Jorge también mintió. Y con cuanto regodeo. Aquel día, durante su homilía socialistoide, derrochó sarcasmo y no escatimó desparpajo en su disquisición. Pintó un país paradisíaco que no tenemos. Su cháchara fue tan socarrona y desdeñosa como suele hacerlo toda la prosapia revolucionaria. A imagen y semejanza del supremo paladín tropical, el de las excelsas-nobles causas perdidas. En esas peculiaridades rupestres nadie se les equipara. Ni a los tobillos les llegan. Son los propios, los reyes del tumbao. ¡Barbarázos!
Cual gurú, vacilándose la guayabera que dejó guindando, Jorge pontificó aquel venturoso Día del Señor. Entre otros temas neurálgicos para la vitalidad y larga vida del "poseso" bolivariano, hizo referencia a su tres Ferrari: Uno amarillo. Otro azul. Y el infaltable rojo-rojito. Aunque no lo declamara explícitamente, es sobreentendido que el manejo de dichos bólidos (ostentación capitalista que poquísimos se permiten, tanto por costosos como por el riesgo que se los roben) es compartido con sus camaradas Alí y Nelson quienes, aunque raudos y atrevidos al volante, no sortean los vericuetos y zanjas de la menguada economía nacional.
Según registran los cronómetros sociales, no desplazan bien estos Ferrari bolivarianos. Ninguno de los tres. Pistonean full. "Suponíase" que podía ser la gasolina brasileña con etanol. Pero resultó ser el combustible cubano del más rancio comunismo. Los Ferrari, Jorge, requieren nafta para que echen fuego y no gasóleo de Cienfuegos.
Por este otro fraude antillano, convalidado por los tres tenores del volante, sus bólidos son morrocoyas comparados con los 350 kph que desarrollarán la temporada próxima (de F1) los coches del caballino rampante pilotados por Fernando Alonso y Felipe Massa. Los de Jorge y sus coequipers son autos lerdos (¿los baches de Caracas?) y chocones (¿falta de conductores diestros). Circulan en retroceso como la CVG, Venalum, Pdvsa, Metro, Cantv, las empresas eléctricas, cementeras y otras expropiadas por el régimen (¿rumbo equivocado?). Estos "troncomóviles" de la fantasía de Jorge patinan. No marchan por buen camino. Van rumbo al precipicio de la historia.
Lo que sí rueda desbocada, a la velocidad de la luz y sin manera ni voluntad de darle un "parao", es la inseguridad. También el deterioro de la infraestructura (vías, acueductos, hospitales, escuelas, etc.) ¿Y qué decir de la inflación, el desempleo y la escasez? Compitieron con el PIB y lo enfriaron.
Los Ferrari de Jorge no sólo deben ser rápidos y tener buena amortiguación contra las troneras que no tapa su tocayo alcalde. Precisan un navegador satelital (GPS) para evadir las montañas de basura que tampoco recoge Jorgito. Pero es dudoso que adquiera ese adminículo vanguardista. No encaja con el primitivismo filosófico ni la arcaica ideología marxista. Menos con el sombrío socialismo del siglo XXI.
Miguel Sanmartín (*)
msanmartin@eluniversal.com
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