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jueves, 28 de enero de 2010

EDELCA presenta comunicado donde analizan crisis eléctrica y sus posibles responsables

En primer lugar es preciso aclararle a la nación que esta crisis de insuficiencia de energía eléctrica no se debe al evento climatológico “El Niño"

En primer lugar es preciso aclararle a la nación que esta crisis de insuficiencia de energía eléctrica no se debe al evento climatológico “El Niño"

A continuación les presentamos el Comunicado del Comité de Vigilancia de EDELCA, perteneciente al Comité de Profesionales y técnicos de EDELCA

Comunicado:
A la Opinión Pública en general y al Ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Sr. Hugo Chávez Frías, en particular.

El Comité de Profesionales y Técnicos de EDELCA, una vez más, nos dirigimos al pueblo venezolano y a las autoridades nacionales a objeto de alertar sobre la grave crisis de energía eléctrica en que estamos inmersos y de la cual no saldremos en los próximos años, a menos que asumamos esta situación con un compromiso de ESTADO, en el cual debemos involucrarnos todos los ciudadanos y especialmente, el Ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
En nuestro comunicado de abril de 2008 culminamos nuestra exposición con una frase premonitoria: “PERDER A CVG EDELCA ES PERDER LA ENERGÍA QUE MUEVE A VENEZUELA”, porque en aquel momento estábamos convencidos de que nuestra empresa “Electrificación del Caroní, C.A.” se acercaba cada vez más abismo insalvable de su destrucción y nuestra preocupación no se reducía a la natural preocupación por nuestra empresa, sino a la consecuencia que ello representa para el país. La crisis por insuficiencia de fuentes termoeléctricas nos ha dado la razón.
En esta oportunidad, los profesionales, técnicos y obreros de esta empresa deseamos aclarar y alertar sobre los orígenes y consecuencias de esta grave crisis que se nos avecina y expresar algunas propuestas de solución de corto, mediano y largo plazo.

En primer lugar es preciso aclararle a la nación que esta crisis de insuficiencia de energía eléctrica no se debe al evento climatológico “El Niño”, cuya aparición en nuestra zona geográfica es cíclica y se hace presente en períodos regulares, según lo demuestran los datos históricos climatológicos de nuestra región y de las costas del sur del Océano Pacífico.

Así las cosas, lo único cierto es que el fenómeno climatológico produce, durante un período de más o menos 8 meses, grandes precipitaciones en zonas normalmente secas o áridas y lo contrario, en zonas húmedas y de alta pluviosidad. Es cierto que este año 2009 se corrobora la aparición del fenómeno, con la consecuente escasez de lluvias que toda la vida lo ha caracterizado en nuestra zona geográfica.
Lo que no es cierto, como se ha pretendido hacer creer, es que dicha condición climatológica transitoria y periódica sea la causa de los racionamientos eléctricos y de la grave crisis que se avecina en el país. Para refutar a los proponentes de dicha teoría no cabe más que comparar los promedios históricos de los aportes hidrológicos del río Caroní (4.813 m3/s) con los promedios del año 2009, los cuales alcanzaron los 4.153 m3/s, o sea, apenas un 14% inferiores al promedio, lo cual no justifica por sí solo la grave situación del embalse de Guri.

Pero datos más discretos nos muestran que durante el mes de Enero de 2009, los aportes de lluvia a la cuenca del Caroní alcanzaron la cifra record de 5.467 m3/s, superior en un 133% a las cifras promedio históricas de 2.350 m3/s para ese mismo mes.

Esa misma situación de aportes muy superiores a los promedios históricos se presentó durante los meses de Febrero, Marzo y Abril. Sin embargo, es preciso advertir que durante el período Enero – Abril, las poblaciones de los estados occidentales, centrales y orientales del país se vieron sometidos a racionamientos del servicio eléctrico, debido a insuficiencia de generación, lo cual ocasiona depresiones importantes en los niveles de voltaje del sistema de transmisión, subtransmisión y distribución de energía eléctrica que imposibilitan su operación segura, confiable y con un aceptable estándar de calidad.
Es preciso advertir y recordarle a la población que desde 2006 el Gobierno Nacional y las administraciones regionales han decretado, en numerosas ocasiones, la condición de emergencia eléctrica, bajo la premisa de que dicha declaratoria permitiría reducir los trámites contractuales de las obras de infraestructura de los sistemas de generación, transmisión y distribución.

La verdad ha sido que dichas obras o no se han acelerado como se pretendía, o no se han concretado y en el peor de los casos ni siquiera se sabía lo que realmente se precisaba hacer para solucionar la precaria condición de servicio eléctrico en la que nos encontramos.

Lo cierto es que los pueblos y ciudades de la provincia este año han padecido, desde el mes de Enero, de constantes interrupciones del servicio eléctrico debido a insuficiencia de generación local, fallas en los sistemas de transporte y distribución de energía eléctrica y lo que es peor, unos requerimientos operativos que se encuentran muy por encima de las capacidades que ofrece la actual infraestructura.
La principal causa de que actualmente nos encontremos en la situación de ALARMA se debe a que el Gobierno Nacional no ha sido capaz de realizar de manera oportuna las inversiones requeridas en los sistemas de generación, transmisión, subtransmisión, distribución, comercialización y gestión del sistema eléctrico nacional.

En vez de ello, el Gobierno Nacional, actuando bajo la más pérfida política del clientelismo partidista, nos ha sumido a los venezolanos en las consecuencias que produce la desidia, la ineficiencia, la falta de experiencia y la improvisación en un servicio tan delicado, especializado e importante para el desarrollo nacional como lo es el servicio eléctrico.
Desde 1996 los profesionales del sector eléctrico advertíamos de la situación de insuficiencia de inversiones y modernización del sistema eléctrico nacional que se nos avecinaba en unos 10 o 15 años, a la cual era preciso hacerle frente desde aquel momento.

La experiencia había demostrado que el Estado no podía afrontar por si sólo la tremenda tarea que representa para cualquier país mantener e incrementar constantemente una infraestructura tan intensiva en capital como lo es la infraestructura eléctrica. A dicha conclusión llegaron, hace varias décadas, los países más avanzados de nuestro continente y del resto del planeta.

Por ello, era preciso adelantar dos acciones importantes para el momento, y que a juzgar por los avances, aún siguen siendo prioritarias.
La primera de las acciones a encaminar era la reestructuración del gran adefesio empresarial en que se ha convertido CADAFE. Para el momento de su creación y durante los años de la industrialización de Venezuela, CADAFE cumplió una labor estratégica imprescindible y de excelente ejecución, cual fue la de electrificar a toda Venezuela para con ello impulsar la conversión de un país rural en un pujante país urbano e industrial en que nos convertimos durante la década de los años 70 y 80.

Fue CADAFE quien sembró cada bombillo de Venezuela. Pero pasada esta etapa, era preciso la transformación de CADAFE quién para los primeros años de los 80 era presa de los vicios políticos que bien conocemos y padecemos los venezolanos. En 1997, el entonces presidente de Venezuela, Dr. Rafael Caldera, decidió la restructuración de CADAFE con miras a una restructuración de todo el aparataje estatal dedicado al sector eléctrico.

La segunda de las acciones y quizás la más importante fue el diseño de un marco jurídico de regulación del sector eléctrico que contemplara mecanismos de participación pública y privada, con el cual nos colocábamos en la fila de los países que, hacía una década, asumieron la restructuración de sus sectores eléctricos y la inclusión de incentivos eficientes que atrajeran inversiones privadas y garantizaran la continua expansión y modernización de la infraestructura eléctrica nacional.

A la luz de los acontecimientos por los que atraviesa nuestro sistema eléctrico y en contraste con países como Brasil, Chile, Argentina y la vecina y hermana Colombia, por mencionar algunos, nos podremos enterar de que aquella vía era la correcta, pero desgraciadamente llegó el comandante y mandó a parar!
Y es que para nadie es un secreto de que fue el actual gobierno el que promulgó la primera Ley Orgánica del Sector Eléctrico (LOSE), pero nunca la cumplió. Jamás creyó en ella, pero lo peor del caso es que se convirtió en su propio detractor.

Al día de hoy, la LOSE existe y contempla los mecanismos que nos permitirían enrumbar el sector por la senda de la sustentabilidad financiera y el crecimiento armónico con las necesidades del país, pero el Gobierno Nacional hace caso omiso de ello y en su lugar se propone convencer a la población nacional de que la culpa de esta situación se debe, por un lado, al fenómeno climatológico de “El Niño” y por el otro, a que las empresas privadas nunca invirtieron en el sector, con una perorata marxista que no reviste interés discutir entre nosotros, por lo anticuada, absurda y demostrada incapacidad de generar riqueza, felicidad y crecimiento (Gorbachov dixit).
Lo cierto es que de las 17 empresas eléctricas de Venezuela, sólo 3 eran privadas. Pero es bueno advertir que esas tres empresas privadas apenas representaban el 15% de los activos del sector eléctrico nacional, el 85% restante eran públicos.

No podemos engañar a los venezolanos al hacerles creer que la falta de inversión privada es la causante de tal situación. En aquella época de la promulgación de la LOSE advertíamos los profesionales del sector y más concretamente los profesionales de EDELCA, sobre la necesidad de incrementar las centrales de generación termoeléctrica a razón de unos 700 MW de generación anual.

Asimismo, advertíamos sobre la necesidad de modernización y ampliación de los sistemas de transmisión a 765 kV, 400 kV y 230 kV y los correspondientes sistemas de subtransmisión y distribución de energía eléctrica.
Sin embargo, a pesar de las advertencias realizadas, EDELCA prosiguió con el único plan de desarrollo de infraestructura que ha permanecido constante en su desarrollo en Venezuela y gracias al cual no estamos a obscuras todos los venezolanos todas las horas del día y de la noche.

Nos referimos al desarrollo del Bajo Caroní. La apremiante situación de deterioro nacional nos llevó responsablemente a intentar agregar nuestra experiencia en el desarrollo del sector para apuntalar el desarrollo complementario de generación termoeléctrica, con la propuesta de la central termoeléctrica de ciclo combinado de Planta Cumaná, la cual no fue posible llevar a feliz término por parte de nuestra empresa por la empecinada maniobra política de Rafael Ramírez, quién convenció al Gobierno Nacional de transferirle a PDVSA la responsabilidad de su construcción, sin que a la fecha (6 años después) se tenga la primera máquina instalada.
A partir de 2005, los profesionales del sector y muy especialmente nuestros compañeros de EDELCA, advertimos sobre la imperiosa necesidad de llevar adelante el plan de desarrollo eléctrico en el cual se asegurara la instalación y puesta en funcionamiento de unos 1.400 MW de generación a nivel nacional, los cuales deben ser predominantemente de origen termoeléctrico, basados en combustibles fósiles gaseosos, carbón, coque y posiblemente orimulsión, sin menospreciar el desarrollo de centrales hidroeléctricas en las cuencas del Caroní (Tayucay), río Cuchivero, río Boconó, río Totos, y la culminación del desarrollo Uribante – Caparo.

Es menester convencer al Ciudadano Presidente del error que comete al cercenar, sin conocimiento de causa, la posibilidad de continuar desarrollando el potencial del Caroní, al igual que el del río Cuchivero, si considera que la matriz de generación eléctrica de los próximos 30 años privilegia de manera particular el desarrollo de fuentes termoeléctricas, las cuales obligatoriamente debemos comenzar a instalar a menos que deseemos proseguir con esta crisis. Sirva para convencerle, Sr. Presidente, el hecho de que querámoslo o no, el único desarrollo sustentable del sector eléctrico nacional para las próximas 3 décadas estará basado en centrales de generación termoeléctricas, por lo que el desarrollo de las mencionadas cuencas permitirá disponer de economías energéticas propias de un país rico en fuentes primarias de energía como el nuestro.

Le rogamos que se haga asesorar por los conocedores del tema, no por sus acólitos seguidores, y podrá comprobar que los estudios de expansión del sistema eléctrico nacional señalan que todavía hay cabida para la generación hidroeléctrica, sin peligro alguno, siempre que, claro está, usted decida emprender de manera seria el desarrollo termoeléctrico nacional.

Los años del 2005 al 2009 no fueron de interés para el Gobierno Nacional para enfrentar con seriedad la situación de decadencia del sistema eléctrico nacional y al contrario de todas las recomendaciones técnicas, el Presidente de la República se empreñó, convencido por Rafael Ramírez, en la creación de CORPOELEC y en la fusión de todas las empresas eléctricas en una sola.

Advertimos en su momento, cuando se declaró al servicio eléctrico de carácter estratégico, que lo estratégico era asegurar que la población contara, ahora y en el futuro, con servicio eléctrico, no que las empresas fueran propiedad del Estado. Sin embargo, el empecinado carácter centralizador y hegemónico del gobierno nacional dio al traste con la posibilidad de lograr un sector eléctrico dinámico y a la altura de nuestras exigencias, y en su lugar prefirió repetir de manera aumentada los errores que representa CADAFE, ahora multiplicada en CORPOELEC como empresa única, aceleradora del deterioro del sector.

Hoy lo volvemos a repetir, lo importante y estratégico es que Venezuela cuente, ahora y en el futuro, con un servicio eléctrico de altos estándares de calidad y suficiencia, no que las empresas sean del estado o que sólo exista una única empresa.

No creemos que países como Chile, Colombia, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Canada, España, Reino Unido, Japón, Alemania y pare usted de contar sean tan torpes que no son capaces de estatizar toda su industria eléctrica habida cuenta del carácter estratégico del servicio. Alguien, señor Presidente, está equivocado en este tema.

Con respecto a nuestra empresa EDELCA, debemos advertir algunos aspectos preocupantes que demuestran su destrucción y que pueden dar al traste ya no sólo con el desarrollo sino con la operación de las centrales del Caroní. La destrucción de nuestro tejido técnico – gerencial se comenzó con la presidencia del Gral (Ej.) Daniel Machado quién permeó la institución, hasta el momento ajena a la diatriba política, con politiquería de baja calaña.

El Gral. Machado duplicó en menos de dos años la nómina de EDELCA, haciéndola inviable económicamente e iniciando un proceso de deterioro que vendría a culminar otro Gral del Ejército, el Gral Hipólito Izquierdo, quien dispuso recursos del sector para apoyo a las campañas político-partidistas del Sr. Presidente de la República, minando aún más el cuerpo técnico de esta noble empresa.

Ahora a EDELCA le toca la desgracia de ver su destrucción de la mano de quienes les dio de comer, los formó técnicamente y les permitió una vida profesional digna, además de brindarles el apoyo económico para el desarrollo de sus familias. Apenas recién nombrado el Ministro de Energía Eléctrica Ángel Rodríguez, éste dispuso que a EDELCA regresara a ocupar su presidencia el Ing.

Igor Gavidia, quien pertenece a la familia de jubilados de la empresa y cuya preparación técnica no es cuestionable, no así su preparación gerencial para dirigir los designios de tan importante baluarte del acervo técnico de este país. El Ing. Gavidia no es más que un eslabón de la cadena político partidista con la cual el Gobierno Nacional ha inundado al sector eléctrico.

Su presencia en la presidencia de EDELCA vino a consagrar la conchupancia sindicalista irresponsable que ha realizado su apuesta política por lograr la contratación única de todos los trabajadores de la industria eléctrica, sin que ni él ni su cómplice Ángel Navas (FETRAELEC) hayan sido capaces de evaluar la capacidad financiera de las empresas para hacer frente a tales aspiraciones y mucho menos, haber evaluado la sustentabilidad económica de tal ajuste en el mediano y largo plazo, pues presuponen de antemano recostar a las arcas del Estado los gastos de los sindicatos.

A ambos (Gavidia y Navas) el pueblo de Venezuela debe exigirles respuestas por lo que sucede en EDELCA y que tendrá amplias repercusiones en el servicio. Así como son capaces de rasgarse las vestiduras por su partido político, así mismo deberían explicarle al país porqué los sindicatos de TOCOMA controlan el desarrollo de la obra, de tal manera que EDELCA ha sido impedida de lograr que tal obra pueda entrar en servicio en el tiempo inicialmente previsto (2012).

Ellos deben explicar cómo es posible que en las instalaciones de la Central Hidroeléctrica Manuel Piar en TOCOMA, existan mafias que manejan el tráfico de estupefacientes, armas y comercien con los puestos de trabajo de tantos obreros decentes de Ciudad Guayana.

La situación es de tal caos, que los responsables de la construcción de la obra no son capaces de asegurar de manera seria las fechas de puesta en servicio de las unidades, pues no existe control por parte de ellos de la fuerza laboral que allí trabaja, debido al desmadre que impera por parte de los sindicatos y la vista gorda que al respecto se hacen todos los responsables gubernamentales.

Nos parece imprudente y poco respetuoso con todos los trabajadores de nuestra empresa que el Ing. Igor Gavidia haya ingresado como Directora de Telemática (Ing. Carmen Márquez) a una persona que pertenecía al cuerpo de jubilados de la empresa, en franca violación a las tradiciones empresariales que han imperado en los últimos años en nuestra empresa. Además, la Ing. Márquez hace gala de un irrespeto vergonzoso para con los trabajadores, quienes en resguardo de su seguridad económica en un país con escasas oportunidades profesionales no son capaces de alzar sus manos de protesta.

En nombre de ellos, especialmente, queremos dejar formalmente notificado que no compartimos el estilo irrespetuoso, grosero y vergonzoso con que son tratados nuestros compañeros de la Dirección de Telemática. El descaro de este último nombramiento gerencial ha llegado a su máxima expresión con el nombramiento del esposo de la Ing. Márquez como Gerente de la Dirección de Operación y Mantenimiento de Transmisión.

Tiene también que explicar el Ing. Gavidia cómo subsanará el déficit en el flujo de caja operativo de la empresa, la cual presentó números asombrosamente rojos durante el año 2009 que llevaron a la empresa a mantener impresionantes cuentas por pagar a los proveedores de servicios y materiales, con la consecuente paralización de las actividades empresariales. Para 2009 las previsiones de ingreso de la empresa apenas lograban cubrir los gastos directos de personal, situación que ahora se verá doblemente agravada con la aprobación de la convención colectiva única de trabajadores de la industria eléctrica.

Durante toda su historia, EDELCA siempre fue una empresa que pudo hacer frente a sus responsabilidades operativas y de expansión sin necesidad de recurrir al auxilio del ESTADO. Hace varios años que la empresa no es capaz de financiar sus propias obras de expansión y ya hemos llegado al extremo dañino de no poder cubrir nuestros gastos de nómina. Todo ello se lo debemos a la irresponsable injerencia de la política en el sector.

La evolución de esta crisis dependerá mucho de la actitud del Presidente de la República, de la manera en que éste logre convertirse en un ESTADISTA que esté por encima de las apetencias políticas del momento y convoque a los venezolanos a arrimar el hombro en lograr en consenso un conjunto de medidas que apunten tanto a la oferta como a la demanda de energía eléctrica. Esta crisis vino para quedarse. Responsablemente debemos advertir al pueblo venezolano que la situación de precariedad podría reducirse un poco con la llegada de las lluvias, pero para nada se resolverá a menos que el Gobierno Nacional asuma las responsabilidades del caso y convoque a todos los sectores de la vida política, económica y social del país a un gran consenso en la solución del problema.

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