesito. Hace muchos años, en una crisis argentina, de esas tantas que ha habido, alguien dijo como chiste: “¿Saben la última de los argentinos?. Que ellos creen que están tocando el fondo. Pero, en realidad, es que allá, no hay fondo.”


Así estamos nosotros. Quien sabe que se apagará mañana. Yo doy por sentada la luz de esta computadora , la del teclado y la del diario. Si mañana no hay artículo ni periódico, no crean que los he olvidado. Haré lo mismo, haciendo que les escribo, para consolar mi corazón.

Lucy Gómez

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