El Gorila rojo, la Serpiente y el Avestruz
Los españoles siempre han tenido, desde “la picaresca” para acá, la virtud de diagnosticar y desenmascarar, con más rapidez que cualquiera, a los farsantes y a quienes se disfrazan de corderos para encubrir sus fechorías. Así, han definido a los pícaros como: “seres astutos que siempre están en guardia”; “héroes al revés, ya que destacan por sus fechorías” y que, normalmente, “aparecen como criados de personajes que pertenecen a diversos estamentos sociales a los que critican duramente”.
“La picaresca” viene a cuento, porque es casi un lugar común en España, identificar al Teniente Coronel de aquí como “el gorila rojo”, a la organización terrorista ETA como “la serpiente” y al gobierno alcahuete de Zapatero como “el avestruz”.
De tal suerte, que frente a la gravísima acusación del Juez de la Audiencia Nacional de aquel país, Eloy Velasco, quien denunció la “abierta” cooperación del gobierno de Venezuela con la ETA y las FARC, se completa el cuadro de la alianza, expresa o tácita, entre el “gorila”, “la serpiente y “el avestruz”.
En efecto, la denuncia quiere poner de relieve que la alianza de las FARC con la ETA y sus operaciones encubiertas en Venezuela, bajo la protección del gobierno, tenía que saberlo desde mucho tiempo atrás el régimen de Zapatero y se ha venido haciendo “el avestruz”, creyendo con ello engañar al mundo, escondiendo sus verdaderos propósitos mercantilistas que se verían afectados con una ruptura, al descubrirse este entramado terrorista.
Ahora bien, como nada bajo el sol puede esconderse eternamente, he aquí cómo un Juez (así con mayúscula), valiente y corajudo, ha puesto en evidencia la existencia de esa entente extremista, que ha llegado al colmo de descubrir cómo, el tercer arrestado en Francia el domingo de la semana pasada, en la operación contra el jefe de ETA, José Lorenzo Ayestarán, alias “Fanecas”, es el mismo etarra al que Hugo Chávez se ha negado reiteradamente a extraditar a España, a quien llegó a ofrecer la nacionalidad venezolana en diciembre de 2006 y al que ahora le ha facilitado su vuelta a la “lucha armada” permitiéndole salir de Venezuela.
También, el auto del Juez español, revela que militares venezolanos escoltaron a etarras que iban a impartir cursillos a las FARC en el 2007 y destaca el conocido nombramiento, por parte de Chávez, de Arturo Cubillas Fontán como funcionario del Ministerio de Agricultura y Tierras de Venezuela.
Ahora bien, habría que preguntarse ¿de dónde le sale a Chávez andar de entrometido por el mundo, detrás de consumados terroristas y despreciables ideologías si él nunca se ha destacado por su heroicidad? Nadie lo ha explicado, por ahora, mejor que el mexicano Enrique Krauze, en su libro El Poder y El Delirio, cuando afirma: “Hugo Chávez es un venerador de héroes, pero no es un héroe.
Admiró al Ché, pero no cayó en la selva, fusil en mano y muerte crística, enfrentando al imperialismo. Admiró a Allende, pero no estuvo dispuesto a defender a toda costa su legítima presidencia. No lo salvó su valentía, lo salvó el general Raúl Isaías Baduel. Ha admirado siempre a Bolívar, pero no ha guiado ningún ejército, ni ganado ninguna batalla, ni liberado a ningún pueblo.
Ha admirado siempre a Castro, pero su frustrada toma del Palacio de Miraflores no fue el Moncada y menos la Sierra Maestra. (...) La urgencia interior de que lo reconozcan como héroe es lo que lo lleva a asumir esas poses de heroísmo ante las masas y las cámaras, sus gritos destemplados, sus bravatas soeces, su inagotable movilidad por el planeta y, sobre todo, su oceánica necesidad de que lo amen y reconozcan. (...) A partir de esa quimera, ha plantado la mala yerba de la discordia en la sociedad venezolana. Y a partir de esa quimera, llegado el caso, no vacilará en llevar a Venezuela al borde del precipicio. En eso sí se parece a Hitler, que en el búnker reclamaba a sus compatriotas la destrucción de puentes y ciudades antes que admitir su derrota, la derrota de sus mitologías”.
El pueblo venezolano sabe que una locura como ésta, que pretende llevarnos por el mundo tras terroristas y mal vivientes, no va a prosperar porque ya la sociedad civilizada está poniéndose sobre aviso y va a ayudarnos a derrotar esa alianza “rara avis” entre gorilas, serpientes y avestruces. De nada le servirá al gorila aliarse con serpientes como los asesinos de ETA o las FARC, pues al avestruz español, su propio pueblo, le está sacando la cabeza del hueco a “machamartillo” como lo haría... ¡cualquier zapatero, por muy alcahuete o correveidile que sea!
Antonio Ecarri Bolívar
aecarrib@gmail. com
www.el-carabobeno. com
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