Elegido por sus enemigos
Insulza, de nuevo
José Miguel Insulza fue reelegido secretario general de la Organización de Estados Americanos por sus enemigos.
No se crea que en esta afirmación se oculta alguna ironía, aunque existan elementos para sospecharlo, pues eso de ser reelegido por aquellos que lo cuestionaron de manera sistemática, como Venezuela y Estados Unidos, parecería sumamente extraño.
Así ha ocurrido, y de esta manera José Miguel Insulza no recibe un premio sino un castigo. No importa que el cargo sea bien pagado, que tenga elegante residencia en Washington y el protocolo le proporcione estatus en el mundo de las notabilidades de la capital del imperio. Si para Insulza fue un voto castigo, también lo fue para quienes lo eligieron por aclamación. Esta modalidad les permitió a los representantes de los Estados no dar la cara a la hora de votar.
Los reiterados cuestionamientos del Gobierno venezolano y de su vociferante representante (ahora opacado por el embajador de Panamá), los reparos de Estados Unidos y de los países de la ALBA, todo naufragó en el reconocimiento final de que se votaba por Insulza o se votaba nulo porque no había otra alternativa.
¿Qué significa que Insulza compitiera con Insulza y que no se presentara ningún otro candidato? Parece que la OEA ha dejado de ser foro atractivo para ese tipo de personajes latinoamericanos que siempre están a la orden de la burocracia internacional.
No le interesó a Celso Amorim, candidato de la ALBA, y tampoco al presidente Oscar Arias quien respondió desdeñosamente ante la pregunta de un periodista. Casi se sintió ofendido de que pudieran imaginarlo sucesor de Insulza.
De modo que ahí tenemos al chileno que también desdeñó a la OEA cuando, hace dos años, viajó a su país en pos de la candidatura presidencial y todos le aconsejaron que se quedara en Washington. Allí estará por los próximos 5 años, hasta 2015. ¿Para qué? No se sabe. Tampoco lo sabe él. Recibió el respaldo unánime de los 33 Estados miembros. Como un saludo a la bandera.
Venezuela, Nicaragua y Bolivia se sumaron al tren del consenso, aunque expresaron sus críticas habituales a la organización para diferenciarse, para poner una nota de originalidad y de rebeldía. Insulza inicia su segundo periodo en momentos en que la comunidad internacional y en especial la latinoamericana está sensibilizada por la violación de los derechos humanos en Cuba.
Un país que no es miembro de la OEA pero que varios de ellos le han dado carta blanca, lo cual los desacredita como Estados de la organización.
Como los países de la ALBA postulan una "OEA sin Estados Unidos y Canadá", su interés en el organismo hemisférico debe ser marginal. Andan muy preocupados porque Insulza prometió la reforma de la Carta Democrática y ellos no quieren ni CIDH ni organismos que preserven el juego democrático.
Elegido por aclamación, Insulza adquiere un compromiso que no podrá eludir: la defensa de la democracia amenazada por regímenes autocráticos.
El Editorial
EL NACIONAL
Jueves 25 de Marzo de 2010
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