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Caracas, Dtto. Capital, Venezuela
La participación de los oyentes y las denuncias forman el plato fuerte de PLOMO PAREJO. Conducido por el polémico Iván Ballesteros que se caracteriza por descubrir, analizar y difundir temas que conmocionan el acontecer político a través del contacto con sus protagonistas. Sus secciones ya son todo un éxito: “Plomo y Candela” con Ballesteros y la periodista Patricia Poleo, “Misión Imposible”, "El Jalabolas", "Qué hace Chávez con el dinero de los pobres" han dado mucho de qué hablar.

Frases de dictadura.

Frases de dictadura.
"Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”. Marqués de Lafayette.

Programa Plomo Parejo íntegro del día 03/04/2014

viernes, 5 de marzo de 2010

DEL CLOSET A LAS TRINCHERAS

LA ROCAMBOLESCA HISTORIA DE UN EMBAJADOR LLAMADO ROY CHADERTON

¿Qué promiscuos genes de sus lealtades espirituales sufrieron qué desconocidos y enigmáticos influjos como para que denuncie hoy como “instrumento de la mentira y el imperialismo” a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, ante la cual no hizo amago alguno de denuncia en los días de su pasar cortesano por los pasillos del poder?


No ha pasado un día en la historia profesional de Roy Chaderton en que no le haya jalado de manera discreta y servil a algún mandamás venezolano. Trátese de mandatarios adecos o copeyanos, Chaderton no tuvo empacho en circular por los pasillos de la cancillería y ocupar los despachos de sus más importantes escritorios sin asomar un sí ni un no, sin dejar entrever ni una pizca de pensamientos o sentimientos contrarios al Establecimiento. Siempre a la sombra, sin chistar. Sin reclamar. Sin decir esta boca es mía. Solícito y servicial como un bedel. El burócrata ideal, discreto y confiable. En cubanía: el perfecto comemierda.

Se le vio a pocos días del Caracazo haciendo de perro guardián por los pasillos de la Casona, llevando los maletines de Carlos Andrés Pérez y sirviendo de anfitrión a los presidentes del Grupo de Río que celebraban su encuentro en la capital de la República. Ni un mohín, ni un mínimo reproche, ni un asomo de disgusto. ¿Qué le sucedió a este burócrata de la diplomacia venezolana para que comiera mierda sin hacer el más mínimo ruido ante quién ordenara poner orden en la república durante los aciagos días del más bochornoso y repudiable motín de saqueos y violaciones para que veinte años después se erija en defensor de las víctimas y denunciante mundial de los atropellos sanguinarios “de la Cuarta República”? ¿Qué promiscuos genes de sus lealtades espirituales sufrieron qué desconocidos y enigmáticos influjos como para que denuncie hoy como “instrumento de la mentira y el imperialismo” a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, ante la cual no hizo amago alguno de denuncia en los días de su pasar cortesano por los pasillos del poder?

Sólo quien ha ocultado sistemáticamente sus más íntimos secretos y ha sabido resguardar su vida más privada y sus inclinaciones más profundas, puede protagonizar de la noche a la mañana un hecho tan rocambolesco y escabroso como hacer mutis del rol del diplomático perfectamente burgués, abisagrado y discreto, de flux y corbata, para reaparecer en escena convertido en el jacobino rojo rojito, de gorro frigio y liqui liqui negro negrito, la hoz en la izquierda y el martillo en la derecha. Sólo un camaleón existencial digno de un filme de Woody Allen puede pasar de servirle servicialmente a Arístides Calvani, su padrino, a Nicolás Maduro, su actual patrón. Y servirles a Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi, Carlos Andrés Pérez reincidente, Ramón José Velásquez y Rafael Caldera, una segunda vez, para terminar en brazos del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías. Todo ello como si fuera políticamente hablando una virgen vestal, sin pasado ideológico alguno, carta blanca como para grabar en ella las estrofas de la internacional Comunista y el manifiesto, sin que se le arrugue el semblante, si bien tanta trapisonda, contorneo y acomodo han terminado por agriarle el rostro y convertirlo en una piltrafa de sí mismo.

Cuando acabe esta pesadilla, ¿a qué closet volverá a esconderse este siniestro personajillo de la farándula diplomática nacional? ¿Con cual de sus rostros se paseará por las calles de Caracas? ¿A cuál de sus disfraces recurrirá para evitar el escupitajo del desprecio de la Venezuela decente?

Que no lo olvide: Dios castiga sin piedra ni palo.

Pedro Lastra

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