MARACO Y SU CONDICION.

Me encuentro soportando una penosa y traumática experiencia, pero a la vez muy instructiva porque vivo en un mundo competitivo a la mayoría de los hombres, donde los rivales nos inspiran aversión, un mundo plagado de inconformistas, disidentes y adversarios, donde los prejuicios no pueden ser eliminados mediante la legislación, haciéndome comprender que esos prejuicios solo pueden ceder ante una labor asidua y paciente y ante la educación.
En todo momento he tratado de exaltar al ser humano como individuo lleno de derechos en pro de su dignidad, por eso no comprendo cómo pueden creer los hombres que los honra el hecho de humillar a sus semejantes exponiéndolos a la befa y al escarnio de los fuertes y aun de los simuladores de fortaleza, imagino la respuesta; algunos hombres se sienten grandes elevando a otros y algunos propinándoles puntapiés y humillando a los demás, creo que esa es la diferencia entre el benefactor y el fanfarrón, ¿en que beneficia a un hombre una elevación si no se eleva a sí mismo?.
Es por eso que deseo emprender la tarea de purificar tanto a los opresores como a los oprimidos, confió en que eso contribuye al progreso y al rescate moral de nuestra nación, no conozco ni recuerdo a un solo ser humano que haya negado con decisión la autoridad de las leyes basándose simplemente en su propia naturaleza moral.
He hecho en todo momento lo que creo justo y no lo que creo fácil, cómodo, lucrativo o popular, seguro o impresionante, el único deber que tengo es hacer, en todo momento lo que considero justo, no me importa lo pequeño que pueda parecer el comienzo: lo que se hace bien una vez se hace para siempre
A pesar de ser sanamente político o políticamente sano, y pese a toda la fuerza adicional que me ha dado el encarcelamiento, no había podido lograr ni encontrar un nombre adecuado al origen de la injusta y caprichosa agonía por la que estoy padeciendo, hasta que finalmente di con la palabra VERDAD equivalente del amor y atributo del alma, fuerza y firmeza, así logre encontrar la raíz de los innumerables males de nuestra civilización, hay una discrepancia entre la palabra, el dogma y la acción.
Esta es la debilidad de las iglesias, los estados, los partidos y las personas, hay que curar esas discrepancias estableciendo la armonía en vez de la divergencia, aunque a veces me llamen loco, a ellos les digo, tengo salud mental porque en mi palabra, el dogma y la acción son una misma cosa y están integradas: “tal es el significado de la integridad que la verdad me hará libre”

JOSE MARACO DACRE